Tras haber sorprendido a todos los cinéfilos y a la Academia de Hollywood, Andrea Riseborough se ha posicionado como una de las firmes candidatas a ganar el Oscar a Mejor actriz protagonista.
Lo ha conseguido por su papel en To Leslie, una película independiente que marca el debut cinematográfico de Michael Morris y que, aunque apenas recaudó 27.000 dólares en la taquilla estadounidense, no necesita ser una gran producción para llegar a lo más alto.
Cate Blanchett destacó la interpretación de la actriz principal del largometraje mientras recogía un premio por Tár, Edward Norton escribió un hilo de Twitter sobre su papel, describiéndolo como "físicamente desgarrador"; y Kate Winslet calificó su trabajo como "la mejor actuación femenina" que ha visto en su vida.
Opiniones como estas del gremio de actores tuvieron el peso suficiente para que la actriz acabara siendo nominada, aunque esto implicase cuestionar todos los procesos de selección y protocolos, y acabó demostrando que, en realidad, lo que debería importar es el talento, aunque no haya sido lo suficientemente reconocido en una temporada de premios.
En esta película, que acaba de estrenarse en los cines españoles, se cuenta la historia de Leslie, una madre soltera que vive en Texas y que acaba de ganar la lotería. Lo celebra eufórica dando saltos y gritos de alegría, porque sabe que esta victoria cambiará su vida para siempre. Lo que no sabe es que este cambio será para mal y que acaba de zambullirse de lleno en una espiral de descontrol.
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Cuando aún estamos a medio camino de asumir su triunfo, el montaje nos sitúa unos años más tarde, dando lugar a un contraste muy impactante. Leslie está sola y vive atormentada, a punto de quedarse sin hogar. Todo el dinero que había ganado se esfumó hace mucho en a saber qué, tiene un problema serio de adicción al alcohol y parece que su futuro prometedor se reduce a recurrir a su propio hijo para no tener que vivir en la calle.
Camina sin rumbo fijo y aunque se empeñe en autoboicotearse, una noche acabará encontrando el motel de Sweeny (Marc Maron), una persona que le regalará la oportunidad de empezar de cero y le ayudará a recuperar la fe en sí misma, aunque ella la diese por perdida.
Existen muchas películas que hablan de las adicciones, de personas que caen en un pozo sin fondo y que intentan salir de él, tropezando constantemente y volviendo a caer antes de recuperarse y desintoxicarse definitivamente.
Sin embargo, To Leslie propone un viaje diferente, donde lo que importa no es solamente el problema que tiene la protagonista con la bebida, sino su manera de acomodarse en esa especie de purgatorio al que ha llegado y desenvolverse en él ante la atónita mirada del resto, que la observa con impotencia y compasión.
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Aunque intenten ayudarla, solo ella será capaz de escapar de la decadencia a la que ha sucumbido y del que parece su único destino posible. Solo Leslie sabe a dónde quiere ir a parar y aunque el espectador se aferre a los pequeños chispazos de esperanza que se encienden, la película acaba por apagarlos y llevarle a un lugar diferente que sigue quemando por dentro.
Este retrato tan complejo queda ensalzado por Riseborough, una actriz que redondea al personaje y le hace brillar en un contexto desgarrador. Prácticamente irreconocible en este papel, la intérprete se introduce en la historia y le da forma a dos caras diferentes de una misma moneda: la de una mujer deslumbrante y glamurosa que bebe y coquetea con extraños en bares; y la de una persona con una resaca perpetua que se empeña en alejar a todos los que intentan ayudarla a salir del agujero.
La actriz logra evocar muchas emociones diferentes en un mismo plano y con solo valerse de su mirada, haciendo historia con una película que parecía menor y que desde muy abajo y sin pretenderlo ha desdibujado los fijos parámetros de toda una institución. Solo por haber llegado hasta aquí después de un camino cuestionado y criticado constantemente, podría decirse que Riseborough ya es una ganadora indiscutible.