El fútbol es una de las pocas cosas que une a todos los españoles. Es transversal. Es de los pocos fenómenos donde hasta las ideologías desaparecen. Todo el mundo vibra con un partido de la selección española. El mundial de Sudáfrica que ganó nuestro país dejó imágenes para el recuerdo. No solo deportivas, con ese gol de Iniesta para la historia, sino a nivel colectivo. Las calles abarrotadas, la gente abrazándose, celebrando un sentimiento común irracional. Si uno lo piensa fríamente, millones de españoles celebraban que en la otra punta del mundo alguien había metido un balón en una red, pero la magia del deporte y del fútbol es que ese acontecimiento, tan nimio en su apariencia, se convirtió en algo hasta catártico.
Ese sentimiento de comunión también se vive en el cine. Cuando la pantalla se ilumina, cientos de personas se quedan en una sala oscura compartiendo una emoción común. Quizás por eso, por lo que tienen de acontecimiento social, el fútbol y el cine se han hermanado en varias ocasiones. Casi siempre ha sido el fútbol el que ha inspirado para contar historias, y en España es la selección española la que ha servido de materia prima para algunas de nuestras películas.
La última se llama Way Down, ha llegado a los cines este fin de semana y es la gran producción de Telecinco Cinema para este año. Un thriller dirigido por Jaume Balagueró y protagonizado por la estrella de The Good Doctor, Freddie Highmore. Y uno se preguntará cómo una película de suspense y robos usa el fútbol para su narrativa, pues con una idea brillante como punto de partida. Unos ladrones que quieren robar un tesoro del Banco de España, donde se encuentra la caja fuerte más segura del mundo, deciden que el único momento en el que pueden hacerlo es la final del mundial de Sudáfrica. La seguridad del país estará pendiente de los millones de personas que abarrotan las calles y que llenan Cibeles. De hecho, hasta las propias cámaras de la zona vigilarán aquel acontecimiento dejando un agujero de seguridad en un sitio impenetrable.
A eso sumen la pasión de nuestro país por España y un director del banco futbolero con los rasgos del enrome Emilio Gutiérrez Caba y ya lo tienen. Un thriller cuyo ritmo evoluciona al mismo compás que tuvo aquel partido. Primera parte, descanso, segunda parte empatados. Prórroga y Gol de Iniesta. Locura colectiva. Felicidad absoluta y final. Una metáfora que funciona. Eso sí, Way Down no fue la primera que usó la final del mundial que ganó España como arco narrativo. También la comedia se nutrió de esa estructura.
Fue Daniel Sánchez Arévalo quien lo hizo en 2013 con La gran familia española una comedia con tintes dramáticos y su sello personal. La historia de una familia que se junta para la boda del hermano pequeño que muchos no aprueban. El destino hace que el día elegido coincida con la final del mundial, porque nadie daba un duro porque España pasara de cuartos. Así, los líos entre los personajes (paternidades escondidas, relaciones sentimentales, rencores ocultos…), van surgiendo entre pase y pase. Con su descanso incluido y, de nuevo, un clímax a ritmo de prórroga con el gol de Iniesta como cima emocional del filme. De hecho, la propia selección acudió al preestreno como unas celebrities más.
El fútbol ha estado muy presente en nuestro cine en obras recientes como Días de fútbol, El penalti más largo del mundo o El portero, de Gonzalo Suárez, pero hubo un momento en el que el futbol o la Selección Española fueron algo más que una mera inspiración para las historias, sino que se convirtieron en materia prima de estrellas y actores. En pleno franquismo, el fútbol era el rey del ocio, y los futbolistas las auténticas estrellas de un país gris. Por eso, los miembros de ‘La roja’ fueron en ocasiones actores esporádicos con los que se intentaba aprovechar el éxito del fútbol para arrastrarlo al cine.
Pero el primer futbolista-actor fue Ricardo Zamora y lo hizo antes de que estallara la Guerra Civil. El portero que da nombre al trofeo al cancerbero que menos goles encaja cada año, y una auténtica estrella gracias a sus grandes paradas con la Selección, debutó en el cine con Por fin se casa Zamora, donde se reía de su soltería en una comedia costumbrista en la que se interpretaba a sí mismo ante el dilema de casarse con una prima suya por una gran cantidad de dinero. Ya durante la dictadura probaría suerte de nuevo con Campeones, otra película donde el fútbol era parte fundamental de la historia y donde salían otros compañeros como Jacinto Quincoces y Guillermo Gorostiza.
Los sustitutos de Zamora en cuanto a fama y en el mundo del cine fueron Di Stefano y Kubala, que también protagonizaron varios títulos. Ninguno con la selección como trama, pero con ellos como estrellas absolutas. La estrella nacida en Hungría fue el protagonista de Los ases buscan la paz en 1954, donde se aprovechó para meter una pulla contra el comunismo contando cómo el jugador huyó de su país para venir a jugar a España. Por su parte, el jugador del Real Madrid protagonizó Saeta Rubia en 1956. La película fue un fracaso, y la carrera cinematográfica de Di Stefano se mantuvo congelada hasta que siete años después realizara La batalla del domingo.
En España no hemos tenido desde entonces ningún futbolista convertido a actor, como sí ha ocurrido en Reino Unido con Eric Cantona, protagonista hasta de una película de Ken Loach, pero los futbolistas sí se han dejado querer por el cine y si alguien lo ha logrado es Santiago Segura, que con su saga de Torrente logró los cameos de muchos de ellos. En la tercera entrega estuvieron Cesc, Fernando Torres, Iker Casillas, Ivan Helguera y Guti; mientras que en la cuarta fueron Ramos, Arbeloa y Albiol. Fútbol y cine, una unión que aunque parezca fácil a simple vista, no termina de explotar, quién sabe si nos hace falta otro mundial para terminar de lograrlo.