Gabriele D'Annunzio es una de las figuras más complejas del mundo del arte italiano. El poeta fue alabado no sólo por su obra literaria, sino como héroe de guerra, y el mismísimo Mussolini siempre manifestó que se consideraba inspirado por sus ideas. ¿Cómo era posible que una persona tan culta y brillante apoyara el fascismo y viviera en connivencia con ellos? Una fuerza de la naturaleza que también fue temido por el dictador italiano, ya que D'Annunzio no aprobó su apoyo a Hitler que provocaría la entrada de la Segunda Guerra Mundial. Una declaración en contra del poeta podía provocar un terremoto en las calles, y por ello Mussolini se preocupó de controlar los últimos movimientos del artista.
Es ahí donde sitúa la acción El poeta y el espía, la ópera prima del director Gianluca Jodice, que observa a D'Annunzio en su jaula de oro mientras decide si alzar la voz o no. Sus dudas, y contradicciones saldrán a la luz en su encuentro con un joven oficial. Una relación especular que crecer gracias a la gran interpretación de Sergio Castellitto, que cree“que nunca en la historia política italiana ha habido un personaje tan amado en vida y tan odiado cuando se murió” como Gabriele D'Annunzio .
Para el actor y director “eso es por sus lazos objetivos que tuvo con el fascismo”. “Yo diría que el fascismo lo usó a él, tanto como él usó al fascismo. Pero eso pasa siempre, incluso en esta democracia imperfecta. El poder siempre está tentado de acariciar a los artistas y los artistas se sienten a gusto acariciados por el poder”, cuenta a EL ESPAÑOL sobre un filme que para él cuenta “la última parte de la vida D'anunzio, retirado de todas las aventuras políticas, es su momento de derrota”. “Se está enfrentando a la idea de la muerte, del final, que para él debe ser un momento verdaderamente trágico. Supongo que para todos, pero más para alguien como él cuya poética estriba en la fuerza del hombre, en el vigor, por lo que la muerte es una depresión”, añade.
Castellito borda a ese hombre que llega a su vejez, pero que sigue conservando intacto su carisma. Una interpretación magnética en un filme que reflexiona sobre la connivencia del arte y el poder. “Creo que el artista, según una idea que es un poco una utopía, debe estar siempre en contra de quien manda, del poder. En la vida real no siempre sucede, porque el compromiso es una de las contradicciones de los artistas. En general creo que hay mucha más política en un cuadro de Miró o de Picasso o en el surrealismo, que en un filme que se declara político. La política solo se explica a través de la existencia de las personas”, opina.
Aunque El poeta y el espía hable sobre el fascismo, cree que el filme no entabla un diálogo concreto con el auge de la extrema derecha en la Europa actual. “Se trata de un periodo histórico concreto, el fascismo de Musolini que no es comparable al momento actual. Las democracias nos han enseñado que gobierna la mayoría de un país, y si esa mayoría elige libremente a la derecha, la democracia nos dice que debemos aceptarlo”.
En general creo que hay mucha más política en un cuadro de Miró o de Picasso o en el surrealismo, que en un filme que se declara político
“El gran error de la izquierda, y lo digo como hombre de izquierdas, es no haber sabido interpretar ciertos valores y sentimientos populares. Se habla mucho de populismo, pero la izquierda no puede ya representar ese sentimiento de la clase media italiana. Es el gran drama que no ocurre solo en Italia, creo que también en España y en otros países. Creo que ahí está la clave del auge de la derecha. Los movimientos populistas de derechas han ocupado ese espacio que ha dejado la izquierda”, zanja.
La película fue la primera que llegó a las salas italianas tras el último confinamiento, y Castellitto valora estos meses como “un periodo dramático para las salas de cine y teatros, en el que hubo una especie de huida de películas a las plataformas, pero con la reapertura de salas, nosotros hemos sido los primeros en estrenar y la acogida que tuvo fue muy buena acogida, sobre todo considerando todos los problemas debido a la situación de la pandemia. El público que ama el cine ha ido corriendo a las salas”. Eso sí, hay cosas contra las que ni siquiera el cine puede luchar: “En Nápoles tenemos ahora 35 grados y la gente prefiere ir a la playa en vez de al cine, pero es que yo mismo iría a la playa”.