Desde que se presentó en el pasado Festival de Cine de Venecia todo el mundo ha hablado de Nomadland y la ha colocado como la gran favorita para los Oscar. Ahora no hay duda, tras su triunfo indiscutible en los Globos de Oro, el filme de Chloé Zhao es el rival a batir por los demás títulos. También por Netflix, que vio como de nuevo se le escapaba el triunfo. Ni Mank ni El juicio de los 7 de Chicago pudieron con esta historia producida y protagonizada por Frances McDormand sobre la comunidad nómada de EEUU, obligada a vivir en caravanas por la imposibilidad de pagar una vivienda en un país lleno de desigualdad.
Un filme emocionante, lleno de sensibilidad, con el que Zhao se confirma como una de las directoras a seguir en Hollywood – su próximo filme será de la mano de Marvel- y con el que ha hecho historia al ser la primera mujer asiática en ganar el premio a la Mejor dirección. También es la segunda directora en lograrlo tras Barbra Streisand.
La victoria rotunda de Nomadland dejó sin premio a Mank, la gran derrotada de la noche junto a Una joven prometedora. Y con solo uno a El juicio de los 7 de Chicago, el de mejor guion. Un galardón tan previsible que hasta el propio Aaron Sorkin se lo esperaba. Sorkin citó a Abbie Hoffman, el personaje de su película para hablar de la importancia de la democracia y cómo se cuida trabajando por ella, e hizo mención al intento de golpe de estado el pasado 6 de enero en EEUU.
Si el premio al mejor guion fue previsible, todo lo contrario fue el de Mejor actriz dramática. La lucha estaba entre Frances McDormand, por Nomadland; y Carey Mulligan, por Una joven prometedora. Los Globos de Oro optaron por una tercera vía y premiaron a la debutante Andra Day por EEUU contra Billie Holliday, el nuevo filme de Lee Daniels. La Asociación de la prensa extranjera se sacude también así la polémica de la última semana sobre la falta de diversidad entre sus miembros y entre las películas nominadas. De hecho, tres de sus miembros salieron al escenario a prometer que trabajarían desde ya por cambiarlo.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue el premio al Mejor actor en una película de drama para Chadwick Boseman por La madre del blues, que falleció por un cáncer el pasado verano. El intérprete de Pantera Negra dejó para el recuerdo una interpretación pasional y llena de fuerza que le han hecho ganar el premio por encima de nombres como Anthony Hopkins o Gary Oldman. Boseman apunta a ser la tercera persona en ganar el Oscar póstumo tras Heath Ledger y Peter Finch.
En las categorías de reparto el premio fue para Daniel Kaluuya, que perfectamente podría pasar por protagonista por su papel de Fred Hampton en Judas and the black Messiah, la estupenda película sobre el asesinato del líder de los Panteras Negras por el FBI. Un filme político, comprometido y que aprieta de cara a los Oscar. Ha sido una de las últimas en llegar, pero desde que se vio todo el mundo supo que Kaluuya va como un cohete a por todos los premios. De hecho, Kaluuya ha dejado sin galardón a los que hasta hace un mes eran los grandes favoritos, Sacha Baron Cohen por El juicio de los 7 de Chicago y Leslie Odom Jr, que ve como sus opciones van perdiendo fuerza.
En las categorías de comedia se cumplió el guion en Mejor película, donde la secuela de Borat se llevó el premio por encima de Hamilton. Muchos pensaban que la grabación del popular musical podría lograr un controvertido premio, ya que no es una película, sino que es teatro filmado. Finalmente, se impuso el buen juicio y la película de Sacha Baron Cohen se llevó el gato al agua. El actor se llevó también el premio al Mejor actor de comedia, el mismo que ya se llevó por el mismo papel en su antecesora. Era el año de Cohen y se merecía ese reconocimiento. Además, demostró genio y figura en su discurso y lanzó un dardo a Donald Trump.
Rosamund Pike dio una de las sorpresas de la noche al ganar el premio a la Mejor actriz de comedia por I care a lot, una película que todavía no se puede ver en nuestro país. Venció a Maria Bakalova, la revelación de la secuela de Borat, que lideraba las apuestas y para la que la propia Pike tuvo unas palabras por su valor en la polémica escena con Rudy Giuliani. Donde no hubo sorpresas fue en la categoría de Mejor película de animación. Pixar volvió a ganar. Pocos lo dudaban a pesar de la calidad de rivales como Wolfwalkers. Pero es que lo de Soul son palabras mayores, otra joya animada con la que apuntan a un nuevo Oscar.
Pero para campanada la de Jodie Foster, que recibió su tercer Globo de Oro en pijama y junto a su esposa y su perro. En esta ocasión como actriz de reparto por The mauritanian, una película con la que nadie contaba en las nominaciones y que se va con un premio para el que Glenn Close y Amanda Seyfried eran las favoritas. Cuidado con Foster, que coge vuelo para una carrera que acaba de comenzar.
La Asociación de Prensa Extranjera aplacó las críticas por la ausencia de Minari en las categorías importantes dándole el premio a la Mejor película en lengua extranjera a pesar de ser una producción americana. Un filme que está en todas las quinielas a los Oscar pero que aquí se ha tenido que confirmar con este premio para el que optaban pesos pesados del cine internacional como Thomas Vinterberg por la excelente Another round. También estaba entre las nominadas la película italiana La vida por delante, protagonizada por Sophia Loren y que sí se llevó el galardón a la Mejor canción. Un premio que corresponde a la cantante Laura Pausini junto a Diane Warren.
En una gala aburrida, tediosa, sin gracia y fallida -impropia de Tina Fey y Amy Poehler- tuvo que venir ella, la gran Jane Fonda para animar el cotarro. Salió al escenario tras ver un vídeo en el que no sólo se destacó sus grandes interpretaciones, sino su compromiso como una de las grandes activistas de la historia de Hollywood. Fonda emocionó con un discurso en el que habló de las películas nominadas para alabar el poder de contar historias y del poder para construir un mundo donde la diversidad sea algo más que una moda. Una de las grandes que aprovechó su premio honorífico para poner el dedo en la llaga sin dar un sermón. El gran momento de la noche y uno de los pocos que quedarán para el recuerdo.