“Tiene los ojos azules de tanto mirar al mar, pero el barquito que espera ya nunca más volverá. Todas las noches la niña se acuerda del capitán que por una ventana del cielo entre sueños le oye cantar”, ha arrancado Amaia su homenaje a su admirada Marisol, habiendo reconocido previamente que de pequeña era su mayor fan. La joven, con infinita delicadeza, ha honrado a su artista favorita, que persiste en su empeño de mantenerse alejada de los focos y que no ha acudido a recoger su Goya de Honor.
“Con la luz de tu corazón, una estrella en el cielo brilló, y al mirarla creía soñar, junto a ti, Marisol”, ha entonado la pamplonesa en una actuación emocionante tocando Canción de Marisol, compuesta por Augusto Algueró para la película Ha llegado un ángel. Sencilla, dulce, sólo con una pequeña armonía al piano de fondo. Sobria, pura, con un conjunto rojo y un gesto angelical y humilde. Al terminar la canción, ha bajado del escenario y ha besado en la mejilla a la hija de Pepa Flores.
María Esteve y Celia Flores, que han recogido el premio de su madre, se han expresado así: “Hace más de 30 años que nuestra madre tomó la firme decisión de bajarse de los escenarios y apartarse de los platós y los focos para siempre. Está emocionada, contenta y súper agradecida a la Academia, a los compañeros y a los mensajes tan bonitos que ha recibido estos días. Nos está viendo desde una televisión en un lugar tranquilo. Solamente queremos decirte, querida mamá, que desde ese lugar en calma que has conseguido y que tanto te ha costado, esta profesión que te ha visto crecer te otorga este reconocimiento”.