Madre mía la que se lió con las críticas de Star Wars: el ascenso de Skywalker, el cierre de la saga galáctica creada por George Lucas y cerrada, de momento, por J.J. Abrams en una película decepcionante que ha unido a casi toda la crítica para decir que la película no está a la altura. Lo he vivido en mis carnes, desde que se levantó el embargo y dije que me parecía mala se me echaron al cuello. Los argumentos eran de lo más variopintos, pero todos coincidían en algo: ni siquiera habían visto la película.
Hubo personas que me dijeron que había insultado al director por llamarle cobarde, algo que niego tajantemente. Cobarde es, según la RAE, aquel “sin valor ni espíritu para afrontar situaciones peligrosas o arriesgadas”. Y Abrams ha demostrado que es un cobarde de manual. Ni un ápice de riesgo y eso se nota en un filme que apela tanto a la nostalgia que acaba construyendo un guion en torno a sus guiños y apariciones sorpresas.
Pero bueno, al menos esta crítica era por algo concreto, porque lo mejor llegó cuando se publicó la crítica en vídeo, un formato que realizamos en este periódico desde hace meses y que nunca había tenido tanto éxito como ahora. Casi 70.000 personas lo han visto (puede que me vieran más personas que el último capítulo de El continental) y todavía me siguen llegando notificaciones de retuits, me gustas y, por supuesto, insultos.
Esta película me ha servido para darme cuenta que hay algo peor que la última película de Star Wars, sus fans tóxicos. Hace poco entrevisté a Amaia Romero, y con su habitual inocencia me decía que le divertían las peleas de los fandosms. No entendía a qué se refería y empecé a hacerlo cuando publiqué aquella entrevista. Sus fans y sus detractores se enzarzaron en una pelea sin cuartel que no tenía más argumentos que un amor o un odio visceral. Lo he confirmado con la crítica de Star Wars, por la que nunca me habían insultado tanto.
Por supuesto estaban los míticos ‘juntaletras’ o ‘becario’, algunos que cuestionaban mi preparación para hacer una crítica sobre una película. Si tienen tanta curiosidad les sugiero que vayan a mi página de Linkedin porque no les voy a hacer el trabajo sucio. Pero los que más me llamaron la atención fueron dos en concreto. Uno mencionaba al director de este periódico y pedía directamente mi cabeza. Mi despido por una crítica negativa de una película. Tal cual. Cómo están las cabezas, señores míos, para que alguien desee a otra persona que le echen de su trabajo por no estar de acuerdo con su opinión en, precisamente, un artículo de opinión.
El segundo era de alguien que me preguntaba si sabía que me estaba quedando calvo. Hombre, amigo, pues evidentemente, desde los 18 años que tenía más entradas que las que tú habrás comprado este año para ir al cine, aunque puede que hayas ido 35 veces a ver la última de Star Wars, así que puede que quedáramos en empate.
Pero esta columna no es una defensa a los insultos recibidos, si no que quiero que sirva como reflexión a un estado de crispación que ha llegado al cine, un sitio donde la gente va a disfrutar, a desconectar y a soñar. Como en toda actividad artística a veces se consigue y a veces no. A veces nos hacen volar y otras nos queremos cortar las venas, y no hay verdad absoluta, porque lo que a una persona le hará flipar a otro le horrorizará. Pero nunca pensé que la opinión sobre una película (o sobre un cantante) sacara lo peor de las personas. El guerracivilismo llevado a todo, al cine, al arte… Las dos Españas ya no son sólo la que apoya la investidura o no, sino también la que le ha gustado El ascenso de Skywalker y la que no.
No hay que entrar en ese juego. Esos fans no representan una saga que me hizo amar el cine cuando mi hermano me la ponía en un VHS en casa o cuando la pude redescubrir en cine gracias al reestreno de la trilogía original con efectos nuevos. Son gente que busca hacer daño y que incluso consiguieron que una actriz de Los últimos Jedi, Kelly Marie Tran, tuviera que cerrar su cuenta de Twitter por los insultos y acoso que estaba recibiendo. Por supuesto desde Disney les dieron la razón y en el Episodio IX sale menos de dos minutos aunque era una de las protagonistas del capítulo anterior. Lo siento, pero no nos representáis. Sois tóxicos y la fuerza no es fuerte en vosotros. Por suerte sois pocos, la mayor parte de fans quieren (queremos) a esos personajes, pero respetan cualquier opinión, y sabemos que al final es sólo un juego en la ficción.