Carlos Eduardo Robledo Puch era sólo un adolescente cuando empezó a cometer sus primeros robos. Un collar para una 'novieta', un reloj para fardar en el barrio… no había dilema moral. Él no creía en la propiedad privada de los demás, y cogía lo que le apetecía. Fue su iniciación en el crimen, y fue sólo el comienzo. Sus golpes se complicaron, se volvieron cada vez más ambiciosos y empezaron a mezclarse con el asesinato a sangre fría.
Con 19 años, el 15 de marzo de 1971, él y su compañero de robo, Jorge Ibáñez, se llevaban 350.000 pesos argentinos y huían. En aquel momento Carlos Robledo se giró y asesinó al dueño y al sereno del local. Fue su primer muerto y sólo tenía 20 años. No sería el primero, sino que detonó un gatillo en su interior que le permitía robar y asesinar de forma impune.
Pocos meses después, el 3 de mayo del mismo año, ambos jóvenes entraban en una tienda de Mercedes y dispararon a una pareja que dormía junto a su hijo recién nacido. El hombre murió. Ella fue una de las primeras que les acusó. Con 20 años fue condenado a cadena perpetua por diez homicidios calificados, un homicidio simple, una tentativa de homicidio, diecisiete robos, cómplice de una violación y de un intento de violación, un abuso, dos raptos y dos hurtos.
Cuando salió su foto nadie se lo podía creer. Aquel niño rubio, con rizos y cara de bebé no podía ser el criminal más buscado de Argentina. Parecía un querubín en vez de un asesino, pero todos los testigos le señalaban a él. Rápidamente su historia se convirtió en un fenómeno popular en su país, y él sigue siendo una extraña celebridad desde la cárcel donde cumple su condena.
Era raro que el cine no se hubiera fijado en semejante historia hasta ahora, y han sido los hermanos Almodóvar desde su productora El Deseo los que han financiado El Ángel, un filme dirigido por Luis Ortega (hijo del mítico Palito Ortega que compuso Corazón Contento) y que representará en los Oscar a Argentina, donde ha conseguido superar el millón de espectadores.
Salvo matar a alguien yo esas cosas las viví, y lo vi también en Lorenzo, esa sensación de inmortalidad, eso de que matar es sólo como un experimento casi místico o religioso
El Ángel se estrena ahora en España tras recibir halagos también en el festival de Cannes. Ortega ha convertido esta historia en un thriller pulp que encantaría al mismo Tarantino, lleno de ritmo y con una playlist musical envidiable. Parte del éxito del filme está en la elección del actor principal, un Lorenzo Ferro, hijo del mítico intérprete Rafael Ferro. Comparte con el criminal de cara de bebé ese aspecto de no haber roto un plato jamás, aunque al hablar con él uno descubre a un joven inquieto y deslenguado que está viviendo un pico de popularidad para el que no estaba preparado.
“Luis (Ortega) me dijo, te puedo salvar la vida o te la puedo cagar. De momento ha sido la primera, pero ahora que se estrenó también entiendo la segunda parte, porque ya no puedes hacer nada, ni salir a la calle, ni ir a una fiesta. Si estás en un sitio y te sacas un moco lo mismo te están filmando… pero esta película me hizo conocer a Luis, ver el mundo de una forma distinta, y me han pasado muchas cosas interesantes, pero es difícil enfrentarse a la fama y pasar de cero a todo. Yo me tiré del Empire State y caí mas o menos casi parado por suerte”, contaba el joven actor a EL ESPAÑOL en el pasado Festival de Cine de San Sebastián.
Parece que el criminal tiene que ser feo, pobre y negro, así de simple, y como él no lo era pues saltan y dicen que estas glamurizando a un asesino porque parece que no puede ser bello
Con motivo del lanzamiento, el auténtico Carlos Robledo Puch se apresuró en contar a los medios que no aprobaba la película, y que él era más guapo que Ferro y que tendría que haberle interpretado Leonardo DiCaprio. Luis Ortega no le da importancia a estas declaraciones, y siempre tuvo claro que si hablaba con ´-el “me hubiera arruinado la película”. “Honestamente, no es una película biográfica sobre un asesino, sino un asesino muy libre y muy nuestra que tiene más que ver conmigo y con Lorenzo que con él”, explicaba el realizador.
Luis Ortega mantiene que El ángel es, en muchos aspectos, casi autobiográfica, porque son las cosas que él conoció de niño. “Salvo matar a alguien yo esas cosas las viví, y lo vi también en Lorenzo cuando le conocí, le vi como alguien capaz de encarnar esa sensación de inmortalidad, eso de que matar es sólo como un experimento casi místico o religioso. Vi algo en sus ojos que me recordaba a esa época de mi vida en la que pensaba que si me tiraba de un piso 20 no me iba a morir porque eso era un cuento”, añadía.
Una de las críticas que ha recibido el filme, es que frivolizaba con la imagen del asesino, ya que nunca se veía a alguien arrepentido, sino que disfrutaba. Para Luis Ortega esa es la típica pregunta de “los progres”, algo que “responde a una idea muy básica de que el criminal tiene que ser feo, pobre y negro, así de simple, y como él no lo era pues saltan y dicen que estas glamurizando a un asesino que parece que no puede ser bello o estar recién bañado”. Carlos Robledo demostró que los asesinos pueden tener cara angelical y engañar hasta a su propia familia.