Los tiempos cambian, y las estrellas también. Si en los años 90 era una pelirroja, Julia Roberts, la que triunfaba con comedias románticas como Pretty Woman o Novia a la fuga, que presentaban a la mujer como un ser ansioso por encontrar una pareja que le devolviera la felicidad, la actualidad le ha dado la vuelta a la tortilla. Aquellos pastelones no triunfan en la taquilla, y el Hollywood moderno nos ha regalado a otra pelirroja, sólo que esta vez tiene claro que los papeles que coge nunca estarán definidos por los hombres que tiene a su alrededor. Jessica Chastain no se corta, y con su voz dulce y su extremada educación es capaz de decirle a un Festival como Cannes que no había visto ningún personaje femenino que mostrara a mujeres reales.
También se ha atrevido a ser una de las voces más críticas con Hollywood y su cultura del silencio, que durante años han permitido un caso como el de Harvey Weinstein. Hasta a Meryl Streep le dio un zasca vía Twitter cuando esta dijo que nadie sabía lo que ocurría hasta que ha saltado la liebre. La Chastain es de esas actrices que tienen raza, valor y que piden a gritos personajes fuertes que no quieran casarse, sino hacerle un corte de mangas al pesado que lleva horas esperando en la puerta con un ramo de flores.
Sus últimos personajes en filmes como La noche más oscura, El caso Sloane, o la próxima Molly’s game -que se estrena el 5 de enero y que ha presentado en España- son la muestra de que otro cine sin clichés es posible. Ella lo tiene claro, y busca “personajes que vayan más allá de los estereotipos femeninos que estamos acostumbrados a ver”. “Los medios y las películas no reflejan las mujeres que yo veo a mi alrededor. Creo que es importante que las mujeres en el cine no estén definidas por los hombres que las rodean, ni por sus relaciones sentimentales, sino por las cosas que hacen. Y eso es un reto para la sociedad, porque no están acostumbrados a ver a estas mujeres en los medios”, ha contado la actriz.
Molly’s game es la historia real de Molly Bloom, la organizadora de partidas clandestinas de póker más conocida de EEUU, que escribió un libro contando su historia. La de una mujer en un mundo de hombres que se vio acorralada por el FBI. Sus memorias y su historia de ascenso y caída sirven a Aaron Sorkin para crear otro guion afilado que no es más que un reflejo de lo que ocurre ahora mismo. “El guion está de actualidad, porque Molly es una mujer que trabaja para encontrar el éxito en un mundo donde las normas las ponen los hombres, y luego las cambian a su antojo. El guion explora el patriarcado que existe en la familia, en la industria y en el gobierno”, ha añadido Chastain.
El abuso de poder no ocurre sólo en Hollywood, pasa en la Casa Blanca, en Wall Street y hasta en la industria agrícola. Cuanto mayor es el liderazgo, mayores son las consecuencias
Su Molly Bloom sufre en sus carnes el machismo de la sociedad. Los hombres creen que es una más de sus posesiones, la tratan con la punta del pie y se creen con el derecho de decirla hasta cómo tiene que vestir “hasta que ella dice: hasta aquí, no voy a mancillar mi nombre, soy quien soy, y ella no renuncia a quién es”. “Aaron Sorkin lo muestra de una forma muy sutil, pero a Molly los hombres la acusan de estar liada con otros hombres, porque tienen esa idea de que ella es una conquista sexual, y lo hace de una forma muy sutil, pero muestra como los hombres creen que son propietarios de Molly", apunta.
Jessica Chastain ha hablado también del caso Weinstein y los casos de abuso de poder y acoso en Hollywood, que cree que se están llevando “la atención porque las actrices están en los medios”. “Esto no ocurre sólo en Hollywood, pasa en la Casa Blanca, en Wall Street y hasta en la industria agrícola. Cuanto mayor es el liderazgo, mayores son las consecuencias de ese abuso de poder. Hay que llegar a una situación de equilibrio en los consejos de administración de las empresas y dentro de cualquier industria para cambiar la situación”, ha zanjado.
El debut en la dirección de Sorkin ha centrado su historia en una mujer y ha elegido a una directora de fotografía en vez de a un hombre, algo inusual en Hollywood y que Chastain valora muy positivamente. “Aaron ha elegido contar esta historia sobre políticas de genero, con una mujer de protagonista, una directora de fotografía y ha escogido a Idris Elba para interpretarse a sí mismo. Es inspirador. Espero que cualquier persona de la industria que tenga el poder de Aaron Sorkin, que lleva trabajando 30 años en Hollywood, haga lo mismo y así se puedan cambiar las cosas”, ha comentado la actriz a la que todavía se le resiste el Oscar.
Chastain llegó a conocer a la auténtica Molly Bloom. Lo hizo en el mismo hotel donde ella organizaba sus famosas timbas y tuvo acceso total a ella durante todo el rodaje para componer un nuevo personaje que se une a su catálogo de mujeres fuertes con los que ha triunfado en una industria que está cambiando gracias a la fuerza de actrices como ella.