La actriz Carrie Fisher, que dio vida a la princesa Leia, ha fallecido a los 60 años tras sufrir el viernes un infarto en un avión rumbo a Los Ángeles y tal como ha confirmado la revista People.
El portavoz de la familia ha mandado un comunicado oficial al medio en nombre de la hija de la actriz, Billie Lourd, que decía lo siguiente: "Billie Lourd confirma con una gran tristeza que su amada madre Carrie Fisher ha fallecido esta mañana a las 8:55. Todo el mundo la quería y la echaremos mucho de menos. Nuestra familia agradece a todo el mundo sus rezos y buenos pensamientos”.
Fisher, hija de la actriz Debbie Reynolds y el animador Eddie Fisher, mamó el mundo del espectáculo desde que era una niña, pero no fue hasta 1977, con 21 años, cuando llegó la fama. Lo hizo con un película en la que nadie confiaba. Una fantasía galáctica que mezclaba el western, las películas de samuráis y un universo propio y que llevaba el nombre de La guerra de las galaxias. Hasta los propios actores bromeaban sobre el filme entre toma y toma, pero George Lucas convirtió esa aventura en una de las películas más importantes de la historia del cine.
Su éxito fue también el de Carrie Fisher, que a partir de ese momento quedó para siempre marcada por ese personaje, al que también interpretó en sus secuelas, El imperio contraataca y El retorno del Jedi. Tras abandonar al mismo durante décadas, la actriz volvió a retomar a la guerrera princesa Leia Organa en el nuevo episodio de la saga, El despertar de la fuerza, estrenada el año pasado. El rodaje de la nueva entrega, el Episodio VIII, todavía sin título definitivo, acababa de terminar y habrá que esperar para ver como continúa la saga tras esta triste noticia.
Mucho más que Leia
A pesar del éxito de la trilogía original de George Lucas, Carrie Fisher nunca destacó como intérprete. Tras El retorno del Jedi paseó por películas que no hacían olvidar a la famosa princesa, y en la últimas décadas su presencia era casi testimonial o incluso divertidos cameos en filmes como Scream 3, Austin Powers o series como 30 Rock. Con El despertar de la fuerza Fisher había vivido un resurgir de sus apariciones, y también acababa de rodar la tercera temporada de Catastrophe, la serie británica donde interpreta a la madre del protagonista, una malhumorada y malhablada señora siempre acompañada de su perro. En eso sí que se parecía a la actriz, que siempre iba por las alfombras rojas acompañada de su inseparable perro Dylan.
La imagen de Fisher ha quedado grabado en la mente de todo el mundo como la princesa Leia, pero su labor en el cine fue mucho más importante y menos visible. Muchos de los éxitos de los años noventa son lo que son gracias a sus manos y su talento. Carrie Fisher trabajó durante años como 'script doctor' (doctora de guiones), una labor muy popular en Hollywood que consiste en arreglar los guiones de otras personas. Una tarea raramente acreditada, pero fundamental en el resultado final. Así títulos como Sister Act o Hook, pasaron por su bolígrafo antes de estrenarse. de hecho Fisher tiene un cameo casi invisible en el filme de Steven Spielberg, que reconocía así su trabajo.
También como novelista adquirió bastante notoriedad, suya es Postales desde el filo (1990), la obra que vivió su adaptación al cine de la mano de Mike Nichols y con Meryl Streep con protagonista, así como Delirios de la abuela (1993) y Lo más horrible existe (2004).
Conocida por su sentido del humor y su forma de afrontar las cosas, Carrie Fisher abrió la caja de los truenos con sus memorias Wishful Drinking (2008) en las que confesaba con mala leche e ironía sus adicciones a la droga y al alcohol, así como todas las presiones y problemas que acarrea la fama a una joven de veintipocos años. HBO convertía poco después el libro en una serie de hilarantes monólogos.
Precisamente en estos momentos se encontraba promocionando un nuevo libro de sus memorias, The Princess Diarist, en el que publicaba sus diarios, entre ellos los que tenían lugar durante el rodaje de la famosa saga y en los que confesaba que estuvo enamorada de Harrison Ford. A pesar de ese fracaso sentimental, Fisher estuvo casada fugazmente en los años 80 con el cantante Paul Simon, y posteriormente tuvo una relación con el representante Bryan Lourd, fruto de la cual nació su hija Billie Lourd, también actriz.