Era de esperar. Del revés (Inside Out), dirigida por Pete Docter [ganador del Oscar por Up y nominado por su contribución en cintas como Toy Story o Monstruos S.A.] y Ronnie Del Carmen, se ha hecho con la estatuilla por mejor película de animación, categoría incorporada a los Premios Oscar en el año 2001. Es la novena vez desde entonces que Pixar sale triunfante, pero esta vez no lo ha hecho frente a grandes estudios norteamericanos -tradicionalmente nominados- como Walt Disney Pictures o DreamWorks, sino frente a compañías que adquieren vigor edición a edición como el StudioCanal francés o el nipón Studio Ghbili. Esta noche, la pequeña Tristeza se encarga de Anomalisa, El niño y el mundo, La oveja Shaun y El recuerdo de Marnie, las nominadas pero no vencedoras. Alegría, con su pelo corto azul y sus vítores, de todo lo demás.
Del revés -nominada también a mejor guion original- ha sido, hasta ahora, el mayor reto en la carrera de sus directores: trata el proceso interno de una niña que debe adaptarse a su nueva vida tras mudarse con su familia a otra ciudad. La idea se le ocurrió a Pete Docter cuando empezó a notar cambios en el comportamiento de su hija de 11 años: "Me pregunté qué es lo que pasa dentro de nuestra mente a esa edad", explicó.
"Este premio es muy importante, porque esta película nos ha privado de horas de ver crecer a nuestros hijos. Si estáis tristes, enfadados, decepcionados, si no sabéis qué os pasa por dentro... no creáis que no podéis hacer nada. Podéis escribir, pintar, crear para que el mundo cambie", han declarado los autores al recoger la estatuilla.
Es una película "para niños de 46 años" -aseguró en una ocasión el director, bromeando con su propia edad-: "No creemos que los niños no la hayan entendido, al revés, pillan las cosas mucho mejor que los adultos". Confiando en la intuición infantil y en la sensibilidad de los adultos, Docter y Del Carmen parieron cinco personajes -cinco emociones- tras consultar muchos estudios sobre la mente humana y entrevistar a varios investigadores. Eso sí, tras simplificar sus respuestas, una emoción se quedó por el camino, la sorpresa, ya que no encuadraba en la historia de la película.
Cada personaje contó con cientos de versiones en la fase de diseño. Las emociones se inspiraron en formas geométricas básicas: un cuadrado (la Ira), un círculo (la Tristeza), un triángulo (Asco), el dibujo esquemático de un sol (Alegría) y una línea retorcida en forma de interrogación (Miedo). Pixar, el gigante de la animación, lo ha vuelto a hacer. Y la Academia -y la crítica, y el público- han vuelto a rendirse ante ellos.