1. En 1991 Kathryn Bigelow estrenó una eficaz crítica al reaganismo envuelto en una cinta de acción estimulante y bien ejecutada.
2. La cinta protagonizada por Patrick Swayze y Keanu Reeves era una tontería, pero se ganó sus adeptos por el carisma y la técnica demostrada por Bigelow.
3. Dentro de esta dinámica del remake en la que está metida Hollywood, el de Le llaman Bodhi parece uno de los más injustificados de la historia.
4. Los ladrones ya no son simples surferos, sino también moteros, paracaidistas, y snowboarders. Poliatletas entregados a la pirotecnia técnica.
5. Paisajes franceses, italianos, austríacos, suizos, venezolanos… De la espiritualidad californiana hemos pasado a la sensibilidad global(izada).
6. Lo que este remake pretende es propulsar el vigor adrenalínico de la película original adaptándolo a los gustos y técnicas actuales.
7. También parece intentar hacer el mismo estudio de la masculinidad exultante, mostrando las relaciones entre hombres desde un punto de vista performativo.
8. El resultado aquí es un bromance forzado. La química entre sus actores está completamente ausente durante toda la cinta.
9. Cuando los moteros salen por la ventana del último piso de un rascacielos y abren el paracaídas es imposible no pensar en Furious 7.
10. Lo cual no deja de ser gracioso, cuando el primer film de Rob Cohen era en sí mismo un remake poco encubierto del film de Bigelow.
11. Así que en Point Break podría haberse aprovechado la ocasión. Crear un uróboros de significantes que fluyera entre esas dos obras anteriores.
12. Pero estamos ante una película producida sin ningún cariño. Nada de la Gran Ola de Bodhi, nada del cariño fraternal de Toreto. Nada.
13. Buena parte de la trama se centra en completar los Ocho Ozakis, unas pruebas prescritas por un eco-gurú japonés para restaurar el daño ecológico del hombre.
14. Y el lustroso diseño de producción ofrecido por Udo Kramer entra directamente en conflicto con el mantra anti-materialista de esta pandilla.
15. He visto mejores diálogos en películas de la productora Asylum. Y mejores historias de adictos a la adrenalina en Deporte Extremo.
16. La presencia femenina es tratada de una forma que sólo se puede tildar de negligencia. Una mala broma, más en los tiempos que corren.
17. El problema de fondo: la desconexión entre dirección y cinematografía. La acción y el relato marchan a dos velocidades, como desacompasadas.
18. Una se pregunta si no hubiese sido mejor dejarse de peregrinos pretextos y hacer un documental sobre deportes de riesgo. Habríamos ganado todos