Por segunda vez, Angelina dirige y guioniza su última película, By The Sea. El protagonismo lo comparte en pareja. Los Brangelinos coinciden en el set de rodaje después de que Mr & Mrs Smith les uniera.

La superproducción muestra a una desavenida pareja en un viaje por la costa francesa de los sesenta. La pareja no escatima en peleas, riñas y algún que otro revolcón. Brad Pitt encarna al marido de la insoportable, soporífera, y en ocasiones malvada, Vanessa. Una bailarina retirada interpretada por una rubia Angelina.

Brad Pitt no es el único integrante de la familia que aparece en By The Sea: Shiloh Jolie-Pitt usa un tirachinas con el que impacta en la cabeza de su padre. Una pequeña pero jocosa escena donde su hija muestra su lado gamberro. 

Animada probablemente por George Clooney -íntimo de Brad-, Angelina aparece asentada en su nueva faceta. Su penúltima producción, Unbroken, fue aderezada con buenas críticas. El film no dejaba indiferente al espectador: una consecución -exagerada- de puñetazos, campos de concentración y palos a tutiplén dio a conocer, con fortuna, al actor Jack O'Connell.

Una nueva etapa se une a su faceta profesio-familiar, debido a que la actriz se ha visto sobresaltada por sus problemas de salud. Ha declarado que en los últimos meses el rodaje y el hospital han sido sus escenarios. "Voy a poder decir que he llegado a los 50", declara Angelina en el reportaje promocional para Vogue USA.

La madre y la abuela de la actriz murieron a los cuarenta por culpa del cáncer. El nuevo papel de Angelina encarna dos vertientes bien diferenciadas: su lucha contra su destino, que le ha llevado a ser ejemplo de coraje al verse abocada a una doble mastectomía, y una reciente extirpación de ovarios. Y su inolvidable faceta solidaria.

La otra Angelina resurgía en los Oscars 

Angelina es mucho más que poses provocativas pero, sin duda, ponen la guinda a su ejemplo. Con un vestido negro de escote escultural, avanzó por el escenario pletórico de dorados en los Oscars 2012. La ocasión merecía el derroche. La actriz posaba sugerente pero con un ápice de aparente recato. Cuestión de segundos, ¡zas!. Una pierna de cuello de jirafa atraviesa el Versace. Poco importa que el Oscar al mejor guión -y tercero para el premiado- recayera en Woody Allen y se lo devolviera a la Academia. Angelina Jolie resurgía como ninfa de la belleza. 

Las copias son irremediables pero nunca rozan la sabiduría del primer impacto. La nueva musa del que no recoge Oscars, Emma Stone, no salió triunfante en el último intento. La actriz de veintiséis años dejó ver su ropa íntima pese a llevar un Elie Saab de vuelo largo. Nota al margen: si la copia es literal intenta que no sea en la misma gala en la que lo hizo la anterior compañera de profesión.

La top Anja Rubik probó en la Met Gala con parecido resultado. Sus huesos y la postura provocó sorpresa.

Al margen de las comentadas apariciones estelares de Angelina, la actriz es abanderada de múltiples acciones solidarias. Implicada en la erradicación de la violencia sexual en zonas de conflicto o con la situación de Camboya. Su hijo mayor Maddox lo atestigua. Labios (naturales), piernas, versaces contra proyectos, donaciones e implicación real en ayuda humanitaria afgana (por ejemplo). Los extremos se tocan en la familia ideal.