Como todas las historias posapocalípticas, la de Fallout también comienza con el fin del mundo, uno ambientado en un (retro)futuro alternativo, inspirado en la cultura de la posguerra de los años 50 en Estados Unidos, la de la sociedad de la abundancia y el ideal del sueño americano.
También el de la paranoia de la Guerra Fría y el cataclismo nuclear, por lo que en medio de la fiebre del consumismo una empresa comienza a comercializar refugios autosuficientes de lujo, "por lo que pueda pasar mañana". Y ese mañana en forma de bombardeo atómico llega cuando solo se habían construido unos pocos y arrasa con el mundo tal como se conocía.
A través de los puntos de vista de una "moradora de los refugios", un ghoul (o necrófago) y un miembro de la Hermandad de acero, tres formas de ver (y haber vivido) la vida totalmente diferentes, la serie muestra cómo doscientos años después, la sociedad se divide entre los privilegiados que han sobrevivido bajo tierra, en sociedades organizadas; y los que habitan la superficie tóxica, aquellos que consiguieron adaptarse al entorno y conviven con mutaciones en el más absoluto caos donde solo impera la ley del más fuerte.
Ese sería, a muy grandes rasgos, el contexto general del punto de partida de Fallout, de la que solo he podido ver cuatro episodios al momento de escribir este texto (la mitad de la temporada). Texto en el que -aviso a quien pueda interesar- solo hago una valoración de la serie y no de la adaptación, porque no estoy familiarizada con los videojuegos que adapta.
Lo primero que alguien puede preguntarse es qué tan amigable es Fallout con el espectador que llega por primera vez a este universo a través de la serie. A vosotros os diré que se comporta como una gran anfitriona, porque mientras el fan de la saga se deleita con los guiños y comprobando qué tan fiel es el paso del juego a serie, los recién llegados podemos disfrutar de sorprendernos a cada paso, porque tiene una mitología rica y cada revelación y encuentro con nuevos personajes y criaturas mutantes son totalmente inesperados.
Pero lo más inesperado de la serie quizá es su tono y hablar de esto me viene bien para responder a otra posible pregunta, al menos una que me hice yo: ¿necesito ver otra serie posapocalíptica si ya sigo The Last of Us y la vida real parece una distopía?
La serie de Prime Video se verá beneficiada por el éxito de la serie de HBO, porque a pesar de encontrar algunas similitudes temáticas, de filosofía ante la vida y de dinámicas entre algunos personajes cuando viajan juntos, el tono es el punto diferencial de Fallout, y lo que puede dar el impulso definitivo a los indecisos.
Con media temporada vista puedo decir que las interpretaciones son de diez, el diseño de producción es espectacular, los personajes son interesantes, los misterios intrigantes y que es una serie sorprendente, muy entretenida, violenta y muy gore. De esa forma festiva que se vive el gore cuando se ve en una sala llena de gente que disfruta con la serie B. Yo le daría una oportunidad.