Érase una vez, al caer la noche, la historia de una joven que decide acudir al baile que organiza Palacio para conocer al Príncipe Encantador. Este viernes, Amazon Prime Video nos invita a abrir el baúl de los recuerdos, ese lugar en el que un día decidimos guardar los libros de cuentos y cerrarlo para siempre. Tras remover un poco, nos encontramos con Cenicienta, ese clásico cuento de hadas del que recordamos poco más que un zapatito de cristal y una calabaza gigante que se transforma en un coche de caballos. Sin embargo, tras escuchar la voz del narrador y situándonos en el hogar de la protagonista, nos damos cuenta de que hay algo en la película que no será como cualquier otra adaptación de Disney.
Bajamos las escaleras de la casa hasta llegar al sótano, un lugar coloreado de una manera tan cálida que nos permite obviar el polvo y la suciedad de la que se rodea Ella, la protagonista. Al asomarse y aparecer en pantalla por primera vez, vuelve a revolotear esa mosca tras la oreja, y nada parece corresponderse con el cuento original, en el que la protagonista era una alta y rubia joven de ojos azules. Camila Cabello es la responsable de protagonizar esta nueva versión del cuento de hadas originalmente escrito en Alemania.
El espectador la conoce de primera mano y descubre cómo ese nombre en realidad es un apodo, con el que sus hermanastras ridiculizan la ceniza que siempre queda pegada a su piel. Aun así, Ella decide no darse por vencida y comienza a zafarse de las convenciones que la historia original le impone, decidiendo hacer del sucio y apartado lugar en el que vive el punto de partida del camino que la llevará a cumplir sus sueños.
Aquí es cuando se escucha la única canción original de la película, compuesta por una Camila Cabello que además de debutar como actriz, también se estrena participando en la banda sonora de una película. Pronunciando They’re gonna know my name (van a conocer mi nombre), Ella pisa fuerte y comienza a escribir su propia historia, adueñándose de su destino y dejando claro que conseguirá que el mundo la conozca por sus propios méritos, cueste lo que cueste. Será este el comienzo de la ruptura y el "zapatazo" que Kay Cannon, directora de Cenicienta, decide propiciar a la historia original, que entre unos números musicales bien llevados a cabo, forma un puzle cuyas piezas encajan perfectamente.
Otro de los elementos más llamativos de la película es la emblemática aparición de Fab G, un personaje mágico interpretado por Billy Porter que sustituye al hada madrina. Al entrar en escena con los afilados tacones y su brillante y despampanante atuendo, Fab G no solo ayuda a Ella, sino que además, subraya otro de los mensajes más importantes del film: que cualquier persona puede sentirse reflejada en los cuentos de hadas y conseguir lo que se proponga, sea cual sea su raza, género u orientación sexual.
Al final Cenicienta se desvincula de sus moldes por completo, quejándose de unos zapatos de cristal que le hacen daño y resultan incomodísimos (aunque debe llevarlos igualmente), y se reconcilia con los obstáculos que se oponen a su felicidad, tal y como ocurre con su madrastra, a la que quizá se termina endulzando en exceso.
Es muy importante que los niños -y los que no lo somos tanto- tengan referentes en los que verse reflejados, y una película tan entretenida, divertida y musical es una excusa ideal para crearlos. Porque aunque los cuentos los escribieran señores blancos, cualquier persona con dos dedos de frente ya se ha podido dar cuenta de que el mundo no es así. Ojalá este sea el primer paso, las princesas por fin se actualicen y no resulte en un amago que se deja el zapato por el camino.
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