Este tipo de galas se han convertido una plataforma política para disparar todo tipo de mensajes sociales (sobre todo contra Trump), pero en estos Premios Emmy, no hay mucho donde rascar. La mayoría de los protagonistas se llevaron sus intervenciones escritas de casa y apuntadas en un papel, restándole emoción al momento. Se salvó, como siempre, Patricia Arquette, que llamó la atención sobre la persecución de las personas trans al invocar entre lágrimas a su difunta hermana Alexis, que era actor y activista transgénero; o Michelle Williams y Peter Dinklage, que pusieron el foco sobre la importancia de la igualdad y la diversidad a la hora de producir una serie.