Grifols es la empresa que posee el monopolio de la sangre en España. Está compañía catalana es el tercer mayor productor del mundo de plasma sanguíneo y otros hematoderivados. Cualquier hospital español que quiera obtener este tipo de productos, tiene que comprárselo a Grifols. Choca que la empresa que monopoliza la sangre de los españoles quiera irse del país. Esta firma, cuyos fundadores eran conocidos en sus orígenes como “Los vampiros de Sarrià” y que crece gracias en parte a la sangre de los españoles, se ha convertido en el símbolo empresarial independentista por definición.
“Grifols se queda”. Parafraseando a Piqué, los medios afines al independentismo sacaban pecho porque el mayor productor de derivados de sangre de España (y el tercero del mundo), con base en Sant Cugat (Barcelona) no se ha llevado su sede social a otras ciudades españolas. El actual propietario, Víctor Grifols Roura, es un independentista convencido. Jamás lo ha ocultado. Fue el autor de la célebre frase “Tiri endavant, president. No s'arronsi” (“Tire adelante, presidente. No se arrugue”) dirigida a Artur Mas respecto a la declaración de independencia. La Generalitat, por su parte, le respondió reconociéndolo con la Creu de Sant Jordi, el principal galardón que concede el gobierno catalán. Estos detalles, junto a otros como el hecho de ser la única empresa española del IBEX35 que ha mantenido su sede social en Cataluña, han convertido a la marca en una especie de emblema del independentismo.
Pero… ¿es Grifols tan patriota catalana como parece? A efectos prácticos no. Grifols ya se llevó la sede fiscal en 2015 a Irlanda, donde el impuesto de sociedades es del 12,5% y no del 28%, como sucede en España. Cuentan que a Artur Mas le pareció una traición. Pero los negocios son los negocios. "Grifols es una compañía global y realiza sus operaciones donde más le conviene a su negocio", zanjó Víctor Grifols Roura, presidente de la compañía y nieto del fundador Josep Antoni Grífols JR.
Los vampiros de Sarrià
Con Josep Antoni Grífols JR (fallecido en 1958 curiosamente de leucemia, un cáncer en la sangre) empezó todo. Él fue el médico pionero que manipulaba sangre en un pequeño laboratorio de la zona alta de Barcelona después de la Guerra Civil, y al que la prensa de la época llamaba con recelo “El vampiro de Sarrià”.
En 1940, Josep Antoni fundó los laboratorios que llevan su apellido. Desarrolló una innovadora técnica en materia de tratamiento de sangre llamada plasméresis, el primer gran hito de la ahora multinacional. A partir de ahí, la empresa empezó a posicionarse en la vanguardia del sector de la medicina. El fundador murió en 1958 y la empresa pasó a manos de su hijo Víctor Grífols Lucas.
De la mano de Víctor Grífols Lucas llegó la expansión y la internacionalización en los 90, así como la creación de filiales en el extranjero y la pérdida de la tilde del apellido Grífols en la empresa. Victor Grífols Lucas murió en 2015, pero antes de su fallecimiento modificó el consejo de administración de la empresa y puso al frente a su hijo Víctor Grífols Roura (Barcelona, 1950), que sigue al mando junto a su hijo Victor Grífols Deu y su hermano Ramon Grífols Roura.
El negocio está en Estados Unidos
Los vampiros de Sarrià acabaron dominando el mercado de la sangre en España, aunque el 83% de su mercado se encuentra en Estados Unidos; un país donde se paga por donaciones. El 17% restante de su volumen de negocio se reparte entre España y la República Checa. Eso respecto a la sangre que entra. Sobre los productos ya manufacturados que salen rumbo a hospitales, la multinacional llega a países de los cinco continentes. Ahora mismo, Grifols es la empresa española con mayor inversión y plantilla en Estados Unidos.
La salida a bolsa de la empresa se produjo en mayo de 2006. Cada título valía poco más de 4 euros. Ahora, casi 12 años después, la acción de la empresa catalano-irlandesa está por encima de los 32 euros. Además, desde que estalló el conflicto catalán en octubre, sus acciones no se han resentido en bolsa. Sus pérdidas desde el 1 de octubre son del 1,5, un porcentaje que entra dentro de los cálculos previsibles por las fluctuaciones de la bolsa.
El monopolio de la sangre española
¿Cuál es la importancia de Grifols en el mercado español de la sangre? Es absoluta. Grifols tiene el monopolio de este sector. Cualquier hospital español que quiera comprar plasma sanguíneo o hemoderivados tiene que pasar a la fuerza por esta empresa. Aún y así, los cálculos de Grifols están lejos de nuestro país. Recientemente presentó un viabilidad económica hasta 2021 en el que prácticamente se olvida de España y centra su mercado casi en exclusiva en Estados Unidos. Desde Grifols han pedido en numerosas ocasiones que en España también se remunere la donación sanguínea, tal y como pasa en Norteamérica. En nuestro país no es legal. La donación de sangre es un gesto totalmente altruista.
Así, la muy catalana Grifols pide la independencia de Cataluña, mantiene en Barcelona su sede social y algunas de las plantas importantes de manufacturación, pero nada más. La sede fiscal se la llevaron a Irlanda para pagar menos impuestos, el grueso del negocio está en Estados Unidos, donde tienen previsto expandirse aún más, y algunas de sus sociedades de control están en Holanda, donde radica el grupo Rodellar Amsterdam, que posee el 6,15 por ciento de Grifols. La diversificación geográfica del negocio es una de las claves por las que a esta firma no le ha afectado apenas mantener su sede social en Cataluña.
Se quedan... pero ya están fuera
Tras la desbandada de empresas de Cataluña, Grífols se erigió en el gran estandarte del independentismo. La gran esperanza de los separatistas que pretendían demostrar así que el cambio de sede social no es necesario para mantener un escenario de seguridad jurídica. Pero Grifols hace tiempo que se fue, al menos en parte. De Cataluña y de España. Sonadas fueron las declaraciones de Víctor Grífols Roura en 2016, cuando ante la falta de consenso de los políticos españoles que llevó a España a un temporal vacío de poder, proclamó que “no se vive tan mal sin gobierno”.
Aunque los Grífols se definen como independentistas, ya han demostrado un fuerte desapego territorial. De hecho, la semana después del referéndum, la empresa abrió una puerta a marcharse de Cataluña, declarando (en un comunicado oficial, porque no conceden entrevistas a medios de comunicación) que “en el hipotético supuesto de que la actual situación derivase en un nuevo escenario que pudiese afectar el curso normal de los negocios o de la situación financiera de la compañía, el consejo acordaría las medidas necesarias”. Porque al final, la sangre es la sangre… y la pela es la pela.