Los habitantes de La Aljorra, una pedanía de Cartagena (Murcia), comparan el cáncer con un resfriado. Según su percepción, es un lugar en el que esta afección se propaga como un virus. Y para buscar una explicación han encontrado una cabeza de turco: Sabic, la fábrica de plásticos situada a escasos kilómetros de la localidad.
La visión de los aljorreños es casi mitológica: entre los cultivos de alcachofas, naranjos y lechugas se erige este monstruo que escupe humo por las noches. Tienen miedo y cuando uno siente un dolor, enseguida piensa: "Tengo cáncer". Así lo explican Pilar, Mari, José Antonio, Pepe y Flori. Cuatro de ellos padecen cáncer y la quinta ha visto morir a su tía y a dos primas de cáncer de mama, además de tener una tercera prima que lo sufre actualmente.
Hasta hace poco solo era una intuición sin base científica, pero recientemente ha sido publicado un estudio sobre la incidencia de cáncer en La Aljorra en menores de 15 años. Los resultados apuntan que en esta localidad hay el triple de casos de los que se esperaría para una población como la aljorreña (menos de 5.000 habitantes) y lo relaciona con la existencia de Sabic. Pero, ¿qué se puede interpretar exactamente de la investigación? ¿Qué relación real hay entre Sabic y los casos de cáncer infantil? ¿Y la tasa de cáncer en adultos es realmente alarmante?
El pueblo, arrepentido de rechazar una macrocárcel
Al hablar de un tema complejo como este hay que tener en cuenta tres factores. Primero, el cáncer es multifactorial, es decir, aunque se probase que hay una relación entre una mayor incidencia de cáncer en esta zona y la existencia de la fábrica, no se podría afirmar categóricamente que los residuos tóxicos industriales lo causan (académicamente: correlación no implica causalidad). Segundo, no se puede hablar de cáncer en general, sino de tipos de cáncer específicos; en el estudio, de hecho, se apunta a tres en concreto que afectan a niños: linfoma no Hodgkin (LNH), linfoma de Hodgkin (LH) y tumores del sistema nervioso simpático. Tercero, el pueblo está alarmado ante lo que ellos consideran "muchos casos de cáncer" en adultos, pero la investigación no ofrece datos en población mayor de 15 años, solo en niños (ocho casos en total en La Aljorra); eso significa que ni siquiera hay datos de prevalencia, solo impresiones de sus habitantes, que podrían ser erróneas.
En La Aljorra nadie se refiere a la fábrica como Sabic, sino como "la General" —pronunciado como "la yéneral", en inglés—. En 1989 instalaron en La Aljorra una fábrica americana llamada General Electric Plastics dedicada al plástico. En 2007, la vendieron a una de las mayores firmas químicas del mundo, la saudí Sabic Basic Industries.
Jacinto, de 74 años, recuerda que la General fue instalada después de que el pueblo se manifestase contra la construcción de una macrocárcel: "Ojalá hubiésemos dicho que sí a la cárcel aquella, pero nos daba miedo. Nos movilizamos y se paró el proyecto. Todos tan contentos. En el mismo sitio donde iba a estar la cárcel pusieron la General. Nos dijeron que habría trabajo para todo el pueblo, pero allí solo trabajan cuatro de La Aljorra. Y ahora nos están contaminando".
Mateo, de 74 años, limpia ajos que él mismo ha cultivado. No quiere hablar del tema pero al final suelta: "Lo que echan por la chimenea... Aquello es veneno puro, nenica". Su hijo tuvo cáncer de próstata con 21 años, y se le reprodujo de nuevo a los 40; lo achaca a la existencia de Sabic: "No digo que sea por el humo que tiran y que respiramos, igual es porque están contaminando los cultivos y luego nosotros nos comemos eso", dice. "Fuimos tonticos, si hubiésemos dejado que pusiesen la cárcel ahora tendríamos seguridad y vigilancia, habría un cuartel de la Guardia Civil aquí...", añade Mateo.
Francisco Cavas es el presidente de la Asociación de Vecinos de La Aljorra. Tiene ojos claros y gafas oscuras. Me lleva hasta una de las calles del pueblo, la de la Purísima, de unos 50 metros de longitud: "Aquí en apenas tres años han muerto ya cinco mujeres por cáncer de mama. ¿Es o no es para que estemos preocupados? Mi vecino tiene cáncer de testículos, el marido de una compañera de teatro murió de cáncer y ella tuvo de mama, allá arriba hay tres casas con vecinos enfermos de cáncer...", explica.
Pilar tiene 72 años y hace teatro con Francisco. Después de que su marido falleciese de cáncer hace cuatro años, a ella le detectaron uno de mama. "Por suerte solo me quitaron un pellizquito del pecho derecho, el otro lo tengo perfecto", cuenta con los estudios médicos en mano. "Me quitaron también siete ganglios de la axila porque había riesgo. Yo sé que no puedo decir que es culpa de Sabic, pero cuando tú te levantas con peste por todos lados, ves que hay ceniza negra en las ventanas y sale un estudio que habla de cáncer y de la fábrica... ¿qué esperas? Es normal que estemos asustados. Yo no quiero que mis hijos se cojan un cáncer, para ellos ha sido muy duro que sus dos padres tuviesen uno", añade. Asegura que al menos conoce a otras diez mujeres en el pueblo que tienen o han tenido cáncer de mama. "Ellas no quieren hablar, aquí esto no se comenta. Da miedo".
En el pueblo ni siquiera sabían que había ocho niños con cáncer. "Nos hemos enterado después de leer la investigación que se ha publicado. No sabemos ni quiénes son", afirma Flori. Ella ha visto morir a su tía y a dos primas de cáncer de mama y tiene una tercera prima que está en tratamiento. "Me hago ecos cada seis meses, me da pánico. Me he llegado a plantear seriamente quitarme las dos mamas para que no pueda salirme, pero ¿y qué consigo con eso? Imagínate que luego me diagnostican cáncer de ovarios. No puedo condicionar mi vida por esto, pero miedo tengo, claro".
Al centro cívico de La Aljorra llega un informe médico de una mujer de 42 años con cáncer de mama. No quiere dar su nombre pero le dice a Francisco Cavas: "Pásaselo a la periodista, cuantos más casos se vean, mejor. Hay que denunciarlo". "Este es un sitio pequeño, ya bastante duro es tener cáncer como para que lo sepan los vecinos y te estén preguntando todo el rato con pena: '¿Qué?, ¿cómo vas?'. Influye eso y que mojarse con este tema es muy jodido. Todo el mundo sospecha que es la fábrica, y más después del estudio, pero nadie puede decir que sea la culpable porque no tenemos pruebas contundentes", explica José Antonio Zapata, de 42 años, aljorreño y con cáncer de testículo. Y añade: "Por eso hemos emprendido esta lucha vecinal, queremos que se visibilice".
José García Marín, de 57 años, está en tratamiento por un cáncer de vejiga que le diagnosticaron hace seis meses. "Me pilló... mal. No piensas que te va a pasar a ti, aunque aquí en La ALjorra desde hace unos años no nos extraña tanto", dice. Este yesero retirado reconoce que los médicos en ningún momento han relacionado su cáncer con la cercanía de la fábrica. "Quizá nuestro miedo es infundado, pero una noche que la fábrica echó un humo descomunal, los perros, que duermen fuera, amanecieron completamente negros. Tinte, tinte. Te asustas, porque igual no es por lo que respiramos, sino por lo que comemos. Nuestros cultivos están al ladico de la fábrica".
José Antonio Zapata ha recibido quimioterapia, tal y como apunta su informe médico, y ahora está estable. "Me quitaron un testículo pero me queda otro que vale lo mismo", cuenta con humor. Él es uno de los que se ha planteado mudarse a otro lugar en un intento de huir del supuesto "veneno" que inhalan. "Aprovechan para quemar los residuos tóxicos por la noche, para que no nos demos cuenta. O también los días nublados, que se nota menos. En un día de sol no verás las chimeneas echando humo", apunta.
Este periódico ha tratado de contactar con un portavoz de Sabic y con el jefe de seguridad del mismo para tratar cuestiones como qué productos se incineran, si es cierto que queman sobre todo de noche —las afirmaciones de José Antonio, aunque coinciden con las de más vecinos, no dejan de ser puramente empíricas— o qué medidas de seguridad toman. Sin embargo, han rechazado hacer declaraciones. Ginés Bastida, del gabinete de comunicación de Sabic, remite un comunicado estándar en el que se declara lo siguiente: "Sabic desarrolla su actividad conforme a la normativa establecida por la ley; las emisiones de la planta de La Aljorra están dentro de la normativa establecida por la ley y controladas por la Administración".
¿Qué tiene que ver el Bisfenol A?
En 2010 el pueblo comenzó su particular batalla: no exigen el cierre de la fábrica, sino que no quemen los residuos cerca de sus casas. Comenzaron a organizarse y a pedir a las instituciones —ayuntamiento de Cartagena, Consejería de Medio Ambiente de Murcia— que estudiasen los riesgos de vivir a cuatro kilómetros de una fábrica de plásticos que incinera sustancias catalogadas como peligrosas. Francisco Cavas reconoce que no tenían fundamento científico alguno, solo sospechas. Pero han tomado la investigación publicada este mismo año como arma principal para sustentar sus afirmaciones. ¿Qué dice realmente el estudio?, ¿y la Consejería de Medio Ambiente?
El estudio, publicado en la prestigiosa revista científica Environmental Research, ha sido elaborado por un equipo de investigación de la Unidad de Salud Medioambiental de La Arrixaca (Murcia). Ha sido encabezado por el médico Juan Antonio Ortega, doctorado en medio ambiente y cáncer pediátrico, junto a los doctores Alberto Cárceles, Diana Sotomayor, Rebeca Ramis y el matemático Fernando López.
En declaraciones al periódico La Verdad, Juan Antonio Ortega reconocía que "de los resultados no se puede extraer una relación directa" y que "son necesarias más pruebas". El informe sugiere una posible asociación entre la proximidad a ciertas industrias y el riesgo de cáncer en niños.
El estudio determina que en La Aljorra hay un clúster: una agrupación significativa de casos de cáncer pediátrico que, aquí en particular, supera en casi tres veces la incidencia esperada respecto al resto de la Región de Murcia. Pero también hay clústeres en Cabezo Beaza, donde se concentran varias empresas dedicadas a la gestión de residuos, y en Lorca, cerca de la cementera Holcim que cerró en 2013. Los tipos de cáncer son linfoma no Hodgkin (LNH), linfoma de Hodgkin (LH) y tumores del sistema nervioso simpático.
En La Aljorra es donde hay mayor número de afectados: tres veces más de lo que se esperaría para una población de menos de 5.000 habitantes y en un periodo de tiempo determinado. Entre 1998 y 2015, se han registrado ocho casos de tumores del sistema nervioso simpático (neuroblastomas) en menores de 15 años, cuando lo esperable según la incidencia media era no haber superado los tres casos. Aquí no hay casos de linfomas (LNH y LH), sino que estos se han detectado en Cabezo Beaza y Lorca.
"Los datos representan una poderosa llamada de atención para seguir investigando", afirmaba el doctor Ortega. Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con dicho investigador para analizar los resultados del estudio que ha encabezado. Tras un correo electrónico y tres llamadas a su despacho en el hospital no ha contestado.
El estudio no relaciona los tres tipos de cáncer con ninguna sustancia química, pero en el pueblo tienen claro que es por el polémico Bisfenol A. Basan sus sospechas en un informe realizado en 2016 por la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente de Murcia. En él se señala que "Sabic está autorizada desde 2009 a incinerar y coincinerar residuos peligrosos, entre ellos el Bisfenol A" (también llamado BPA). Incluso aportan las cantidades de BPA incineradas entre 2011 y 2015. Sin embargo, hay varios asuntos que requieren un estudio solvente, tal y como apunta Fernando Gomollón-Bel, químico y comunicador científico del Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ).
"No quiero menospreciar la opinión de la gente del pueblo, entiendo que estén en alerta tras ver el estudio, pero yo mandaría un mensaje de tranquilidad. Por ejemplo, se quejan del humo que sale de las chimeneas [de Sabic]. Mucha gente se queja del humo que sale de las chimeneas de las centrales nucleares y es 100% agua. Puede que en este caso lo que sale ni siquiera sea tóxico", apunta Gomollón-Bel.
En el supuesto de que, en efecto, lo que sale de las chimeneas sea producto de la incineración de Bisfenol A "no debería ser un problema al entrar en contacto con el aire": "El Bisfenol A es una molécula que contiene fenoles, y los fenoles se oxidan muy rápido. Para poner un ejemplo práctico: los aguacates enseguida se ponen marrones porque contienen unos fenoles que se oxidan en contacto con el aire. Habría que ver si esas moléculas producto de la quema y la oxidación son tóxicas", explica el químico.
Un estudio sobre cáncer y medio ambiente del Ministerio de Sanidad señalaba que la exposición a sustancias como el Bisfenol A en países occidentales —en algunos como Francia su uso está prohibido por principio de cautela— "se produce por medio de los alimentos, del uso de productos de higiene o cosmética, o por la contaminación del agua de consumo". "La preocupación actual se centra en el posible rol de sustancias como el Bisfenol A en el desarrollo de endometriosis, cáncer de mama [...], cáncer de próstata y testicular... Sin embargo, las evidencias científicas hasta el momento no permiten establecer una relación de causalidad", concluye el informe.
Gomollón-Bel aboga por hacer un estudio que determine si realmente aumenta el riesgo de determinados tipos de cáncer al estar expuestos al Bisfenol A (o a otro compuesto químico que se utilice en la fábrica). "Igual de verdad la fábrica está contaminando un montón y no lo sabemos, pero precisamente porque no lo sabemos no podemos concluir nada". De hecho, según el estudio, hay una mayor incidencia de cáncer infantil, pero no se especifica la incidencia de cáncer en adultos. Primero habría que estudiar lo segundo. "Respecto al cáncer infantil, puede que sea por muchos motivos, incluida la exposición a otros productos tóxicos por otras vías, y no por la fábrica. Con esto quiero decir que entiendo que la gente esté preocupada y por ello es razonable hacer un estudio en profundidad, pero la alarma social no favorece".