Cuando Gustavo Ron puso la primera piedra de Café&Té en 1993 tenía tres obsesiones entre ceja y ceja: la calidad del producto, el lugar de cada local y los más pequeños detalles, como la vajilla. El empresario hostelero no fundó solo la cadena, pues lo hizo con su “amigo” Miguel Ángel Fort, que ya entonces era un experto en el mundo del café. La suma de esos ingredientes en una buena coctelera alumbró un imperio que cuenta hoy con 26 cafeterías.
Pese a ello, Café&Té no camina solo por la vida. Pertenece a un grupo empresarial de restauración, la Compañía del Trópico, que tiene 130 locales entre todas sus marcas y que cerró 2023 con una facturación superior a los 30 millones de euros. “Aproximadamente el 25 % de la facturación es de Café&Té”, explica el CEO del grupo, Augusto Méndez de Lugo (Granada, 1975), durante una conversación con EL ESPAÑOL. Ésta ocurre en el Café&Té del número 18 de la calle de Goya, la primera cafetería de la cadena; la piedra angular del proyecto que una vez soñaron Gustavo Ron y Miguel Ángel Fort.
En la mesa, precisamente, está sentado Gustavo Ron (Zaragoza, 1945), en cuyas canas reside la historia de Café&Té. Para conocer su origen hay que retroceder más de 30 años. A principios de los 90, este empresario era el segundo consejero delegado del grupo hotelero HUSA, que pertenecía al expresidente del Barça, Joan Gaspart. Era una de sus personas “de confianza”, pero Ron, aunque no estaba a disgusto, “quería mayor independencia”.
Por entonces conoció a Miguel Ángel Fort, quien “tenía una torrefactora muy moderna en Lérida, por ello, era el proveedor de café para HUSA”, explica Gustavo Ron. Él, que ya tenía dudas sobre su futuro en el grupo hotelero, decidió abandonarlo tras los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. “Entonces tenía 48 años y pensaba que uno a partir de los 50 tiene que quedarse en el mismo trabajo hasta que se muera y yo no me veía más tiempo ahí”, confiesa Ron.
Fue en este momento cuando se embarcó en la creación de GR Servicios Hoteleros –ya extinta–, que gestionaba los servicios de comidas de varios hospitales. Además, fue cuando Gustavo Ron recibió una propuesta de Miguel Ángel Fort: “Me dijo: '¿Por qué no montamos una cadena que pueda seguir de alguna manera el modelo de Starbucks?'. Yo le dije que no sabía lo que era y me lo explicó: 'Son unas cafeterías que hay en Estados Unidos que les va bien'. Viajamos allí y vimos cómo eran y al volver a España abrimos el primer Café&Té, aunque en nuestro caso no apostamos tanto por el marketing. Apostamos por el café”.
De Goya a España
Antes del café y los productos que iba a vender la nueva empresa de Gustavo Ron y Miguel Ángel Fort, era necesario un local. “Algo que siempre tuvimos claro fue que debíamos encontrar ubicaciones excelentes en las ciudades, en lugares clásicos, donde la gente quedara, etc. Por ello, el primer local que abrimos fue éste. Antes era una joyería y, por ejemplo, no existía el piso en el que estamos. Sólo estaba el de abajo, así que hubo que construirlo”, recuerda Ron, mientras señala el suelo y recorre con su mirada el local. A partir del Café&Té de Goya se empezaron a abrir diversos locales por Madrid y otras ciudades.
En todos ellos se cuidaba la estética, con decoraciones que evocaban lugares muy conocidos. “Por ejemplo, el que hubo en Gran Vía estaba inspirado en Londres”, dice. Todo estaba cuidadosamente elegido. El propio Ron, de hecho, hasta elegía los modelos de las vajillas y los vasos que se usaban. Lo tenía todo en su mente. “Luego los encargábamos a China y nos lo traían”, explica Gustavo, recordando ese crecimiento continuado.
Nueve años después de aquella primera apertura, en 2002 llegó a España Starbucks, la cadena que en el pasado había inspirado a Ron y Fort. ¿Les afectó? “No, porque entonces hubo un choque cultural con la tradición española. Aquí estamos acostumbrados a sentarnos, pedir el café y que nos lo traigan. Y, claro, a principios de los 2000 ese modelo de autoservicio en cafeterías no era muy común y, en ese sentido, nosotros apostábamos por servir en mesa, etc.”, explica Gustavo Ron.
Como toda empresa que quiere crecer, había llegado el momento de encontrar nuevos inversores. En 2006, llega 3i que se mantendría con algunas acciones durante poco más de una década, hasta el año 2014. En ese momento, tanto este grupo como Gustavo Ron vendieron. “HIG se hizo con el 47% de la compañía que pertenecía al capital riesgo 3i”, explican fuentes de la Compañía del Trópico.
A partir de ahí, se desencadenó una sucesión de operaciones de compraventa de acciones, participaciones, incorporaciones, etc., que provocaron profundas variaciones en la Compañía del Trópico y, en algunas ocasiones, situaciones de inestabilidad. Pero el gran golpe llegó con la Covid-19. “Como a todas las compañías de restauración, la pandemia impactó al negocio y Compañía del Trópico tuvo que recurrir a créditos ICO con distintas entidades financieras para tratar de reparar la parálisis que sufrieron sus locales tras la pandemia. La crisis dificultó la desinversión de HIG quien tuvo que paralizar procesos de venta por recibir ofertas que estaban muy por debajo del precio esperado”, dicen las mismas fuentes.
La caída y la “remontada”
Lo que ocurrió fue que la Compañía del Trópico y Café&Té cambiaron varias veces de manos. Además, el cierre de los interiores de los locales impactó gravemente en su economía hasta que, hace un año, el fondo private equity PHI Industrial “se hizo con el control de la compañía vía ampliación de capital”. “Antes de esto, el ánimo que había en la compañía era un ánimo sufridor, porque veníamos de una mala dinámica y la situación era difícil”, explica Augusto Méndez de Lugo, actual CEO de la Compañía del Trópico y, por tanto, de Café&Té.
Él llegó hace poco menos de un año al puesto y, de hecho, ni siquiera estaba en la empresa. Licenciado en Derecho, siempre se dedicó a los grupos de restauración pasando por el Grupo Vips o por Burger King, entre otros. También fundó el grupo FoodBox, pero hace unos años la Compañía del Trópico llamó a su puerta a causa de su dilatada experiencia en la gestión de grandes grupos hosteleros.
Asumió el cargo y analizando estos 11 meses en el puesto opina que el objetivo de “cambiar el ánimo de la compañía se está cumpliendo”. “Tenemos un equipo excelente y agradecido y en el momento que han visto que estamos teniendo nuevas aperturas o, por ejemplo, que hemos celebrado la comida de Navidad por primera vez en años, puedo decir que ha vuelto la ilusión. Tenemos ahora un ánimo de remontada. Lo hemos pasado mal, pero creo que somos una empresa muy buena que va a salir adelante”, sostiene el CEO, esperanzado.
Por el momento, los 825 empleados de la compañía, de los cuales 150 son de Café&Té, están con ese “ánimo remontada”. Y no sólo eso, sino que Café&Té está renovando su carta y lanzando todo tipo de productos de Navidad para relanzar la marca. “Eso sí, lo que no ha cambiado es el cuidado que tenemos con el café”, culmina Augusto Méndez de Lugo. Un cuidado que siempre ha sido básico para sus fundadores Gustavo Ron y Miguel Ángel Fort desde que en 1993 se lanzaran a abrir un proyecto que ha ido atravesando décadas en nuestro país.