El fallecimiento de María del Mar, de 18 años por un ictus que derivó en un derrame cerebral y que fue diagnosticado como una otitis no sólo va a quedar en la reclamación patrimonial al Servicio Andaluz de Salud -ya parcialmente estimada- y en una demanda civil que ya ha sido interpuesta en el juzgado. El abogado de la familia, José Luis Ortiz, subraya a EL ESPAÑOL que la sorprendente desaparición del sistema informático del SAS del informe de alta hospitalaria, emitido a las 8,33 horas del 18 de septiembre de 2023, y que prueba el diagnóstico erróneo de otitis "es un delito", y que la familia va "a por todas".
Al contencioso administrativo, en el que reclaman 182.323,10 euros al SAS en concepto de indemnización por el fallecimiento de la joven, se le podría unir "una querella por la vía penal" para que se investigue judicialmente "quién borró el documento" del sistema Diraya, dejando oficialmente como alta hospitalaria el segundo: el emitido pasado el mediodía, cuando ya en el Hospital de Puerto Real (Cádiz), y tras mucho insistir, le habían realizado el TAC craneal que detectó la verdadera dolencia que, por el retraso en el diagnóstico, acabaría causándole la muerte.
Pero a la madre de la joven, Estefanía, le dieron a esa hora de la mañana, y en mano, el informe, pudiendo ser aportado a la causa. "Lo más burdo es el error de diagnóstico, y luego, la falsedad documental en un documento oficial. Aquí un médico se la ha jugado sin saber que a la madre se lo dieron en papel".
El SAS ya respondió a la reclamación patrimonial previa a la demanda. La estima parcialmente: reconoce que "se produjo un retraso en el diagnóstico", según la documentación a la que ha tenido este periódico y que rubrica la facultativa médica del Servicio de Gerencia de Riesgos. No han entrado en el error de diagnóstico.
"Lo han hecho así", desgrana Ortiz, "porque estiman que el retraso supone una pérdida de oportunidad, es decir, al no estimar que haya error de diagnóstico, no es una negligencia médica. Y la indemnización se calcula en función del porcentaje sobre el valor de la vida humana con respecto a la pérdida de oportunidad, no al error de diagnóstico".
También estima el SAS que los síntomas que alertan de un ictus "son variables", algo que rechaza la madre, Estefanía. "Los síntomas eran de libro. No hablaba, no se tenía en pie, se hacía pis encima, tenía convulsiones, sudoración... La niña no tenía otitis", cuenta a EL ESPAÑOL. De hecho, advierte el abogado de la familia, "quien le mira el oído y dice que es otitis no era otorrino. El otorrino la vio después, descartándola. La niña tenía el oído enrojecido porque a las 5 y media de la mañana se cayó en el baño al darle el ictus y el oído recibió el impacto al caer".
El urgenciólogo
La familia advierte que aquel día la llevaron en primer término a las urgencias de un centro de salud de Chiclana de la Frontera (Cádiz). Fue atendida a las 6,21 horas y a las 6,27 fue dada de alta pero derivada a las Urgencias de su centro hospitalario, en Puerto Real (Cádiz). La demanda, consultada por este periódico, refiere que la joven había perdido el conocimiento en casa, y que había perdido el control en los esfínteres. En el reconocimiento, se observó "dificultad para mantener y levantar el brazo izquierdo", por lo que debería "haberse activado el código ictus".
Ya en las Urgencias del hospital de Puerto Real, minutos antes de las 7 de la mañana, es atendida por dos MIR y su estado empeora. Se vuelve a hacer pis encima, no puede mantenerse en pie y pierde el habla. A la madre le llegan a preguntar si su hija "no habla o es que es así". A las 8,33 le dan de alta con el diagnóstico de otitis externa, y le prescriben medicación oral para los vértigos y unas gotas para el oído.
"Había un médico de guardia a cargo de las MIR. Un urgenciólogo. A una de ellas se le escapó delante de la madre que les había dicho que no le despertaran a menos que alguien viniera con las tripas metidas en un canasto. Con algo sumamente grave. Y no lo despertaron", narra José Luis Ortiz.
Tras el alta, la familia se negó a llevársela y pidió que vieran de nuevo. La hermana de Estefanía, enfermera en el Hospital Universitario de la capital gaditana, insiste. "No me reconoce, no es autónoma, no habla. Mi sobrina no se mueve de aquí, les dijo, y exigió más pruebas, como un otorrino que descartase la otitis y un TAC", detalla el abogado.
Es entonces cuando, en primer término, se descarta el TAC, el otorrino la ve y no ve rastro de otitis. El facultativo de nuevo turno se da cuenta de que lo que calificaban de escalofríos eran, en realidad, convulsiones. "Cobran conciencia de que hay algo gordo" y le hacen dos TAC, uno sin contraste y otro con él. El resultado: trombosis de senos venosos, edema, áreas infartadas en el hemisferio cerebral derecho, colapso parcial de ventrículo lateral ipsilateral, y hemorragia en el lóbulo temporal derecho.
A partir de ahí, todo es velocidad, pero ya era tarde. Habilitan una ambulancia medicalizada que la traslade hasta Cádiz para ser operada de urgencia por un neurocirujano. Y emiten el papel del alta, a las 12,30 horas, que sí figura en el sistema informático y que detalla todos los síntomas que manifestaba María del Mar desde su llegada a Urgencias antes de las 7 de la mañana. El documento, como al que presuntamente no aparece en el sistema Diraya, ha sido consultado también EL ESPAÑOL, y no especifica la hora de ingreso en Urgencias.
Las siete horas
En Cádiz fue intervenida, pero a los padres se les advirtió de que tenía mal pronóstico: habían transcurrido 7 horas,"lo que vulnera el protocolo del Servicio Andaluz de Salud", desde que se desmayase en casa, y no fuese diagnosticada correctamente hasta las 12,30 horas. En las Urgencias del Hospital de Puerto Real permaneció más de seis. Tras la operación, María del Mar entró en muerte cerebral y falleció a los dos días en la UCI.
La demanda recoge que "existe una contradicción entre la alta domiciliaria de fecha 18 de septiembre de 2022 a las 08:33 horas con el diagnóstico de 'otitis' el cual no aparece en el programa informático 'Diraya' del SAS y que fue entregado en mano a los padres; y el alta con derivación a la U.C.I del Hospital Puerta del Mar a las 12:30 horas del mismo día. (...) Existe una clara ocultación por parte del SAS del alta precipitada con diagnóstico erróneo (...), ya que ha sido eliminado del programa informático (...) y sustituyéndola, únicamente, por el alta con derivación a la UCI del Hospital Universitario Puerta del Mar con diferente hora".
Este periódico ha contactado con la Consejería de Salud, de la que depende el SAS, solicitando información sobre la desaparición del documento en el sistema Diraya y por los posibles motivos, sin que al cierre de esta edición hayan respondido.
Ortiz manifiesta que ahí "se evidencia además la omisión de pruebas diagnósticas en las Urgencias del Hospital de Puerto Real, cuando allí tenían de todo". En cuanto a la desaparición del documento, Ortiz insiste en que fue "un intento desesperado de eliminar el alta de las 8,33 horas, porque sabían que habían metido la pata".