En la Axarquía malagueña no llueve. Eso puede ser normal. Pero tampoco hay agua almacenada en los pantanos, y eso no es tan normal. ¿El culpable? Un consumo de la agricultura muy superior al ingreso por lluvia. El resultado son unas reservas en estado crítico en la comunidad que no dan ni para los riegos, ni casi para el consumo humano -muchas localidades ya sufren cortes y restricciones- y el campo está cada vez más seco.
Jeffry Rutherford ha sufrido esa sequía en su propia cabaña cerca de Sierra Nevada, en la frontera entre Málaga y Granada. Al final de un abrupto camino, en un claro entre pinos, encinas y acebuches salía una manantial donde Jeffry construyó su casa.
Incluso ideó un sistema por el que canalizar parte de ese manantial hacia un hoyo horadado en el suelo y hacer su pequeño ‘jacuzzi’ rústico: "Teníamos una fuente que daba agua todo el año. Podía vivir ahí mientras tuviera ese chorro". Hasta que le pasó lo que le pasa a los arroyos en verano: "Se secó porque no llueve y porque los de ahí abajo (los cultivos de subtropicales de la Axarquía malgueña) se han bebido el agua".
Los cultivos de subtropicales -aguacates y mangos, principalmente- han tenido un vivo crecimiento al fragor del mercado y gracias a las temperaturas amables, pero hay un problema: La necesidad de mucha agua. Según la FAO estos cultivos, originarios de centroamérica, tienen una huella hídrica de hasta 1.981 litros por kilo en el caso del aguacate y 1.800 en el caso del mango.
Aun así, la situación en Andalucía es alarmante. A pesar de la copiosa lluvia del fin de primavera, el problema sigue siendo el déficit hídrico entre el agua que hay y su consumo. La cuenca andaluza mediterránea en la que están Granada, Málaga y Cádiz, se encuentra en estado crítico rozando el 28.53% de su capacidad (en el momento de escribir este reportaje a finales de julio). La misma semana del año pasado, que no fue bueno, estaba al 30.32% y la media de los últimos diez llegaba a un 50%. Algunos pantanos están en verdadera emergencia; La Viñuela (Málaga), el pantano de la Axarquía, no llega al 17%.
¿Grazalema se seca?
La Sierra de Grazalema (Cádiz) es la zona de España en la que más llueve. Y están apareciendo cultivos de subtropicales por todos lados. Antonio Fernández, activista de Verdemar-Ecologistas en Acción, ha denunciado esta situación a la UE, ya que el río Guadiaro, que nace en Málaga y desemboca en Cádiz, está protegido por la Red Natura 2000. Pero con escaso éxito, y Fernández se queja de que le han dejado en silencio administrativo.
"La Junta es responsable de que no pase lo que pasó el verano pasado que el río se secó", se queja Fernández. Verdemar denunció que la barrera del Guadiaro -una línea de arena que viene de levante y cierra la desembocadura del río provocó un episodio de eutrofización que consumió el oxígeno del agua estancada y hubo una gran mortandad de peces, como pasó en el Mar Menor de Cartagena.
Según Antonio Fernández siguen apareciendo nuevos cultivos de aguacates hasta el mismísimo límite con el Parque Natural de los Alcornocales, río arriba. Al menos 1.000 hectáreas nuevas, dice el activista, que al no tener acceso a los canales de riego están pinchando pozos y desviado el agua a sus campos de forma fraudulenta.
En la zona se regaba ‘a manta’, esto es abriendo las compuertas de las acequias y dejando que se inundaran los campos colindantes. Así había un control del agua que se llevaba cada uno. Por eso, Fernández asume que los cultivos que florecen lejos de los canales no tienen acceso a riego legal. El grupo está haciendo campaña para que la administración responda a cuáles son las zonas de regadío, pero al igual que pasó en la Axarquía, la administración responde a su ritmo.
Al pueblo le sientan bien los aguacates
El sur de España es una zona donde es difícil prosperar. Lo que más hay son negocios turísticos y construcción… y el narco, según el alcalde de San Martín del Tesorillo (Cádiz), Jesús Fernández, en entrevista con EL ESPAÑOL. La mayoría de la gente allí tiene una parcela que le vale de ‘desahogo’. Antes cultivaban naranjas, que llegaron a tener tanta fama como las de Valencia, y ahora se han pasado al aguacate. Los agricultores cultivan hacia donde sopla el mercado: Las naranjas se pagaban a 0.30€ el kilo mientras que los aguacates a 3€.
Como pasó antes en la Axarquía malagueña, en la cuenca del Guadiaro ha habido un boom de aguacates. "Pero ya se ha estabilizado", dice el primer edil. Aquí no hay un gran pantano como el de la Viñuela en la Axarquía, sino que se riega con el agua del río. "Si miramos los mapas es cierto que muchas zonas de secano se han convertido en plantaciones de este tipo", dice el alcalde. Pero si no se registran no aparecen en los datos.
"No hay tanto control como nos gustaría", reconoce el intendente, aunque aclara que a quien le corresponda tiene que limitar las cantidades de agua que se dan. "Ha habido un vacío que ha ocasionado que una parcela que tenía 20 hectáreas sólo tiene tres en regadío y, sin embargo, ha aprovechado las otras 17". También reconoce que puede haber algunos pozos sin registrar, pero dice que son solo casos aislados.
De la Axarquía a Grazalema
A pesar de lo que diga el alcalde de San Martín, y más en sintonía con la denuncia del grupo Ecologistas en Acción-Verdemar, cada vez hay más cultivos de aguacates. Esto se puede ver a simple vista; nuevos cuadrados perfectos en las lomas, alejadas de los canales de riego, con cientos de árboles. También se ven nuevos campos preparados para ser plantados.
Trops es la cooperativa y distribuidora más grande de España, y su sede está en la Axarquía. Maneja la mitad del mercado y trabaja con cientos de pequeños agricultores. El director general, Enrique Colilles, está dejando el puesto y antes habló con EL ESPAÑOL DE MÁLAGA: "(En Trops) manejamos un 50% del sector. Cuando una cadena quiere aguacate o mango tiene que negociar con nosotros y ahí tenemos poder".
Desde esa posición aventajada, Colilles se queja de la falta de infraestructuras hídricas en la zona de la Axarquía: "Sequía no hay, lo que hay es falta de agua. No es lo mismo". Y pone ejemplos: "En Qatar o Israel no llueve pero no les falta el agua". Y continúa, "Hay tecnologías desde hace muchísimos años que funcionan y que son económicas" para la regeneración y desalación de aguas.
Hace 25 años, la Axarquía suponía el 100% de la producción de Trops, ahora sólo el 30%. Menciona otros centros como la Comunidad Valenciana o el Algarve portugués y van a abrir uno en Cádiz, donde ya tienen las instalaciones y están en proceso de remodelación.
A los grandes distribuidores les han salido a cuenta las explotaciones en la Axarquía. Ha sido un buen producto. Según los datos oficiales de la Consejería de Agricultura -no necesariamente los reales de mercado-, la chirimoya, otro subtropical del que no se habla tanto llegó a valer entre 2.40 y 2.50€ el kilo y la producción aumentaron de 44.000 toneladas en 1991 a 81.000 en 2022. El año más alto fue 2010 con más de 90.000 toneladas.
En una de las grandes superficies más conocidas, el aguacate español está a 5.29€, y el marroquí a 2.29€. Ahí influye el coste de mano de obra, de maquinaria, de suelo y de fertilizantes y que en la cadena de valor todos los eslabones quieren ganar dinero. Es legítimo, pero es una de las quejas que más se han escuchado en las Protestas de los agricultores.
Una práctica común
Los subtropicales llegaron a España en los años 70. El ingrediente principal de la agricultura, el agua, no tenía ni dueño ni patria. El fiscal de Málaga dijo en el programa El Intermedio (La Sexta) que se había generalizado un riego paralelo y que era ‘una práctica tolerada’ por todos.
Los ecologistas de la zona advirtieron que se estaba produciendo una burbuja. Desde los años 90, en Málaga y Granada los aguacates, mangos y chirimoyos han sido los cultivos que más ha aumentado con diferencia. Rafael Yus, del grupo Ecologistas en Acción, lo denunció hace años, pero nadie quiso asumir el coste: "Restringir el riego era una decisión política costosa y por eso lo demoraron".
"En lugar de aplicar restricciones cuando todavía estábamos en sequía meteorológica -que no llovía-, esperaron demasiado y cuando las aplicaron ya estábamos en sequía hidrológica -que no había agua en los embalses".
Desde la montaña, fuera de las carreteras principales, la fotografía es impactante: lomas y lomas de aguacates. Todavía hay cultivos por encima de la cota de los 140 m, la altura máxima para regar legalmente en la zona de La Viñuela. Todo lo que esté por encima no tiene derecho a riego.
"Le indicamos (a la Guardia Civil) que una forma segura de saber que se están utilizando pozos ilegales o que usan aguas irregularmente era comprobar que la finca estaba por encima de los 140 m", explica Yus. "A partir de este límite el agua o es de pozo, comprada o robada".
Según Yus, hasta 2008, no había límite de agua. Entonces establecieron una dotación de 4.500 m3/ha/año más que suficiente como para satisfacer a todos. Y esa dotación no se cambió en el nuevo plan 2021/2027, cuando ya era tarde.
Cultivos resilientes
El aguacate es un buen producto: nutritivo, rico, sano y se vende a buen precio. El más común es la variedad Hass, con piel negra y rugosa, una carne verdosa y que amarillea conforme se acerca al hueso y del tamaño de una pelota de tenis. El mango y la chirimoya son los otros dos frutos tropicales más comunes, pero en mucha menor medida.
Iñaki Hormaza, director del centro de investigación de La Mayora del CSIC y la Universidad de Málaga, trabaja en la productividad y resiliencia de la tierra. Este centro empezó en los años 60 con la fresa, y gracias a los avances en Huelva y Almería fueron un referente internacional. Ahora se centran en los subtropicales; aumentar los kilos y reducir los litros.
"Creo que unos 12.000 kg por hectárea es un objetivo razonable", dice Hormaza. Y amplia: "Hablamos de unos 700 litros por kilo" de agua de lluvia y almacenada. Según sus cálculos un kilo de aguacate necesitará unos 500 litros de agua almacenada, es decir, más del 70%, el resto es la escasa lluvia que caiga.
España es el único país europeo que tiene una producción significativa de subtropicales, y Hormanza ve un nicho clarísimo bien gestionado: "Hay que dimensionar las hectáreas de regadío en función del agua disponible y no al revés. Tú no puedes plantar y luego pedir agua. Hay que hacer un estudio previo de qué agua hay disponible", dice. Y concluye: "Eso parece muy obvio, pero no se ha hecho así".
La mayoría de los cultivos subtropicales se hacen en intensivo, pero algunos intentan seguir una doctrina más amigable con la tierra. Cada vez es más común ver fincas con como una cubierta vegetal para evitar la evaporación del agua de la tierra y controlando los abonos para reducir la erosión de la tierra.
Las protestas del campo
La situación no es sencilla para el sector primario. La Asociación Española de Tropicales -A la que pertenecen empresas como Trops y ayuntamientos de la zona- incide en la falta de infraestructuras: "Las zonas donde se cultivan son también las más castigadas, no sólo por la falta de lluvia si no por el déficit endémico de infraestructuras hídricas y la nula inversión". Y lamenta que el año pasado la producción bajó por las condiciones climáticas. Por ejemplo, el mango apenas llegó a 15.000 tn cuando en una campaña normal roza los 45.000 tn.
Desde la organización piden soluciones tecnológicas al problema climático, mientras resaltan en el peso socio-económico del sector. Ponen como ejemplo las medidas incorporadas en Israel o California: "La única solución pasa por aprovechamiento de los caudales de aguas terciarias, desalación, conexión de cuencas y otras actuaciones de urgencia". Y enfatiza: "El campo andaluz no puede esperar más".
Aguacates de España o Perú
Aunque pueda sorprender, Hugo Steeds, de la cooperativa Pérez Sanz, defiende el aguacate de fuera. Ellos también trabajan en la zona del Guadiaro, sin embargo, sólo un 6% de su producto es nacional. El agrónomo dice que en todas las comparaciones entre aguacates "siempre gana el de fuera".
Steeds habla de la textura, del color, del tamaño… y de la productividad: "En Chile se produce 25.000 kg por hectárea y en Perú 30.000 kg. Aquí son entre 6.000 kg u 8.000 kg". Según los datos de la Junta, en 2020 el ratio más alto lo tenía Granada con 10.000 kg y el más bajo Cádiz con un poco menos de 4.000 kg. Y no se debe sólo al estrés hídrico.
"¿Entonces explícame el caso de Chile o Israel?", pregunta Steeds. En 2021-2022 Israel exportó 125.000 toneladas, explicó el gerente de la mayor cooperativa del país hebreo al medio especializado Freshplaza. Steeds no niega el estrés hídrico o la sequía y pone como ejemplo su propia finca al lado del Guadiaro que en cinco años vio cómo el agua ya no llegaba al pozo.
Para él, Andalucía era una buena zona para plantar aguacates, mangos o chirimoyos hace 30 años, pero ahora "falta nivel técnico, innovación y ética de trabajo". Además, concluye: "Siguen abriendo pozos sin control de la junta. Es una irresponsabilidad".
Ya estamos en verano y en la cuenca mediterránea andaluza de donde viene la mayoría del alimento de moda ha caído poca lluvia. La agricultura es el mayor consumidor de agua, pero cuando se amplía el zoom se ve que muchas zonas, como Marbella o el Campo de Gibraltar, además tienen la presión añadida del turismo. Tal vez la historia de la Axarquía se repetirá con más pantanos secos, pero por lo menos habrá guacamole.