Hay una carrera universitaria que está hecha para los curiosos, para los que quieren entender cómo funciona la naturaleza a la vez que sienten una profunda atracción por el mundo computacional. Hay un doble grado diseñado para dar respuesta a los trabajos del futuro –y del presente– que demandan perfiles que puedan desarrollar las Inteligencias Artificiales, las aplicaciones biomédicas, la robótica… Hay unos estudios universitarios pioneros en España y que sólo cursan –en su primera promoción– ocho personas.
Se trata del doble grado en Física Computacional e Ingeniería del Software, un grado único en España con 100 % de empleabilidad que arrancó en el año académico 2021-2022. De nueva creación, esta carrera “responde a la necesidad de incorporar las herramientas computacionales al estudio científico, para así cubrir una demanda creciente de profesionales con formación científico – tecnológica, cada vez más valorada por empresas de todos los sectores”, explica a EL ESPAÑOL Beatriz Martínez (Madrid, 1986), la coordinadora de este doble grado que se imparte en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-tad).
Pero sólo han sido ocho jóvenes centennials los que se han aventurado a abrir paso a estos nuevos estudios. Son los ocho que han confiado en el potencial del doble grado para abrirles las puertas del mundo laboral. Sus nombres: Ignacio Cañizares, Francisco Jaraba, Marta Pérez, Pedro Pérez, Álvaro Vázquez, Bartomeu Verdera y César Vidal, además de un octavo estudiante que ha declinado participar en el reportaje. Todos ellos, y volviendo al inicio de esta historia, comparten la cualidad de la curiosidad desde que son niños, eso dicen.
“Desde una temprana edad sentía curiosidad sobre cómo estaba hecho todo lo que nos rodeaba, desde su base histórica hasta la científica”, describe Francisco José Jaraba (Córdoba, 2004). “A mí siempre me gustó desmontar cosas y los ordenadores no eran una excepción. Me entretenía desmontando y mirando las piezas de ordenadores viejos y luego volviéndolos a montar”, se suma Bartomeu Verdera (Mallorca, 2004). Pero todos, de alguna manera u otra, han mostrado que la curiosidad tanto natural como tecnológica les ha marcado de algún modo, empujándoles a elegir un grado que satisficiera esa curiosidad.
[Marta Pérez, la única mujer en la carrera de los trabajos del futuro: tiene 100 % de empleabilidad]
Ordenadores, videojuegos y música
Otro aspecto que guarda en común la primera promoción del doble grado en Física Computacional e Ingeniería del Software es su pasión por los videojuegos, la música o ambos. Tampoco es de extrañar, porque detrás de un videojuego hay un software sofisticado, programado a conciencia con algo de creatividad, y detrás de la música están las Matemáticas, la Física… Todo acaba en el mismo puerto: sus estudios.
Álvaro Vázquez (EE. UU., 2002) cuenta que hace 10 años, cuando tenía unos 12, empezó a programar como hobby. “Me llamaba la atención cómo estaban hechos los videojuegos y sentía curiosidad por hacerlos yo mismo. Desde entonces, mi principal pasatiempo es la programación”, dice. Esta pasión por los videojuegos la comparte con otros compañeros como Pedro Pérez (Madrid, 2004), César Vidal (Murcia, 2004) o Bartomeu Verdera.
Este último, de hecho, compagina esta afición con tocar la batería. La música siempre estará interrelacionada con la Física y con las Matemáticas. De ello también son conscientes Ignacio Cañizares (Madrid, 2002) y Marta Pérez (Madrid, 2003), la única mujer que está en esta primera promoción. Él toca el piano, la guitarra española, la eléctrica, el bajo y la bandurria y ella reconoce que la música es una de sus aficiones.
Pero lo que a ella le ha cautivado desde pequeña es la naturaleza. Desde niña, la joven madrileña siempre ha viajado con sus padres y su hermana menor a lugares en los que se respiraba fauna y flora. Prueba de ello es que, cada vez que podían, se escapaban a descansar a La Puebla de Almoradiel, el pueblo de Ana Isabel Roldán, la madre de Marta. Y allí, en el río, la niña Marta pasaba horas “observando los peces, los pájaros…”, explica a EL ESPAÑOL. Esa curiosidad le empujó a querer estudiar Biología, pero por circunstancias de la vida al final se decantó por la Física.
Pero, ¿en qué se diferencia a la Física tradicional de la computacional? “La Física tradicional estudia 'el porqué' de las cosas, su fundamento, desde un punto de vista científico, abordando temas que incluyen desde el comportamiento de las partículas subatómicas a la expansión del universo. La Física computacional, sin abandonar este foco, es una forma de estudiar las bases de este conocimiento, pero aportando también el manejo de las herramientas necesarias para expandirlo más allá de donde llegan los experimentos tradicionales, complementándolos con simulaciones complejas y cálculos avanzados que se deben realizar computacionalmente”, dice la profesora Martínez Pabón.
[Pedro está estudiando un doble grado que es único en España y que tiene un 100% de empleabilidad]
“La Física computacional utiliza la potencia de los ordenadores para simular el comportamiento de sistemas físicos, lo que permite estudiarlos sin necesidad de realizar experimentos reales”, añade. En este sentido, otro de los pilares de la carrera que ha atraído a los ocho de la primera promoción es el mundo de la informática, que les apasiona a todos. “Yo siempre tuve claro que quería dedicarme a algo que involucrara trabajar con ordenadores”, expone, por ejemplo, el alumno Álvaro Vázquez.
El futuro de los jóvenes
Aunque aún les queda acabar este curso y, al menos, tres años más de grado, los ocho jóvenes pioneros en estudiar el doble grado en Física Computacional e Ingeniería del Software se permiten proyectar; imaginar hacia dónde quieren ir. Reconocen, en general, que “aún falta mucho” y que todavía “quieren avanzar en la carrera de cara a elegir”, pero esbozan un boceto del camino que van a elegir.
A Álvaro Vázquez, por ejemplo, le gusta mucho el mundo empresarial y no le importaría enfocar su carrera a “un proyecto que resuelve problemas de Medicina con software”. Pedro Pérez cuenta que, en su caso, le llama el análisis de datos y la docencia. Francisco Jaraba piensa en un Máster en Computación Cuántica para luego investigar sobre ello. César Vidal quiere estudiar también un Máster en Física, pero fuera de España. Bartomeu Verdera, uno en Robótica.
Y, como soñar es gratis –y más con la ambición de la juventud–, Ignacio Cañizares y Marta Pérez piensan en grande. A los dos les gustaría seguir formándose en Física, Química, Biología, pero su sueño es llegar a trabajar en el acelerador de partículas CERN, situado en Francia. O, incluso, en el caso de él, en la NASA o la ESA. De momento, todos ellos, seguirán estudiando su carrera, un doble grado que les puede abrir las puertas a cumplir todos esos sueños. Y algunos que ni barajan aún.
Pregunta.– ¿Qué salidas tiene el doble grado en Física Computacional e Ingeniería del Software?
Beatriz Martínez, coordinadora.– Las salidas de este doble grado son múltiples: entre ellas, se encuentra la investigación en temas tan diversos e interesantes como la computación cuántica, las energías renovables, la astrofísica, la física de partículas... También son de gran impacto las aplicaciones biomédicas de las simulaciones en Física de fluidos, y las competencias que se desarrollan en relación con la Inteligencia Artificial y la Robótica. Otro tipo de aplicaciones llamativas son las de carácter más lúdico, ya que las simulaciones físicas ayudan a dotar de realismo a los universos virtuales que podemos encontrar en películas, videojuegos y realidades virtuales.