La arquitectura y la psicología van de la mano. La forma en la que se distribuye el espacio donde vivimos y trabajamos puede condicionar nuestra salud mental, incluso nuestro rendimiento. María Brotons es una entusiasta del interiorismo emocional y ha fundado en Murcia la empresa Casalinga Espacios con Alma, cuya especialidad es diseñar espacios emocionalmente saludables. "Un espacio desordenado, mal iluminado y no amable contigo puede restarte bienestar y productividad", reflexiona esta conocida arquitecta, con dos másteres y un doctorado.
Brotons (Orihuela, 1978) integra la neuroarquitectura y la psicología ambiental en sus proyectos para "conseguir minimizar" el estrés y la ansiedad: dos factores que inciden de forma negativa en nuestra estabilidad emocional. De hecho, el último Informe del Sistema Nacional de Salud (SNS) alerta de que los casos de ansiedad han crecido entre la población un 34%. "Hay una ciencia, la neuroarquitectura, que ha demostrado que hay un vínculo muy fuerte entre el espacio en el que vivimos y cómo nos sentimos", subraya esta emprendedora a EL ESPAÑOL.
Cuando María Brotons habla de "espacio", se refiere a cualquier lugar en el que una persona pasa muchas horas a diario: desde una estancia del domicilio donde se teletrabaja, a la sala de estar o la propia oficina. Cualquier detalle nos puede afectar a nivel emocional y condicionar nuestro rendimiento laboral, para bien o para mal. La arquitecta ilustra este fenómeno con un ejemplo práctico: "En un espacio sinuoso u ondulado, tendemos a sentir esa geometría y nos relajamos, en cambio, los espacios que son más angulosos nos tensan".
-¿Cómo puede afectar un espacio mal distribuido a la salud?
-María Brotons: Influye enormemente. Primero, el tema de la luz: si un espacio no está bien iluminado, y no se recibe la luz del exterior ni una luz artificial acorde a cada momento, eso te genera malestar porque desincroniza el ritmo circadiano. De la misma forma, en un espacio desordenado, aunque no te des cuenta no estás a gusto, y eso se traduce en estrés, en bajo rendimiento laboral si estás teletrabajando…
La altura de los techos es súper importante. Si tienes que realizar un trabajo de muchísima concentración, tienes que estar en un espacio en el que el techo no sea alto. Sin embargo, si tienes una actividad más creativa, es necesario que esos techos sean altos para que fluya tu creatividad.
También son importantes los colores: los fríos, como el azul y el blanco, son ideales para trabajar; mientras que los colores cálidos tienden a transmitir relajación. Si el espacio en el que estás viviendo o trabajando no está acorde a esas necesidades: tu cuerpo se siente mal y eso está demostrado.
Brotons transmite con su voz su gran pasión por la neuroarquitectura. Otra de las cuestiones en las que incide con entusiasmo es la importancia del nivel de ruido que hay en el interior de un espacio: "Es fundamental que los lugares en los que pasamos muchas horas tengan una acústica adecuada. En la mayor parte de los casos, para aislar un piso de los ruidos del exterior, no hay más remedio que recurrir a los cerramientos".
Esta sabia de la neuroarquitectura advierte de que no solo la acústica exterior puede ser molesta, ya que en lugares donde conviven muchas personas, el ruido que se genera dentro del propio espacio también influye. La solución para este problema, según Brotons, es dotar de textil al interior: "Colocar cosas que ayudan a absorber ese rudio: cortinajes, cojines, muebles…". Esta absorción de sonidos puede ser clave para las personas que trabajan desde casa o que están preparándose una oposición.
-¿Qué es lo primero que tienen que tener en cuenta las personas que teletrabajan?
-María Brotons: Para el teletrabajo es muy importante que el espacio que se usa de oficina, lo puedas reconvertir con pequeños movimientos. Por ejemplo, a través de ciertos tabiques móviles, que al darle la vuelta se conviertan en ese espacio de hogar cuando has terminado la jornada laboral. Se trata de que la distribución no sea estanca porque eso ayuda mucho a que un espacio sea útil y a la vez confortable.
Luego es muy interesante usar textiles. Ahora está de moda meter carriles en los techos con cortinajes tupidos y que en un momento dado los corres, te sectorizan, sirven para absorber acústicamente… No requieren una gran inversión y permiten recrear el ambiente de una forma muy satisfactoria.
El trabajo que María Brotons desarrolla en Casalinga Espacios con Alma, no es el de un arquitecto tradicional, siempre buscar ir más allá: "Busco hacer un traje a medida del espacio que habitas con tu personalidad". Todo ello, en base a su dilatada experiencia, ya que en los quince años que pasó trabajando en un estudio de arquitectura, pudo comprobar "cómo de felices eran las personas en función del espacio que habitaban".
El punto de inflexión en la carrera de esta emprendedora llegó en el año 2019, cuando el Instituto de la Felicidad de Copenaghe publicó un estudio, cuya conclusión le resultó inspiradora a esta arquitecta para poner en marcha su empresa en Murcia: "El estudio vinculaba fuertemente que las personas que eran felices en sus casas, lo eran también en su vida".
-¿Cuál es el mayor lavado de cara que ha hecho Casalinga Espacios con Alma en un edificio?
-María Brotons: Hice una intervención en un tríplex en el que vivía una familia numerosa con un perro y mogollón de aficiones: les gustaba la pesca, la lectura, los juegos… Cuando entré al inmueble, era brutal la cantidad de chismes que tenían y querían tener dos frigoríficos, despensas… Los dueños decían: 'María, estamos agobiadísimos porque el espacio no es nada grande y somos muchos'. Al final, lo que hicimos fue tirar la planta baja.
Era una labor de encaje de bolillos para todo el almacenamiento que tenían y sus necesidades: querían un dispensador de agua, dos frigoríficos, una despensa, un sitio para guardar las cañas de pescar… Así que hice un trabajo como si se tratara de una cabina de avión o un barco, para que el espacio se quedase limpio. También dispuse una isla central donde cocinar y trabajar. El resto eran espacios panelados y cerrados donde tenían todo organizado.
También se daba el problema de que al ser una casa de playa, la fachada era muy estrechita, entonces, al tirarlo todo creamos una ventilación cruzada. Se quedaron encantados: pasaron de tener un espacio desordenado y caluroso, a uno con luz y ventilación, después de generar un orden pegado a las paredes laterales y liberar la zona central con la cocina. Todo quedó ordenado. El antes y el después fue brutal.
Tres consejos básicos
Brotons basa su filosofía de trabajo en los espacios emocionalmente positivos, para los que tiene tres consejos básicos. El primero: incluir el verde, porque ayuda a conectar con la naturaleza. "Es una premisa fundamental porque somos seres vivos y hay que incorporar el verde tanto en el interior del espacio como en el exterior".
El segundo tip es garantizar una luz acorde. De lo contrario, la arquitecta asegura que un espacio no puede ser saludable a nivel emocional. Y el tercer consejo es la identidad: "Es súper importante conocer tu personalidad para que generes un espacio que tenga que ver contigo".
Brotons indica que una desconexión en alguno de esos tres ámbitos, nos puede generar malestar. "Estas técinas van más allá de la estética y profundizan en la propia psicología de las personas".