Han conseguido unas cifras de ensueño en la facturación del último ejercicio: 440 millones de euros, un 14% más que el año anterior (lo que supone un beneficio de 27 millones de euros). Son los reyes de la marca blanca de charcutería y platos preparados en España, y trabajan casi en exclusiva con Mercadona desde 1983. Al gigante de Juan Roig le preparan todos los embutidos y la carne picada, unos 42 millones de kilos al año. También le sirven una lasaña que ha revolucionado el mercado –contaremos por qué en este reportaje-, pollo asado y albóndigas. En total, alimentan diariamente a dos millones de españoles, de los 48 que somos.
Pero para entender sus orígenes tenemos que trasladarnos a un bajo comercial pequeñito, de apenas doce metros cuadrados, en el valenciano pueblo de Torrente. “Es una historia muy chula. Todo esto empieza con una pollería que monta la madre de Francisco Martínez, que es quien pone el grupo en solfa. Corrían los años 60 y la gente que compraba era gente humilde de Torrente, y en muchos casos tenían que pagar a final de mes porque no llegaban, pero se les fiaba. Y Francisco cuenta muchas veces que nunca nadie les falló”, relata a EL ESPAÑOL Raúl Martín, director general corporativo de Familia Martínez.
El grupo es una empresa familiar de tercera generación, algo de lo que sacan pecho: “Ese gen de familia lo llevamos y estamos orgullosos, que parece que últimamente esto no se lleva, cuando un altísimo porcentaje del PIB en España proviene de la empresa familiar”, dice el director. Lo de tercera generación es porque, tras la pollería de Pilar Martínez, fue uno de sus hijos quien se lanzó al mercado con un concepto muy innovador para la época: “El señor Martínez empieza a dar forma a un concepto de carnicería más de franquicia. Por ejemplo, pone una máquina de café para que la gente vaya allí, y empieza de alguna manera a meterse en los procesos, también con los mataderos, y a industrializar”. De este modo, empieza a hacer su negocio más eficiente, a aumentar el volumen y, finalmente, crea Embutidos Martínez en el año 86.
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Es en esa época cuando otro gran empresario valenciano pone los cimientos de su actual imperio: hablamos de Juan Roig y de Mercadona. Ambos, Martínez y Roig, se conocen y empiezan a trabajar juntos: “En el 83 empieza la relación, Embutidos Martínez comienza a fabricar cosas para ellos. Y a partir de ahí es muy interesante el concepto de cómo se van creando las nuevas compañías, porque lo hacen como spin off, se van creando para producir algo específico distinto a lo que ya se está produciendo”.
Tras Embutidos Martínez –que es la de mayor volumen, con esos 42 millones de kilos al año de embutidos y carne picada-, surge Cinco Tenedores: “Embutidos Martínez ya tenía un volumen importante, y toda esta metodología nos dio la oportunidad de meternos en las albóndigas y los asados artesanos. En esta compañía hacemos toda la albóndiga que se vende en Mercadona y también los asados artesanos, los rotis de pollo”, cuenta Raúl Martín.
Y cuando dice artesanos, el director corporativo explica por qué: “Nuestro pollo asado es asado de verdad. La mayoría de productos que existían cuando empezamos a hacerlo eran pasteurizados, que organolépticamente no tiene nada que ver. En vez de asado es más como si lo pusieras a hervir”.
La famosa lasaña
La misma manera de fabricar tienen en Platos Tradicionales, su tercera compañía y responsable de su lasaña, otro emblema del grupo. Al principio empezaron con una pasteurizada, que venía en barqueta metálica y había que calentarla en el horno durante veinte minutos: “Pero en un momento dado decidimos romper el estándar y pasar a un producto fresco, cambiamos el empaquetado y ahora son barquetas de madera con certificación sostenible. Y se puede calentar en el microondas en dos minutos, no lleva conservantes, colorantes ni aditivos”.
PREGUNTA: ¿Es como la que puedo hacer en casa?
RESPUESTA: Es que nuestro proceso es como si lo hicieras en tu casa. Hay muy pocas líneas como esta en el mundo, es tecnología que hemos desarrollado con un integrador en el que también tenemos participación, y el proceso es en continuo: la pasta la hacemos nosotros, mezclando el huevo, la harina y el resto de componentes; cortamos las láminas; cocinamos también las salsas (la bechamel, el tomate e incluso la carne picada la hacemos nosotros), con lo cual diría que es artesanal hecho industrialmente.
Por eso, defiende Raúl que desde su grupo han cambiado el paradigma del plato preparado, que ha pasado “de ser normal a correcto, y después a estar muy bueno”.
Detrás de toda esta innovación hay un equipo de 15 personas sosteniendo el C+I+D de la compañía (creatividad más innovación más desarrollo, les gusta llamarlo). Son chefs y nutricionistas trabajando codo a codo: “Su misión no es sólo crear una lasaña, sino hacer 700.000 gratinados en una semana, todos iguales, en la misma barqueta, a tiempo y con la máxima calidad y seguridad alimentaria. Me gusta contarlo porque muchas veces no se sabe lo que hay detrás de esto. Y creo que a nivel español podemos sacar pecho”.
Con una producción de 35 millones de kilos de producto, Platos Tradicionales es ahora la compañía con mayor volumen del grupo detrás de Embutidos Martínez. También, reconoce Raúl Martín, “gracias a las 1.700 tiendas del cliente” que les brindan “cuotas de mercado del 80%”.
A bordo del Toyota
Durante nuestra conversación, el director corporativo de Grupo Martínez agradece en varias ocasiones el cobijo del paraguas de Mercadona, y su impulso: “Tenemos una relación de casi 45 años, hemos vivido con ellos todo el cambio de modelo y nos han ayudado mucho en este crecimiento. Es como un modelo muy Toyota, al final todo lo que es ese estándar de calidad se va expandiendo y no se queda sólo en nosotros, sino que en nuestros proveedores también somos capaces de implantarlo”. El nivel de exigencia de la cadena valenciana, reconoce Martín, es también “bastante diferencial” al de otras compañías con las que ha trabajado.
Y una curiosidad: en el ideario de Mercadona el cliente es el jefe, por lo que cualquier comentario que este haga en una de sus tiendas sobre un producto concreto llega casi inmediatamente al proveedor, en este caso, al grupo Familia Martínez: “Toda la información que se capta pasa rápidamente por toda la cadena y nosotros somos capaces de tener feedback de cualquier cliente en cualquier tienda casi al momento, y esto al final nos hace mejorar. Y si estoy lanzando un producto me permite ver rápidamente cómo está funcionando y si tengo que cambiar algo”.
Una cuarta compañía
En 2020, apenas a diez días del encierro pandémico, la compañía se lanzó a otra importante operación. Y esta vez fuera del gran paraguas de Mercadona: adquirieron La Pila Food, una empresa líder en flautas y wraps de distintos contenidos. “No sabíamos lo que iba a pasar con el Covid, pero al final estamos contentos porque es la punta de lanza para toda la parte de desarrollo internacional que queramos hacer en un futuro y especialmente la parte de food service”. Sus productos están en Lidl, Día o Consum. Ah, y además hacen el famoso bacon de las pizzas de otro gigante, en este caso, de la comida rápida: Telepizza.
El CEO de Familia Martínez es en la actualidad Paco Martínez, el hijo de Francisco Martínez. Con él se llega a la tercera generación de la empresa, y de su mano llega al grupo nuestro interlocutor, Raúl Martín:
PREGUNTA: Usted es Martín, que no Martínez. ¿Es familia? ¿Allegado?
RESPUESTA: Yo llego aquí hace siete años. Paco y yo habíamos coincidido en ocasiones, y él me cuenta todo el plan de profesionalización que tenía y un proyecto muy disruptivo que es Kilómetro Cero, que es el evento en alimentación más importante del sur de Europa, que promueve la Fundación del grupo. Yo entro para eso y poco a poco vamos viviendo un proceso de profesionalización importante. Junto a Paco está Eduardo Martínez también, su hermano, que es consejero.
Junto a este “triunvirato”, como ellos mismos lo llaman, hay toda una “capa corporativa” compuesta por seis directores más. Raúl, de formación ingeniero informático, se unió para sumar su bagaje: “Yo llevaba un programa de Telefónica llamado Open Future ScaleUp, y anteriormente fui director general de Economía de la Generalitat en la época peor de todas (la crisis de 2008), lo que fue una buena experiencia, y anteriormente fui emprendedor”.
Todo el grupo suma la cifra de 1.800 trabajadores, que lanzan al mercado un total de 160 referencias: sólo 45 de ellas están en Mercadona. “Da mucho que pensar de lo que son modelos de negocio distintos. La gestión de estas tres compañías es muy distinta de la otra. Las tres fábricas grandes son fábricas de mucho volumen, de mucho proceso y mucho foco en calidad. Y la parte que está fuera es de tiradas más cortas, y de volúmenes más cortos. A veces me preguntan ¿cuál es mejor y peor? Pero yo no creo que haya mejor y peor, son distintos”, opina el director general corporativo.
PREGUNTA: Han aumentado sólo en un año un 27% su facturación y duplicado beneficios. ¿Cómo lo han logrado?
RESPUESTA: El concepto importante para nosotros son los kilos. Hemos subido un 4’5% en kilos, una cifra importante en el volumen en que nos movemos. Tras dos años muy complicados para la industria de la alimentación (había meses terroríficos con la energía, de un mes para otro se multiplicaba por seis el coste, así que imagínate con la de pollos asados que hacemos), en 2023 la situación se ha ido regularizando. Ha habido un incremento de precios que, junto a la estabilización de las materias primas y el aumento de los kilos de producción, ha provocado que la facturación haya subido. Hemos acompañado el crecimiento de Mercadona.
Lo que aumenta también es el número de españoles que son alimentados por una sola familia: “Nuestros cálculos nos dicen que alimentamos diariamente a 2 millones de personas. Todo Familia Martínez llegamos a dos millones de personas todos los días. Que se dice pronto”, concluye orgulloso.