El aviso del investigador Luis Santamaría sobre el 'mindfulness': "Es usado por algunas sectas"
Aunque numerosos estudios científicos avalan los beneficios para la salud mental de este tipo de meditación, cada vez más movimientos New Age la utilizan de excusa para captar adeptos.
24 marzo, 2024 00:40Occidente ha olvidado el karma oriental. Mejor dicho: puede que nunca lo haya entendido muy bien. En 2017, el cantante italiano Francesco Gabbani, flamante ganador del Festival de la canción de San Remo, se presentó en Eurovisión con el tema Occidentali's Karma. Acompañado en el escenario de un hombre disfrazado de mono, Gabbani ironizaba sobre todos aquellos saberes orientales que, importados por los occidentales, hoy se experimentan en el viejo continente de manera rebajada, por seguir la moda, sin que nadie acierte demasiado bien a saber cuál es el profundo significado que late tras ellos. Una descripción de nuestro tiempo cargada de crítica que mereció el sexto puesto el certamen, como si el público hubiese dado acuse de recibo, incluso como si reinara cierto propósito de enmienda.
Han pasado siete años del éxito de Gabbani, pero la realidad es que han cambiado muy pocas cosas desde entonces. De hecho, prácticas como el mindfulness están más de moda que nunca. Sólo en Estados Unidos, más de 18 millones de personas lo practican para mejorar su salud, y existen 4.500 estudios científicos sobre su uso, según la Asociación Americana del Mindfulness.
Definido por sus seguidores como una meditación que tiene como objetivo vivir el aquí y el amor de manera consciente, ocupa cada vez más espacios de la vida cotidiana de más gente. Lo hace, además, cada vez más avalado por instituciones de carácter científico. Desde hace más de cinco años, por ejemplo, el 30 % de las escuelas de medicina en EEUU incluyen el mindfulness en sus estudios, y el 70 % de ellas promueve algún tipo de actividad relacionada con la meditación, según el estudio titulado An Examination of Mindfulness-Based Programs in US Medical Schools, publicado en 2017.
El predicamento del que goza está otorgándole carta de naturaleza, aunque en Europa y en España algunos expertos tuercen el gesto cuando se les habla de él. Uno de ellos es el investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) Luis Santamaría del Río.
Santamaría explica que, aunque no se pueda considerar el mindfulness en sí como un timo, sí ha sido la puerta de entrada a fraudes que se han producido a través de algunas presentaciones o versiones que se hacen de esta práctica: "El problema es que a veces o bien se oculta su origen budista y se presenta como algo más aséptico y científico, o bien porque se vende como una solución cuasi mágica para un montón de problemas", afirma.
Y recuerda que las sectas que más éxito tienen ahora mismo en España, y en Occidente en general, son las de la órbita New Age. "Su discurso gira en torno al bienestar, la paz interior, la armonía", y asegura que en este contexto, "el mindfulness es una de las prácticas más utilizadas por algunas de estas sectas, sobre todo cuando quieren atraer a los adeptos a través de la espiritualidad oriental y la meditación, que siguen estando de moda, de forma acrítica e ingenua por parte de muchos".
El mindfulness, opina, recorre el camino que transitó hace unas décadas el yoga: "Suena a bienestar y paz interior, y algunas de sus afirmaciones se repiten como si fueran mantras, sin llegar al fondo de lo que pueden significar en la comprensión de la realidad y en la vida práctica".
Esta manera torcida de entender el mindfulness está ya dando problemas. Un organismo gubernamental dedicado a las sectas, la MIVILUDES (Mission interministérielle de vigilance et de lutte contre les dérives sectaires), entre los años 2018 y 2020 ha recibido 12 informes de problemas relacionados con el mindfulness y los menores de edad.
Como respuesta, países como Francia ya han tomado medidas al respecto al prohibir la práctica en la enseñanza pública. La decisión se adoptó después de que padres de alumnos y sindicatos reclamaran al entonces ministro de educación, Jean-Michel Blanquer, por el riesgo que podía suponer para los menores el entrar en contacto tan pronto con una práctica que puede llegar a ser la puerta de entrada a grupos con comportamientos sectarios. Desde entonces, se abandonó el proyecto de introducción del mindfulness en los colegios.
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La cofundadora y directora de La Sociedad Mindfulness y Salud, María Anchorena, explica que esta práctica fue traída a Occidente cuando el doctor Jon Kabat-Zinn fundó el Centro de Mindfulness. Este adaptó la forma en la que lo practican los budistas al tiempo que desarrolló un programa de reducción de estrés basado en el mindfulness (o MBSR por sus siglas en inglés) en 1979.
"Lo que se conoce como mindfulness en Occidente es un aspecto de esas ramas del budismo que cultivan la compasión, la amabilidad y la aperturas", asegura la sanitaria, que reconoce también que la expansión del mindfulness ha tenido una parte buena y otra mala. "Por un lado, es bueno porque permite que este tipo de prácticas milenarias puedan llegar a muchas personas que las pueden necesitar, pero se corre el riesgo de que se vuelva una moda y se pierda su esencia", asegura.
La experta advierte de que en las redes sociales hay muchas personas que venden el mindfulness como una solución instantánea. "No es una fórmula rápida de que respiras tres minutos y listo" afirma, y recuerda que "es un mito pensar que si meditas, te relajas y desconectas. Meditar implicar estar consistente y con los pies en la tierra". Anchorena recuerda que no hay que creer todo lo que se ve en redes sociales, y menos si da una solución rápida y efectiva. "La práctica es un medio para este fin. No son sólo dos pasos".
Como respuesta, los expertos proponen, ante todo, informarse. "Hace falta conocer en qué consisten las cosmovisiones orientales como el hinduismo y el budismo, principalmente, y cómo llegan a nosotros a veces camufladas. Si alguien quiere hacerse hindú o budista libremente, perfecto. Pero lo malo es que uno llegue a cambiar de forma de pensar y de vivir sin haberlo elegido conscientemente, sólo porque ha sido sutilmente llevado hacia ahí", explica el experto, que es además desde hace años profesor de Religión. Pone el ejemplo de sus alumnos.
"Cuando abordo las grandes religiones del mundo en 1º de Bachillerato, después de estudiar el hinduismo y el budismo, les propongo el siguiente ejercicio: analizar la publicidad o la web de un centro de yoga y de un centro de mindfulness, y distinguir qué mensajes son simplemente de tipo físico o psicológico, y cuáles tienen un contenido espiritual. Se sorprenden al ver cuánto hay de esto segundo, a veces de forma implícita, más o menos oculta. Esto puede servir para que estén atentos a los señuelos que se les puedan presentar en el futuro".
Para Santamaría, el mindfulness es la versión occidentalizada y de moda del sati, que es el séptimo paso del noble camino óctuple de Buda. "Lo que busca es, en el fondo, ver la realidad desde la cosmovisión budista. Por lo que la enseñanza del mindfulness, si se hace en serio, es toda una catequesis. Y su práctica lleva a la persona a hacerse budista. ¿Esto se muestra desde el principio? En muchas ocasiones, no, por lo que no hay un consentimiento informado. En consecuencia, hay engaño. Y si hay engaño, ya hay un cierto grado de manipulación. Por eso es una práctica a veces utilizada por las sectas, y otras veces susceptible de derivas sectarias", afirma el experto.
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En esto coincide el psicólogo clínico Iñaki Lorea, de la Fundación Argibide, que ha impartido en el Colegio de Psicología de Navarra el curso de formación Mindfulness. Una deconstrucción desde la psicología. En él, explica que "uno de los mayores peligros en la diseminación del mindfulness es la transmisión de mensajes exagerados sobre sus bondades, como si fuera una panacea universal para cualquier tipo de dificultad y dolencia humana”.
Lorea advierte también de que "estas distorsiones no hacen sino facilitar que algunas personas que se acercan a esta práctica puedan resultar engañadas y sentirse decepcionadas, ya sea desde el punto de vista personal o profesional".
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Por ahora, a falta de una ley de sectas que los expertos en grupos con comportamientos coercitivos llevan décadas reclamando, el mindfulness, e incluso la meditación en su sentido más amplio, están en el punto de vista de las autoridades debido a la escasa calidad de los estudios disponibles.
Así lo explica el informe titulado Efectividad y seguridad de la meditación y elaborado por el Servicio de Evaluación de la Dirección del Servicio Canario de la Salud en el marco del Plan de Protección de la Salud frente a las pseudoterapias impulsado por el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Ciencia e Innovación.
"La meditación basada en mantras es la que dispone de mayor cantidad de evidencia, aunque el riesgo de sesgo de los estudios es alto o incierto, al igual que en otros tipos de meditación. Los resultados indican que este tipo de meditación podría producir un efecto beneficioso sobre los niveles de ansiedad, depresión, estrés general y postraumático y calidad de vida relacionada con la salud", muestra el estudio en sus conclusiones.
"Sin embargo, no está clara la relevancia clínica de los efectos obtenidos. Otros tipos de meditación disponen de un número considerablemente menor de estudios, con las mismas limitaciones metodológicas. La meditación basada exclusivamente en la respiración y/o sensaciones corporales, la basada en la compasión o la combinación de diferentes prácticas podrían producir un efecto beneficioso sobre los resultados de salud mental comentados anteriormente. En el caso de la meditación LKM y la meditación religiosa/espiritual, los resultados obtenidos no han sido significativos, pero como se ha comentado, el bajo número de estudios no permite extraer conclusiones definitivas”.
Esto quiere decir que, como tal, daño no hace, e incluso puede que algunas formas de meditación puedan contribuir al bienestar mental. Sin embargo, la falta de estudios y la escasa calidad de los mismos impiden asegurar con un mínimo de rigor, como hacen tantos y tantos folletos, que la meditación, y en concreto el mindfulness, sean la solución a problema alguno, mucho menos a todos ellos.