Hace ocho años, Marisa y Cristina Zapata, junto a Carlos Sobera y Matías Roure, abrieron las puertas del restaurante más famoso de la televisión, el de First Dates, donde cada noche acuden solteros de toda España, y de fuera de nuestras fronteras, en busca del amor.
Las gemelas, junto a Laura Boado, son las encargadas de servirle a los comensales los platos del menú del programa, desde el éxitoso Barbarroja de amor (espaguetis con gorgonzola, salsa de tomate y albahaca crujiente) al Amor derretido (coulant de chocolate), por ejemplo, que se les ofrece en la carta.
Pero las extremeñas, antes de llegar al formato de Mediaset, producido por Warner Bros. ITVP, han tenido una larga carrera en el teatro, en series de televisión, películas o cantando sobre un escenario. Además, Marisa y Cristina han sacado su faceta de empresarias montando su propia producción teatral, Satisfaction, una comedia de situación de ciencia ficción, algo que pocas veces se ha visto sobre las tablas.
Las gemelas han atendido a EL ESPAÑOL desde el restaurante de First Dates, momentos antes de ponerse el delantal y recibir a los comensales ansiosos por encontrar el amor, para hacer un repaso de su vida, desde su infancia hasta la televisión y el teatro.
Las primeras de la clase
Cuando hay una pareja de gemelos en el colegio se genera una gran curiosidad entre sus compañeros para saber diferenciarles desde el primer día, ya que de ese parecido, en ocasiones, suelen sacar partido los hermanos. Fue lo que les pasó a Cristina y Marisa Zapata cuando eran pequeñas, que como iban a la misma clase "ese clásico truco de intercambiarse que hacen los gemelos, no lo podíamos hacer. Pero ya más mayores, Cristina se sacó el carnet de conducir antes, y yo hacía prácticas con su carnet", desvela Marisa.
Ambas confiesan que, de pequeñas, eran muy responsables y estudiosas y le daban mucha importancia a su formación académica. Los fines de semana, mientras muchos compañeros suyos estaban durmiendo o iban a realizar actividades deportivas, ellas se levantaban muy temprano "para hacer los deberes y repasar. En verano siempre hacíamos los cuadernillos… De hecho, muchas veces eran nuestros padres los que nos decían que dejáramos ya de estudiar", comentan a dúo entre risas. Eso sí, Marisa confiesa que era más revoltosa, más decidida y menos miedosa que su hermana, que era mucho más retraída y tranquila.
Nacieron en Fregenal de la Sierra, un pueblo de 5.000 habitantes de Badajoz, y ambas han llevado una vida y una profesión paralelas. Las hermanas recuerdan que en su localidad tenían la misma pandilla porque iban a la misma clase, a las mismas actividades extraescolares y, además, tenían los mismos hobbies e intereses. "Seguimos manteniendo nuestro núcleo de amigos común, pero después cada tenemos nuestras propias afinidades con unas personas u otras", comenta Cristina.
Admiten que no suelen usar diferentes accesorios, peinados o ropa para que la gente las diferencie, "si se confunden, que lo hagan. Como decía, a veces lo hemos utilizado a nuestro favor". Lo que no han hecho ha sido compartir pareja, pero sí que, en alguna ocasión, una de las dos ha ido a la cita de su hermana porque a esta no le apetecía.
Tampoco han tenido problema con sus novios, ya que no coinciden en gustos: "Y no es por algo físico, sino por el tipo de persona. A una le gustan cosas que a la otra nunca le han llamado la atención, por como son, por cómo se expresan.... En algunas ocasiones incluso nos hemos dicho: 'no aguanto a tu novio'" [risas].
Siempre juntas
Al acabar el colegio, ambas se inclinaron por estudiar Arte Dramático. "Acabamos la Selectividad y teníamos las dos nota para poder estudiar Magisterio en Cáceres, en Huelva y en Badajoz, pero dijimos que si superábamos las pruebas de Arte dramático íbamos a ir a por ellas a piñón. Mi padre nos ayudó a preparárnoslas ese verano y las pasamos. Así que estudiamos Arte Dramático en la Escuela Oficial de Sevilla", explican.
Su trayectoria desde que acabaron la carrera hasta que empezaron a trabajar en First Dates ha sido muy extensa y variada: "Hemos tenido que trabajar muchísimo, ha sido muy duro. Ahora nos conoce todo el mundo porque salimos en la televisión, pero previo a esto ha habido mucho trabajo y muchas decepciones", asegura Marisa.
Y es que las gemelas compaginaban los estudios de Arte Dramático con trabajos de teatro profesional y giras por toda España. Debutaron en el Festival Teatro Clásico de Mérida en 1999 y, a partir de ahí, empezaron a hacer castings sin parar y a presentar algunos programas de televisión en Canal Sur, Canal Satélite Digital, Canal Extremadura o en La Sexta.
"También hemos salido en series como Ciega a Citas, Centro Médico u Hospital Central y alguna pequeña incursión en el cine en La Montaña Rusa, con Emilio Martínez Lázaro, Un millón de amigos, El horror de la dama del lago… Currándonoslo mucho la verdad", aclara Marisa.
Ambas reconocen que buscan un representante para trabajos de ficción porque todo lo que han logrado hasta ahora se lo han buscado ellas, ya que aseguran que es muy difícil conseguir representante "porque todos tienen las carpetas cerradas".
Cristina recuerda que su trabajo en First Dates lo consiguieron porque estaban todo el día buscando opciones de pruebas y oportunidades, ya que son sus propias managers: "Vimos un anuncio en internet de un casting para un reality que no se sabía lo que era, pero que buscaban gemelas. Nos presentamos sin saber muy bien a qué íbamos, con un número de cabaret. Nos hicieron un montón de pruebas: improvisar, cantar…", recuerda. Ese programa era First Dates, y ya llevan ocho años en el programa de Cuatro, que les ha dado una gran visibilidad entre el público para realizar otras actividades paralelas al espacio de la cadena.
Apadrinadas por Sobera
La estabilidad de su trabajo en el restaurante del amor les ha dado la posibilidad de lanzarse como empresarias en un nuevo proyecto, subirse a las tablas para producir su propia obra. "Esta faceta ha surgido por la necesidad que tenemos de seguir haciendo teatro. No hemos tenido ofertas últimamente y pensamos que, si no nos las daban, las íbamos a crear nosotras", señala Cristina. Su hermana añade que "llevamos toda la vida luchando solas, no tenemos padrino de ningún tipo y todo lo que hemos logrado hasta ahora ha sido gracias a nuestro esfuerzo y a nuestra dedicación".
Como aman el teatro, han creado una sociedad limitada junto a Alicate Producciones, que es una empresa gallega que lleva espectáculos, para hacer un proyecto de teatro que se llama Satisfaction, una comedia de situación de ciencia ficción que conocen bien, ya que hace unos años la representaron en el Teatro Lara y tuvo éxito entre el público.
Intentaron recorrer España con ella, pero como no la habían producido, hubo complicaciones y no lo consiguieron, por eso han buscado unos socios para poder realizar su sueño: "Es algo muy novedoso en este mundillo. Nos gustaría llevarla de gira por todo el país. Es la primera vez que producimos una obra, a ver qué sale. Esperemos que funcione, porque es un riesgo también y un nuevo reto", afirman. Ha sido el comienzo de una gran aventura, ya que el teatro es un medio bastante difícil de mover y de producir, pero "hemos hecho una inversión muy potente en esta producción porque tenemos muchísima ilusión y estamos dispuestas a seguir luchando sin parar".
Las hermanas han contado con una ayuda excepcional para este primer proyecto, y es que el mismísimo Carlos Sobera les ha podido asesorar desde su experiencia como promotor teatral: "Sí, con Carlos tenemos una relación muy cercana y la verdad es que siempre que tenemos cualquier duda, en ese aspecto, acudimos a él. De hecho, en nuestra obra, hay una voz en off que, desinteresadamente, la hace él", destaca Cristina. De momento producirán Satisfaction y luego se han planteado crear su propia obra: "Lo hemos comentado con algunos productores que son amigos y bueno, ahí está la idea. Pero las cosas de palacio van despacio".
No obstante, también tienen una vida fuera de las paredes del restaurante de First Dates o del teatro. Ambas reconocen que llevan una vida bastante normal, salen con amigas, van al cine, a tomar un café... No son muy nocturnas, ya que le gusta mucho más aprovechar el día desde primera hora de la mañana. "Somos más de cañeo y tardes que de fiesta nocturna", admiten. Eso sí, Cristina añade que también entrenan, hacen deporte, cuidan mucho su alimentación… "en general llevamos una vida muy sana y muy normal".
La vida en el restaurante del amor
Marisa y Cristina llevan ocho años ayudando a Cupido a que lance sus flechas en el restaurante de First Dates y acierte lo máximo posible, ya que las hermanas, además de ser las camareras del local, también se consideran "unas 'Celestinas' de los comensales", afirman entre risas.
Marisa reconoce que el programa de Cuatro le ha aportado, en primer lugar, una estabilidad económica, que eso, para la inmensa mayoría de los actores, es algo muy complicado de conseguir. En First Dates también tienen parones de trabajo, pero con la garantía de que, al ser un programa de éxito, va continuar su emisión.
"También nos ha dado popularidad, que es una forma de reconocimiento al trabajo que estás haciendo. La gente nos saluda siempre con mucho cariño y eso se agradece. Se nota en la calle que perciben que entre los compañeros nos lo pasamos estupendamente", afirma.
"Yo añadiría que, además de estabilidad económica, me ha dado estabilidad emocional, tranquilidad y paz mental", destaca Cristina, ya que su hermana recuerda que antes de entrar en el programa no se permitía casi ni ver una película porque se levantaba y se acostaba con la obsesión de buscar trabajo, de buscar castings, de buscar formas de reinventarse para seguir trabajando. "Creo que nos merecemos un poco de estabilidad porque somos muy currantas y lo vamos a seguir siendo", asegura Marisa.
Es inevitable preguntarlas por sus compañeros de programa: "Carlos Sobera es todavía mejor persona en la vida real de lo que se ve en televisión. Siempre está pendiente de todos, y después es un cachondo mental, y es muy cariñoso".
A Matías Roure le definen como "una maravilla de persona", y desvelan el ritual que tienen con el argentino todos los días: "Cuando ya han entrado las tres primeras citas, nos damos un abrazo, pero un abrazo sentido y largo". Del último fichaje, Laura Boado, comentan que ha sido un descubrimiento, ya que ella no venía del mundo del arte y, sin embargo, ha encajado perfectamente: "Hemos congeniado muy bien y le hemos cogido mucho cariño".
Después de casi una década en First Dates y de haberle servido la cena a miles de comensales, las gemelas Zapata guardan un especial recuerdo de algunas de las personas que han pasado por el programa. "Se me quedó muy grabado un señor de 83 años que venía de mi pueblo, Fregenal de la Sierra, y quería encontrar pareja y compañía para no seguir solo. Se hizo todo lo posible para que la cita saliera bien aunque, desafortunadamente, no funcionó. Fue muy emotivo, lloramos como magdalenas", asegura Marisa.
Cristina, por su parte, se acuerda de Platania, un chico muy gótico que hablaba de una manera muy peculiar que luego ha vuelto en más ocasiones al programa: "Se nos quedó a todos muy grabado porque fue alguien que dio mucho juego".
Su futuro
Aunque hay programas de televisión muy longevos como El Hormiguero o El Intermedio, que llevan 18 años en televisión, no suele ser la norma habitual, por lo que antes o después, el programa de las citas a ciegas de Cuatro cerrará sus puertas, pero las hermanas están labrándose una carrera para no pasar los apuros de los años previos a First Dates.
"Nos gustaría poder compaginar la televisión con teatro o ficción, por ejemplo, presentar un programa las dos juntas de humor o de entrevista. Sería maravilloso, ya que la gente que nos conoce y nos quiere nos podían dar un programa. Cine, teatro, televisión, ficción, estamos abiertas a todo lo que surja", comentan, aunque Marisa también se postula para participar en Supervivientes, si se diera la oportunida.
Hablan de su enfermedad
Las dos han hablado en varias ocasiones sobre el TOC que sufren, aunque les costó hacerlo público: "Al principio, cuando me dio el batacazo gordo, no quería que se enterara nadie. Absolutamente nadie, sólo mis padres, mi hermana y poco más, porque era una tragedia muy grande. Pensaba: '¿Qué van a pensar de mí en un pueblo tan pequeño?', '¿me echarán de mi trabajo?', '¿pensarán que no estoy capacitada?' Todas esas dudas, porque el TOC es duda", comenta Marisa.
"Yo le decía a mis compañeros que me gustaría que, algún día, cuando yo ya estuviera bien, poder ayudar a la gente a salir del infierno en que yo he estado. Y eso hemos hecho. Cuando hemos podido hablar un poco más tranquilas, con menos ansiedades y menos cosas, hemos dicho 'vamos a intentar ayudar a la gente'", añade.
Cristina coincide con su hermana en que han querido dar visibilidad a la enfermedad "porque la gente no sabe lo que es el TOC. Se piensan que es ser ordenado… ¡Y es mucho más! Decir que tener TOC es tener manías es simplificarlo mucho".
Comentan que les ha escrito mucha gente dándoles las gracias, pidiéndoles consejos y ayuda. "Hay que tener menos vergüenza en decir lo que nos pasa, es una enfermedad. La gente estigmatiza estas enfermedades mentales, dicen 'está loca', pero ya hay mucha gente famosa que se está abriendo en este sentido, se muestran naturales", aseguran.
Por otro lado, ambas quieren que la gente sepa dónde pedir ayuda "porque se puede salir de esto. El problema del TOC es que se conoce algo, pero no se sabe a dónde acudir, ni cuál es el diagnóstico, ni mucho menos el tratamiento. Y, sobre todo, que hay más de 600.000 afectados en España y que, aun así, no tenemos ningún sitio especializado, ningún centro público", reclaman las hermanas.
También han barajado crear una fundación, "aunque estamos un poco perdidas en este medio. Pero sí colaboramos con TOC Granada y TOC Mérida. Estamos intentando echarles un cable", señalan.