A sus 34 años, Beatriz Díez ha conseguido una gesta por la que siempre será recordada. Ha logrado sacar la nota más alta de España en el examen EIR -el MIR de enfermería- de este año, el más difícil de sus 30 años de historia. Y es que, de las 6.855 personas que se presentaron el pasado 20 de enero para obtener una plaza de Enfermero Interno Residente, la mejor nota ha sido la de Beatriz, cuya nota es equivalente a un 5,7 sobre 10. Ni siquiera llega al notable.
Asimismo, de todos los candidatos repartidos por toda la geografía española, alrededor de 2.000 han obtenido plaza, aunque sólo 15 han aprobado el examen. "Nunca me imaginé que sería la número uno. Fue una sorpresa muy grande", cuenta la enfermera en una entrevista con EL ESPAÑOL, cuyo mérito es aún mayor ya que un 10% del examen EIR es la nota media obtenida durante la carrera universitaria. "Tenía mucho miedo de no conseguir plaza porque mi nota media de la carrera es de 6,7 sobre 10", dice.
Y es que, según cuenta la enfermera, nunca ha sido una alumna aventajada. "Nunca me ha gustado estudiar, y nunca he destacado por sacar buenas notas", revela. Aún así, ha obtenido la mejor nota de entre las casi 7.000 personas que se han presentado al examen, "muchos de ellos con notas medias de la carrera de 8 o 9", explica. Por ello, para conseguir ser la número uno, Beatriz ha tenido que realizar un sacrificio mayúsculo, teniendo que compaginar su trabajo con las agotadoras horas de estudio.
"Sabía que tenía que sacar plaza como fuera, así que le dediqué muchísimas horas. Hasta agosto estuve trabajando en un hospital, y las horas que no trabajaba las dedicaba a estudiar. De agosto en adelante estuve trabajando en otro hospital privado, pero con una jornada muy reducida, lo que me permitía tener más tiempo libre para estudiar. En los últimos meses, estudiaba casi 12 horas al día", relata.
Lo que nunca se imaginó Beatriz cuando se preparaba para el examen era la enorme dificultad del mismo, lo cual se refleja en el escaso número de aprobados. ""Fue un examen difícil y muy raro. Es la primera vez que me presentaba, entonces no puedo comparar con los exámenes de otros años, pero sí que puedo decir que era muy complicado. Muchos de los que se presentaron decían que la mitad de las preguntas eran incontestables. Y la verdad es que tenías que aunar todos los conocimientos que has aprendido, junto a toda la experiencia que tienes, para discernir la respuesta correcta, pero sin tener la seguridad al 100% de que lo era", explica.
Mejores condiciones fuera de España
Beatriz siempre tuvo claro que su vida iba a estar dedicada a la enfermería, una profesión que la ha “vivido” en casa desde que era pequeña. "Mi madre es enfermera, así que lo he mamado desde niña. Es verdad que durante una época también quise ser veterinaria, como todos los niños, pero al final me decanté por la enfermería", cuenta Díez quien, cuando le llegó el momento de elegir carrera universitaria, no lo dudó, y se matriculó en la Escuela de Enfermería de Zamora —su ciudad natal—, la cual está adscrita a la Universidad de Salamanca, donde se diplomaría en 2010.
Desde que se diplomó, hace 14 años, a Beatriz la han llamado para trabajar en diferentes lugares del territorio nacional, incluso también fuera de España. "Estuve trabajando en varias residencias de ancianos, que es donde más me llamaban, hasta que en verano de 2014 me surgió la oportunidad de hacer una entrevista para marcharme a Malta para trabajar como enfermera", relata la joven. "Por entonces, no estaba muy contenta con el trabajo que tenía, no trabajaba a jornada completa, así que decidí presentarme y me cogieron para irme a Malta".
Allí, alejada de su país, estuvo durante cuatro años, hasta 2018. Al igual que ella, cada año, muchos enfermeros deciden hacer las maletas e irse a otros países europeos en busca de mejores condiciones laborales. “Allí el sueldo es mejor, aunque lo mejor de todo es la estabilidad. En España te llaman para un contrato de un mes, luego te quedas parado, luego te llaman sólo para el verano... Y en Malta trabajaba en un hospital público, que además puntuaba para la bolsa de España, con un contrato indefinido, podía elegir el servicio que yo quisiera...", argumenta la zamorana.
Dos años de estabilidad
Precisamente, buscando esa estabilidad, Beatriz decidió presentarse al EIR, un examen que, a quien lo aprueba, le permite especializarse en una rama de la enfermería. "Cuando apruebas el EIR, eliges una plaza para formarte como residente durante dos años en esa especialidad. Una vez que cumples esos dos años trabajando en un hospital —formándote a la vez—, obtienes la especialidad, aunque sigues sin plaza. Si quieres una plaza fija tienes que volver a presentarte a una oposición y aprobarla", explica Díez. "El EIR es un examen muy difícil que sólo te asegura dos años de estabilidad", expresa.
Ahora que ha conseguido aprobar el examen y obtener la plaza de formación, quiere especializarse en Obstetricia y Ginecología, "la especialidad de matrona", apunta. “Es la que más me ha llamado la atención, y lo haré en un hospital de Valencia, aunque todavía no he decidido en cuál". Al ser la nota más alta, Beatriz tiene plaza asegurada. "Con esa nota puedo elegir dónde trabajar y formarme en la especialidad durante estos dos años, luego tendré que volver a estudiar para la oposición", dice.
Una vez cumplido su objetivo de ser matrona, sólo pide quedarse en Valencia, donde se mudó hace más de un año. Una ciudad que adora por el mar y por la cercanía de su familia. "Mis padres hace poco que se han venido a vivir a Valencia, y me apetecía estar un poco más cerca de ellos, y no estar dependiendo del avión para vernos. Así que por eso vinimos mi pareja y yo, y estamos muy a gusto. Esa era también una de mis grandes motivaciones para sacar buena nota, por permitirme seguir viviendo en esta ciudad maravillosa y ahora, además, trabajando de matrona, aunque ojalá que con una plaza fija. Ese es mi sueño", concluye.