Tras dos días de protestas de los agricultores en distintos puntos de España, este jueves se suman a las movilizaciones las tres principales organizaciones del sector: Asaja, COAG y UPA. Las tres grandes, de diferente ideología, se mueven de la mano y son las que se sientan a negociar con el Gobierno. Es decir, al margen de la presión social, son las únicas con influencia real para determinar las políticas del Ejecutivo. Su calendario de tractoradas comienza este jueves en Ávila, Salamanca, Ciudad Real y Huesca.
Son, por decirlo de alguna manera, las manifestaciones “oficiales”. Pero, en paralelo, ya han surgido estos días protestas organizadas de forma espontánea. La de mayor calado se ha producido este martes en Barcelona, donde más de un millar de tractoristas tomaron la ciudad y fueron recibidos por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.
Estas marchas se han extendido por multitud de carreteras y diferentes ciudades. A ellas se han sumado organizaciones regionales, otras de carácter nacional de tamaño más reducido, agricultores a título individual y agitadores que han tratado de capitalizar las protestas con reivindicaciones que en muchos casos trascienden el ámbito agrícola.
Estos últimos han provocado mucho ruido, sobre todo a través de las redes sociales, pero son precisamente los menos representativos. En algunos casos, quienes están llamando a tomar las calles ni siquiera son agricultores.
Las protestas del campo, por tanto, no son cosa de Vox ni de sus grupos afines. Ni mucho menos. Otra cosa es que la formación de Santiago Abascal intente sacar partido de este ambiente de descontento en el ámbito rural, donde tiene un fuerte arraigo, o que surjan personajes próximos a su ideología que intenten ponerse al frente de una movilización sin líderes.
Más allá de estas figuras ligadas por lo general a grupos de extrema derecha, hay colectivos de ideología muy dispar. Desde asociaciones cercanas al independentismo catalán a movimientos en la órbita del PSOE. Con la suma de las principales organizaciones, estos son los principales actores de la contestación.
Asaja, a la derecha
La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) es la principal patronal agraria en España. Están adscritos a la CEOE y cuentan con unos 200.000 afiliados, según sus cifras. Nació en 1989 como la unión de diferentes agrupaciones y desde entonces están tradicionalmente ligados a la derecha. Pese a su nombre, Asaja la integran mayoritariamente agricultores de toda la vida, no se trata de ninguna organización juvenil.
“Históricamente el campo suele ser más conservador, aunque no estamos vinculados a ningún tipo de siglas”, reconoce a EL ESPAÑOL su presidente, Pedro Barato. Licenciado en Derecho, Barato tiene su propia explotación agrícola y ganadera en Ciudad Real y es presidente de Asaja desde 1990.
“Al presidente del Gobierno le pedimos que cambie el plan estratégico que ellos mismos han aprobado para flexibilizar la PAC: puede aligerar el modelo digital, modificar la superficie de barbecho o la utilización de sistemas fitosanitarios. Pero que no nos venda humo con modificar la Ley de Cadena Alimentaria sin saber cómo ni de qué manera”, asegura Barato, en referencia a la promesa lanzada por Pedro Sánchez este martes en el Congreso.
El presidente de Asaja defiende su calendario de movilizaciones y agrega que, al término de las convocatorias previstas, podrían organizar una tractorada final en Madrid o Estrasburgo, “según se vayan desarrollando los acontecimientos”.
UPA, a la izquierda
Si Asaja es la organización más conservadora, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) está del otro lado. Con unos 80.000 afiliados su formación nace en los años ochenta como organización de profesionales autónomos del campo vinculados a UGT, el histórico sindicato socialista. “Somos progresistas y de centroizquierda, no tenemos problema en decirlo”, aseguran desde UPA.
Su secretario general, Lorenzo Ramos, forma parte de los órganos ejecutivos de UGT. Su modelo se centra en los trabajadores autónomos y en las explotaciones familiares y su estrategia está basada en el entendimiento con este Gobierno. “Respetamos las manifestaciones de estos días, pero pensamos que las protestas deben ir acompañadas de una negociación. Si no, se corre el riesgo de quedar sólo en un desahogo. Nosotros negociamos la gestión de la PAC y mucha gente se dio cuenta de que obtuvimos cosas positivas”, insisten desde UPA.
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COAG, al centro
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) fue la primera organización de ámbito estatal que se constituyó en España, en 1977. Tiene representación en todas las comunidades y en cada una su tendencia es diferente. Un exmiembro de la coordinadora explica que en Valencia las asociaciones suelen estar más vinculadas al PSOE, en Castilla y León al PP, y en Extremadura puede haber desde socialistas a simpatizantes de Vox.
También se sitúa a medio camino de Asaja y UPA en cuanto a número de afiliados, con unos 150.000. Su secretario general es desde 2021 el agricultor murciano Miguel Padilla, quien defiende desde hace años las principales reivindicaciones del sector, como una reducción de la burocracia, menores impuestos para los productores o la aplicación de normas que impidan la competencia desleal desde países ajenos a la UE. Hasta aquí las organizaciones mayoritarias.
Unión de Uniones, por libre
La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos surge como una escisión de otros movimientos y, por tanto, también es bastante plural en su ideología. El Ministerio de Agricultura no los reconoce como una de las grandes y, por tanto, no se sientan en la mesa negociadora como sí lo hacen Asaja, COAG o UPA. Esto provoca que Unión de Uniones se salga de la línea oficialista y estos dos últimos días, aprovechando la oportunidad de dejarse ver, han sido la principal asociación organizada que ha secundado las protestas.
Su coordinador estatal, Luis Cortés, declara a EL ESPAÑOL que ellos tienen su “calendario propio de movilizaciones, que tendrá su colofón el 21 de febrero”. Lo que han hecho antes es “calentar motores”. Cortés resalta que apoyan “todas las reivindicaciones de las manifestaciones espontáneas, siempre que estén directamente relacionadas con el ámbito rural”. De esta forma, se desmarca de la cancelación de la Agenda 2030 o la Ley de Bienestar Animal, algunas de las causas de Vox que otros interlocutores han tratado de colar en el debate.
Luis Cortés afirma que su organización es “plural” y que su nexo de unión es “defender el sector desde un ámbito profesional”. Él mismo se considera un liberal, “votante de partidos que después se hunden, como la UCD o Ciudadanos”, y defensor de “menos impuestos”. Hace una década acumuló tres condenas por diferentes fraudes administrativos que le llevaron a pasar por prisión.
Unió de Pagesos, órbita ‘indepe’
Muestra de la pluralidad de Unión de Uniones es su vínculo con Unió de Pagesos, su organización asociada en Cataluña. Unió de Pagesos es el movimiento organizado más representativo de los agricultores que este martes tomaron Barcelona y fueron recibidos en la Generalitat. El movimiento surgió en 1971 como un grupo de contestación antifranquista y hoy se considera “progresista, ambientalista y defensor de la identidad nacional de Cataluña”.
“El campo catalán siempre estuvo muy ligado al movimiento independentista, no hay más que ver los resultados electorales en zonas rurales de Lleida o Girona”, aseguran fuentes sindicales. Unió de Pagesos estaría ideológicamente en la onda de ERC, aunque su coordinador nacional, Joan Caball, fue alcalde del municipio de Vilamalla (Girona) entre 1997 y 1999 por el Partido Socialista de Cataluña. Hoy luce en sus redes sociales un lazo amarillo, en solidaridad a los condenados por el 'procés'.
Lola Guzmán, extrema derecha
Es una de las figuras emergentes de las protestas de los últimos días, aunque su ascendencia entre los agricultores radique únicamente en subirse a un tractor con una bandera de España, gritar consignas y haberse hecho viral. Ella misma se considera como una de las referencias y portavoz de la Plataforma 6F (por las protestas del 6 de febrero), un colectivo surgido al margen de las organizaciones mayoritarias y en la que supuestamente no hay líderes.
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Guzmán es una enfermera valenciana que tiene unas tierras dedicadas a la ganadería. Militó en Vox, tiene fotos con algunos de sus líderes y estuvo recientemente en las protestas contra la sede del PSOE, en la madrileña calle Ferraz. Ahora, la Plataforma 6F también ha convocado marchas para este sábado, cuyo objetivo es tomar Ferraz. Unos pocos manifestantes ya han estado estos días frente a la sede del PSOE, aunque eran muy pocos quienes portaban carteles referentes a las reivindicaciones agrícolas.
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La Plataforma 6F cuenta, además, como responsable jurídico con Xaime da Pena, un abogado gallego que se dio a conocer hace unos meses por haber financiado la enorme lona contra Pedro Sánchez que colocó Desokupa en la calle Atocha de Madrid. El abogado, que ahora llama a los agricultores a tomar las carreteras, es muy activo en Instagram con vídeos en los que aborda los clásicos temas de la extrema derecha.
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Entre ellos, la cancelación de la llamada Agenda 2030 -objetivos de desarrollo sostenible de la ONU-, una de las obsesiones de Vox, que ahora ha vuelto a ser introducida en el debate por algunos miembros de la Plataforma 6F. A estas reivindicaciones se ha sumado Manuel Hernández, el transportista que también se hizo viral en otra huelga de 2022 con un discurso calcado al de la extrema derecha.
La representatividad de estos últimos en el campo español es más que cuestionable, aunque sí cuentan con un innegable poder de movilización a través de las redes sociales.