Se le echó encima medio país mientras el otro medio sucumbía a su garra en el escenario y al baile estroboscópico que se marcó junto a su corte de bailarines, que nos granjeó una codiciada tercera posición en el festival de Eurovisión de 2022. A aquello, a esa oleada de amor y de hate recibido de forma indistinta como en el experimento de Skinner, sobrevivió Chanel Terrero (28 de julio de 1991, La Habana, Cuba) "enfocando su trabajo y situando a las personas lindas" de su alrededor. También gracias a la terapia, que nunca ha abandonado: "Doy gracias a mis padres porque desde pequeña siempre me han llevado a terapia. Es algo que en mi casa nunca ha sido tabú".
Este domingo será una de las estrellas en la gala 'Las Top 100 Mujeres Líderes' al mismo tiempo que saca su primer disco (Agua, con Sony Music España) y se muestra durante esta entrevista un tanto recelosa, un puntito escamada: "Me hace mucha gracia porque esta pregunta (sobre el sexo en mis canciones) me la haces porque soy una chica". Pero no, en realidad se la hacemos porque su disco nuevo está repleto de imágenes sexualmente explícitas, y es llamativo: "Soy una mujer muy conectada con mi sexualidad, es algo que, como latina, siento que me arma".
Chanel lleva yelmo porque, como todos, afronta batallas, pero las suyas tienen que ver precisamente con sus raíces: "Todos los días de mi vida desde que tengo uso de razón he recibido racismo". También investiga y aprende sobre sí misma para que su voz suene exactamente a lo que le ruge dentro: "Fíjate que recuerdo los castings del Rey León, que yo tendría 19 años, y recuerdo ensayar delante del espejo la coreografía poniendo ya esas caras (que luego mostré en la actuación de Eurovisión)".
En la planta del pie tiene un tatuaje que reza "made in Cuba", aunque evita pronunciarse demasiado sobre la situación de la tierra que la vio nacer: "Tengo mi propia opinión, la cual nunca he expuesto… Pero obviamente las cosas no están bien".
Camina por las céntricas oficinas de Sony Music en Madrid deslizando algún paso de baile, no lo puede evitar. Cuando nos sentamos, se pone seria. "Vamos a conversar", dice tras un "estoy ready":
Pregunta.— Lo primero, ¿qué significa para usted estar en la gran gala 'Las Top 100 Mujeres Líderes'?
Respuesta.— Desde pequeña, mis principales referentes han sido femeninos. Me siento muy honrada por participar en un evento que reconoce el talento femenino. Creo que es vital que demos visibilidad a las mujeres que lideran en su área, para que sirvan de referente a las que vendrán después.
P.— Acaba, además, de sacar nuevo disco, 'Agua'. ¿Qué significa el agua para Chanel?
R.— Buah, significa un montón de cosas. Es algo que siempre digo, desde que tengo uso de razón. Soy nacida en Cuba, una isla, y además allí se dice mucho "¡agua!" (parecido al olé de aquí) o "¡candela!". Y el "agua" es algo que hice muy mío cuando pasó todo lo de Eurovisión, me salió de forma orgánica en mitad de la canción y los fans lo hicieron suyo. Además, para mí tiene mucho sentido porque el agua se transforma y se adapta. Y yo también: me transformo y adapto a lo nuevo. Y el disco también es así, hay varias facetas de mí como artista.
P.— Canta en Agua precisamente "a veces asfixiada por culpa del estrés, del interés y de la fama". ¿Cuál de los tres ingredientes es peor: el estrés, el interés o la fama?
R.— El interés se ve desde lejos, se ve venir, así que a lo mejor se gestiona un poco mejor. El estrés y la fama van un poco de la mano a veces. Pero soy una persona bastante positiva, así que dentro de esto que explico y de lo que me desahogo un poco en la canción, me quedo con la parte buena.
P.— ¿Cómo ha sido el proceso de composición de este disco? ¿Escribe las letras?
R.— Pues es muy dispar. Durante este tiempo he hecho dos cosas: creación del álbum e investigación de mí misma como artista solista. Llevo muchos años en esta industria, pero como actriz y cantante de musicales y bailarines. Y, en este caso, saber qué quiero me ha llevado a investigar y aprender. He hecho muchas sesiones y había canciones en las que yo tenía una idea y con el topliner o el letrista que estuviera en la sala empezábamos a escribir, y otras que el letrista escribía más.
P.— Viene de dos años de mucha polémica por lo ocurrido en Eurovisión.
R.— Para gustos, colores. Hay gente a la que le gusta más una cosa y, a otros, otra. Llevo mucho tiempo trabajando en esto y sé que estoy siendo mi mejor versión. Cuando sucedió lo que sucedió había opiniones de todo tipo. Lo entiendo porque fue un boom, pero si no son críticas constructivas, sólo opiniones, y encima pasan de la línea y llegan a la falta de respeto o el ataque, imagínate...
P.— ¿Por qué cree que sucedió aquello, Chanel? Por un lado recibió un cariño muy fuerte por parte de muchísima gente, pero también muchos otros se posicionaron en contra de su trabajo.
R.— Sí, gente que estaba en contra y que me atacó públicamente. No sé por qué sucedió, no soy socióloga… Estábamos en un concurso donde había mucha pasión… Y las redes sociales, que son un poco peligrosas. Se desvirtuó todo un poquito y llegó a sitios que no hubiera imaginado. Pero estoy orgullosa cuando miro hacia atrás y veo cómo me lo tomé, cómo enfoqué mi trabajo y situé a las personas lindas de mi alrededor. Es verdad que lo pasé muy mal, muy mal, y todavía tanto en mí como en mi círculo sigue esa estela de recoger lo que sufrimos, pero siempre mirando p’alante.
P.— Tengo la sensación de que revirtió cierta rabia en su trabajo posterior, en la actuación final. ¿La rabia es una buena aliada para el trabajo artístico?
R.— Para mí no fue rabia, fue otra cosa. ¿Lo dices por la actuación en sí, esas caras que daba? Fíjate que recuerdo los castings del Rey León, que yo tendría 19 años, y recuerdo ensayar delante del espejo la coreografía poniendo ya esas caras…
P.— De leona.
R.— De leona. Eso forma parte de mí… Tengo un tatuaje en la planta del pie que pone "made in Cuba". Forma parte de mí, de la tierra, de mis ancestros indios taínos que me dan una cosa de abajo. No tiene que ver con la rabia porque no está enfocado hacia afuera. Es más un poder. Es algo con lo que conecto mucho: la potencia y la sensualidad son dos puntos fuertes en mi artista en directo.
P.— ¿Qué papel jugó la terapia en todo lo sucedido?
R.— Sí. Doy gracias a mis padres porque desde pequeña siempre me han llevado a terapia. Es algo que en mi casa nunca ha sido tabú y creo que poco a poco se va normalizando. Toda mi vida he ido a terapia, algunas veces más de seguido y otras menos por circunstancias de la vida. Pero gracias a mi psicóloga he aprendido a gestionar muchas cosas. No hay cerebro humano ni sentimientos humanos que estén preparados para algo tan heavy y tan repentino.
P.— Y ahora, si se lo pidieran, ¿volvería a Eurovisión?
R.— Ahora mismo no, porque ya pasó. Fue una experiencia brutal, pero ya pasó. Además creo que hay que darle oportunidad a que otras personas vivan lo que yo he vivido, porque es increíble.
P.— Vamos a entrar en esas raíces que hacen a Chanel. Nace en La Habana y está allí hasta los cuatro años. ¿Tiene recuerdos?
R.— Sí, tengo recuerdos muy vagos, pero volví mucho de niña, de vacaciones. Y me acuerdo de detalles como ir paseando por La Habana Vieja y romantizarlo todo tanto hasta el punto de que hoy día un olor puede llevarme a ese momento y hacerme sentir en paz.
P.— ¿Y le duele Cuba, como a tantos exiliados, o era demasiado pequeña para eso?
R.— Obviamente, era demasiado pequeña, no soy una persona que pueda tener un discurso muy firme porque me fui con cuatro años y muchas cosas se me escapan, pero también estoy conectada con mis raíces, en mi casa se habla y casi toda mi familia vive allí todavía.
P.— ¿Cómo están las cosas allí ahora, qué le cuentan?
R.— Sí, hablo con gente que está allí… (Chanel hace el primer silencio en toda la charla, luego retoma). Es que tengo mi propia opinión, la cual nunca he expuesto… Pero obviamente las cosas no están bien.
P.— Es un hecho objetivo que la gente sigue pasando necesidad allí. Yo fui hace unos años y vi gente sufriendo.
R.—(Chanel aprieta los labios primero, luego esboza una sonrisa leve y mantiene la mirada en silencio el tiempo necesario. No va a profundizar en ello, lo tiene claro).
P.— ¿Sus padres vinieron por trabajo?
R.— No suelo hablar de mi familia. Los intento tener al margen.
P.— He leído que sigue sufriendo episodios de racismo.
R.—.Todos los días de mi vida desde que tengo uso de razón he recibido racismo.
P.— Bueno, sabemos lo que hay en usted de cubana. ¿Y de catalana?
R.— Pues la crianza. Soy una mezcla entre Cuba y Cataluña porque cuando llegué aquí la lengua la aprendí súper rápido. En una semana estaba hablando catalán.
P.— ¿Le gustaría cantar en catalán?
R.— Lo he hecho. La marató, no sé si la conoces, es un acto que se hace allí desde hace 31 años. Artistas que no hablan catalán cantan en catalán para vender el disco y llevar todos los beneficios para una causa solidaria. Y canté justo una versión de Pau Donés, Agua, pero en catalán.
P.— El agua y usted, eh.
R.— Estamos conectados. El siguiente disco se llamará Fuego. ¡No, no, es una broma! A ver si lo ponéis como titular y yo obligada ahí creando el disco… (reímos).
P.— He leído que de momento no se siente un producto. ¿Qué es fundamental para usted para no convertirse en un producto discográfico?
R.— Pues tener voz propia. Y para tener una opinión hay que hacer un trabajo previo, no puede construirse de la nada. Tengo que saber lo que me gusta y lo que no, hacer esa introspección. Y eso es lo que me ha llevado a no ser una marioneta. Y estoy muy orgullosa de ello.
P.— ¿Cree que hay mucho de eso en la industria, de gente sin voz propia que se deja llevar por lo que le mandan?
R.— Sí, claro, hay de todo, porque igual que no hay un ser humano igual, la industria es tan grande que hay de todo. Hay gente que no es conocida que son mucho más talentosos o virtuosos que muchos de los que estamos en la palestra. Son circunstancias de la vida.
P.— Por último, ¿qué le gustaría que pasara con Agua?
R.— Pues me gustaría lo que ya está sucediendo, que la gente lo disfrutara. Tenía muchas ganas ya de que fuera vuestro. Ya estoy trabajando en el directo. Es mi primera vez sacando un álbum, y no hay dos oportunidades para una primera vez, así que lo estoy viviendo muy intensamente y también aprendiendo a soltar eso. He hecho mucho el ejercicio de saber que todo este trabajo es para la gente lo disfrute, lo baile, lo cante, lo versione. Y está siendo así, estoy muy contenta y ya pensando en lo siguiente, what’s next?
P.— Que no será Fuego, será el que sea.
R.— Eso, será el que sea.