La medida no dejó indeferente a nadie el pasado martes. El Gobierno pretende que todos aquellos que quieran acceder a webs pornográficas deban pasar por un nuevo mecanismo de verificación de edad. La polémica reside en la obligación de los usuarios de enseñar su DNI, pasaporte, tarjeta sanitaria o carnet de conducir a la Fábrica de Moneda y Timbre antes de acceder a las páginas de la industria sexual.
En teoría, el mecanismo —una aplicación móvil— permitirá saber a las webs únicamente si quien accede es menor de edad o no, algo que algunos usuarios han puesto en duda en las redes sociales. Los que superen los 18 años podrán ver pornografía. Los que no lo hagan no tendrán manera de saltarse el muro.
La idea de la medida es proteger a la infancia y a la adolescencia de los contenidos pornográficos. Hasta ahora, la Ley General de Comunicación Audiovisual obliga a las plataformas digitales a establecer mecanismos de verificación de edad para acceder a los contenidos.
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De ahí que en la mayoría de estas webs, como en otras donde se vende alcohol, por ejemplo, te salga un aviso antes de entrar: "¿Eres mayor de 18 años?". Para saltar esa pregunta basta con responder sí, se tenga la edad que se tenga.
Por eso el Ejecutivo trata de implantar un proyecto que se espera que esté listo antes de verano. Ha sido llevado a cabo por la Agencia Española de Protección de Datos y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Será este último organismo, además, quien etiquetará las páginas prohibidas para los menores.
Tras muchas reacciones, EL ESPAÑOL ha contactado con protagonistas del porno feminista o porno ético para saber qué opinan al respecto. Esta industria se centra en realizar un cine para adultos basado en el consentimiento, la equidad y el placer y la sexualidad como núcleo. Trata de no cosificar a ningún género ni dar protagonismo a uno sobre el otro.
Paulita Pappel, autora de Porno Positivo y directora de cine, lo definió hace unos años en Vice de la siguiente manera: "La pornografía feminista intenta descentralizar el orgasmo masculino yendo más allá de la penetración y la eyaculación del hombre para crear una representación diversa de cuerpos, sexualidades y modelos de relación".
Erika Lust
Una de las pioneras de este cine porno es Erika Lust. La productora, directora y guionista sueca establece en su web: "Reinventing porno".
Desde su punto de vista, "esta propuesta del Gobierno puede, en cierta medida, ayudar a asegurar que solo las personas adultas tengan acceso a este tipo de contenido. De todos modos, hemos de saber también que las personas jóvenes se encontrarán pornografía de una u otra forma, no podemos 'protegerles' de este tipo de contenido".
El motivo es que los jóvenes "suelen compartir contenido explícito entre ellos, ya sea de forma voluntaria o inadvertida, a través de las redes sociales o aplicaciones de mensajería, y este intercambio entre unos y otros pasa por alto las medidas tradicionales de verificación de edad y puede exponer a los menores a material explícito independientemente de las barreras establecidas".
Para la productora sueca, "la mejor manera de apoyarlos es brindándoles las herramientas para navegarlo. Antes de nada, todos (adultos incluidos) necesitamos una mejor educación sexual para desarrollar una relación sana con el sexo. Teniendo esto en cuenta, no debemos avergonzar a los jóvenes por su curiosidad por la pornografía, pero debemos alentar conversaciones al respecto".
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Ella misma ha emprendido este tipo de proyectos como The Porn Conversation. "Abrimos debates y conversaciones sobre la pornografía, la sexualidad y las relaciones. Con este proyecto, buscamos brindar recursos, información y herramientas para que padres y educadores puedan navegar estas charlas sobre pornografía de manera responsable e informada".
Sabiendo que es difícil poner vallas al campo, "el proyecto reconoce la prevalencia y accesibilidad de la pornografía en la era digital actual y tiene como objetivo abordar la necesidad de una educación sexual integral y un diálogo sobre el impacto potencial de la pornografía en las personas y las relaciones, así como tomar decisiones informadas para navegar las complejidades que rodean la pornografía en un forma que promueva relaciones saludables y el autoconocimiento".
Regresando a la medida del Gobierno de España, las webs y productoras deberán poner de su parte para la implantación de la medida. Lust apunta que, "aunque tanto las productoras como las páginas web de contenido sexual pueden desempeñar un papel importante para garantizar la implementación efectiva de los mecanismos de verificación de edad, creo que también es importante fomentar una cultura de responsabilidad dentro de la industria, siendo conscientes de que igual que una película que vamos a ver al cine puede marcar a una persona, una película erótica también llega a influenciar a alguien".
Desde la indutria, piensa, "es importante hacer la reflexión de qué es lo que estamos representando, por qué y desde qué mirada lo hacemos y para quién. De todos modos, reitero que lo más importante siempre será que todos tengamos una educación sexual completa, integral y sana, que se enfoque en la celebración del placer para todos los cuerpos, que sea informativa, y que no se encaje únicamente a los peligros del sexo y en la mirada masculina".
Pregunta.—¿Cómo puede ayudar el porno ético a la implantación de estos mecanismos? ¿Debe estar bajo el mismo registro que el resto de pornografía?
Respuesta.— A fin de cuentas, el porno producido de manera ética se basa en principios de consentimiento, diversidad y representación equitativa. Al incluir el porno ético y feminista en los mecanismos de verificación, se promueve una industria del porno más responsable.
Además, si esto va acompañado de una barrera de pago, estamos dando el mensaje que lo que vamos a consumir tiene un coste igual que cualquier otro producto, y que hay alguien que ha trabajado para crear ese contenido. Si pagamos por el porno que consumimos, le damos el valor que éste y las personas que han trabajado en ello merecen y, por lo tanto, le damos validez también al trabajo sexual para que se pueda trabajar en unas condiciones favorables al haber más dinero a invertir en ello.
En cuanto a si el porno ético debe tener un registro diferente al resto del porno, creo que es una distinción muy difícil de hacer y, de hecho, acarrea mucho estigma a lo que es ese 'otro porno'. En lo que deberíamos enfocarnos, de nuevo, es que se pague por el contenido que se va a consumir. Pagando por el porno que consumes, haces que haya dinero para que todas las personas involucradas en la producción puedan trabajar de manera favorable y, por lo tanto, ética.
Sandra Torralba
Hay varias palabras que podrían definir bien el trabajo de Sandra Torralba: "Autorretrato, fotografía escenificada, erotismo, humor, sexualidad, cinematografía, desnudo, iluminación". Así lo señala ella misma en su web.
La artista visual está de acuerdo y le parece adecuada "una regulación más eficiente y certera del acceso de los menores a contenidos para los que no están preparados (violencias, pornografía, apuestas, etc)".
Apunta que ese paréntesis es "importante para enfatizar que, a veces, incurrimos en una sobredemonización de los contenidos pornográficos (metiendo además en el mismo bote arte, desnudo, pezones, erotismo, pornografía) y olvidamos otros contenidos tanto o mas agresivos y peligrosos".
Con respecto a este tema, Sandra Torralba destaca su aprobación a que las audiencias lleguen a la pornografía con un nivel de madurez suficiente. Para ella, una de las medidas que puede ser efectiva "es controlar que tengan una edad mínima determinada". No obstante, destaca que "una educación sexual de calidad también es fundamental para dicho nivel de madurez".
Sobre el control, destaca a Onlyfans. "Conlleva unos pasos para registrarse como creador o usuario con aspectos como los que plantea el proyecto de ley (verificación de la ID) y, aunque una de las quejas es que este proceso le suscita rechazo a muchos posibles usuarios que finalmente nunca se registran, también queda claro que esta medida intenta regular el acceso de menores a dichos contenidos. Además, intenta garantizar la edad del creador y su participación consentida en la cuenta, así como otros aspectos importantes. Por ejemplo, proteger a los creadores del robo de su material y que otro no se lucre con el mismo".
Insiste en que, además de regular el acceso, "en paralelo creo que deberíamos volcar muchos más esfuerzos y recursos en una educación sexual completa y de calidad, el acompañamiento de los menores y la promoción del pensamiento crítico en los consumidores. A partir de los 18 años también les va a hacer falta".
Por último, refleja que "es imperativo escuchar las voces de los trabajadores de la industria, para tener una versión más completa y entender cómo este proyecto puede afectar a los trabajadores y lograr planteamientos más justos".