Santiago Sánchez Cogedor, el español que fue apresado en Irán a principios de octubre de 2022, ha llegado a Barajas: "No me lo creo. Ha sido muy duro. Somos unos afortunados por nacer en España", ha dicho nada más llegar. El aventurero de 42 años, que salió de Irán a las nueve de la noche del pasado lunes, ha llegado pasadas las 13:15 horas en un vuelo procedente de Dubái.
"Han sido meses muy duros. Estoy bien, estoy agradecido. Todo lo bueno y lo malo decidiré de qué manera contarlo. Guardar odio y rencor es de cobardes y de débiles. Eso es para mí, el dolor y el daño que yo he pasado es una cosa mía y no me lo va a quitar nadie. Pero yo eso lo voy a utilizar para ayudar a los demás", expresa.
Allí se ha podido encontrar con sus padres y amigos. Celia Cogedor, su madre, ha expresado su gratitud a Ángel Losada, embajador de España en Irán: "Se ha portado como un padre. Ha hecho lo posible y lo imposible. Es un ser extraordinario. Estamos convencidos que si no es por él, mi hijo no sale durante años". La mujer cuenta que Santiago ha pasado la Nochevieja en casa de Losada y que este ha estado junto al alcalaíno hasta que despegó el avión. Celia cuenta que la siguiente cita que Santiago tenía con el juez era en enero de 2025, pero el embajador "ha hecho todo lo posible para que su salida se produjera cuanto antes".
La mujer expresa que Santiago llega "muy delgado, cansado y envejecido", pero revela que "el sufrimiento lo va a utilizar para ayudar a los demás, como ha hecho siempre". Señala, además, que durante su estancia en la cárcel ha aprendido hablar farsí e inglés. Cuenta que allí ha estado con catedráticos y profesores de universidad. "A su salido le han manteado durante una hora 500 presos. Decían que se iba una perla", continúa.
Celia asegura que los primeros meses fueron los peores, cuando ni familiares ni amigos sabían si Santiago se encontraba vivo o muerto. "Pero ha tenido la suerte de dar con un embajador que le ha conseguido beneficios penitenciarios, como una tarjeta para hablar con familiares y amigos".
Las condiciones de la cárcel eran pésimas: "Es una de las peores cárceles del mundo. Pero el sufrimiento, dice mi hijo, nos tiene que hacer fuertes. También le ha dado mucha importancia a la lectura. Dice que tenemos que leer. Él sólo pedía libros. Ha leído más de 300".
"Ayer me dijo: 'Mamá, tranquila. ¿Tú sabes la alegría que siento ahora mismo para ayudar a los demás'? A la entrada de Irán le engañaron. Le preguntaron que qué quería contra ese enemigo que le había puesto preso. Él dijo que nada", cuenta.
La mujer revela que, para comer, le ha hecho su comida favorita: "Le gusta mucho la verdura y sé que allí no ha comida pescado". Tras esto, indica que Santiago tiene pesando seguir caminando y declara que su próximo destino será África.
El padre de Santiago expresa que, aunque ha perdido muchos kilos, el joven tiene buena salud: "Se ha traído todo lo que ha podido. En la prisión, ha estado en un taller de madera y ha hecho cosas. Ha sobrevivido gracias al deporte. Le hicieron jefe de deportes de su sección y organizaba partidos de fútbol sala y partidas de ajedrez. Eso le ha ayudado a aguantar". También revela que llegó un momento en el que el aventurero ya casi no se reconocía en el espejo. "Ha sido duro. No ha tenido una atención médica inmediata y ha tenido bajones, pero ha sido muy fuerte", cuenta.
En huelga de hambre
Hace apenas unos meses, el madrileño confesó a sus más allegados que había perdido las ganas de luchar y, a través de un audio que les envió estando entre rejas, les anunció que se disponía a iniciar una huelga de hambre con el fin de que sucediera un milagro. "Voy a dejar de comer porque estoy triste. Llevo un año escuchando unas indicaciones, 'todo está bien', 'vas a salir pronto', 'eres inocente'... ¡Hay un español inocente en una prisión! Quiero que la gente escuche, que la gente sepa en la situación en la que estoy", lamentaba.
Al joven aventurero se le acusaba de espionaje. Hace un par de meses tuvo el juicio y le acusaron de un delito menor. "Él presentó todas las pruebas que hacían ver que no era un espía en Irán. Le dijeron que por este delito menor ya había cumplido condena", expresa uno de sus amigos más íntimos.
Su padre señala que, "aunque ha perdido muchos kilos, Santiago tiene buena salud" y expresa que "siempre mantuvimos la esperanza. Sin duda, es lo último que se pierde". "Estyo orgullosa de mi hijo", concluye Celia.