En mayo de 2022, un español de 21 años asaltó, tras una noche de fiesta, una mansión de 762 metros cuadrados ubicado en el barrio palmesano de Son vida, una urbanización de lujo situada en las colinas del centro de la ciudad de la capital mallorquina. Aquella noche, el joven observó que la vivienda —propiedad de un holding empresarial de Luxemburgo—, valorada en tres millones de euros, se encontraba deshabitada y decidió entrar a vivir en ella tras cerciorarse, al día siguiente, de que allí no vivía nadie.
Al instante, el joven comenzó a instalar alarmas de seguridad y contratar servicios de limpieza. Así ha estado viviendo durante un año y medio. No obstante, además de la okupación, acumula otros delitos: ha sido detenido por la Policía Nacional un par de veces. A finales de junio robó un poni en el Safari Zoo de Sa Coma de Sant Llorenç (Mallorca) por un capricho de la hija de su pareja, que quedó prendada por el animal. Sin pensárselo, subió al animal a la furgoneta de alquiler y lo trasladó al jardín del chalé okupado. Pero días más tarde, la Guardia Civil detuvo al joven y trasladó al poni de nuevo al zoo.
Con el mismo modus operandi, semanas después robó un pitbull a una mujer mientras lo paseaba por la calle Manacor de Palma, con el objetivo de que el animal vigilase el inmueble. Aunque esta vez devolvió el can al día siguiente tras las amenazas recibidas por la familia de la víctima, según adelantó el diario Última Hora.
El joven no vivía solo en la lujosa vivienda ursupada: la compartía con otros cuatro amigos. La casa está compuesta por cuatro dormitorios, tres cuartos de baño, piscina, garaje, trastero, parcela de más de 5.000 metros y se encuentra rodeada por otras 350 mansiones.
El chollo se le terminó el pasado 20 de noviembre, cuando el Juzgado de Instrucción número 6 de Palma logró expulsarlo del inmobiliario a través de un proceso de desahucio ordenado por la juez Rosa Mas. Agentes de la Policía Local de Palma, junto al abogado de los propietarios del inmueble, Josep Zaforteza, acudieron al chalé, donde el okupa salió poco antes de que le echaran, dejando la vivienda completamente destrozada. El letrado instaló un nuevo sistema de seguridad con el objetivo de evitar futuras okupaciones.
Ahora el joven okupa se enfrentará a un juicio en el que está acusado de un delito de usurpación. En caso de condena será castigado con una posible pena de multa.