El pasado domingo, la ciudadana china Li Yan Li se encontraba ya embarcada en el vuelo CX0372 de Cathay Pacific con salida programada a Hong Kong a las 11:35 desde Madrid. Sin embargo, a las 11:20, la Policía Nacional del puesto fronterizo de Barajas entró en el avión y la hizo bajar antes del despegue: una actuación in extremis de una abogada española impidió que Yan Li fuera deportada a su China natal, de donde huye por ser cristiana.
El pasaje quedó atónito. Yan Li, por su parte, no sabía qué sucedía. Pero se obró el milagro: apenas 15 minutos antes de que saliera el vuelo hacia un futuro incierto y, posiblemente, de consecuencias funestas, se bajó del avión. Ocurrió de forma inesperada. En sus adentros, esta actriz nacida en Shanxi (China) hace 30 años, sabía que ganaba tiempo para evitar un destino fatal.
Yan Li formaba parte de un grupo de ciudadanos chinos que llegaron a Barajas a finales de octubre. Lo hicieron desde un tercer país, cuyo nombre, al igual que la fecha concreta de su llegada, se omiten por motivos de seguridad. El grupo, de una decena, viajaba sin visado, pero con la esperanza de que las autoridades españolas les concediera asilo político. Todos ellos tenían en común ser católicos y alegaron ser perseguidos por ello en China.
La Policía Nacional impidió su entrada en España y los retuvo en la zona de tránsito de Barajas. Inmediatamente después, los agentes tramitaron su expediente de devolución para la noche del jueves 2 de noviembre. Pese a proceder de un tercer país, la determinación del puesto fronterizo de Barajas, siguiendo el protocolo, era devolverlos al país de su nacionalidad, China.
Intento de suicidio
La deportación se retrasó finalmente al viernes 3 de noviembre. Aquel día, antes de subir al avión, en un gesto desesperado, Li Yan Li intentó cortarse las venas. “Desconozco si tenía la verdadera intención de suicidarse, de ganar tiempo para retrasar la devolución o si quería llamar la atención para que alguien les ayudase”, explica en conversación con este periódico el periodista independiente chino y activista por los derechos humanos Yuan Lee.
Lee, afincado en España desde hace años, fue el primero en dar la voz de alarma sobre la situación de estos católicos chinos en Barajas a través de su cuenta de X (antigua Twitter). Según explica a EL ESPAÑOL, varios chinos del grupo fueron finalmente deportados, pero Yan Li fue ingresada en un centro sanitario, donde le trataron las heridas.
“Tenían miedo, fueron separados nada más llegar…”, dice Lee sobre el grupo, con el que ha estado en contacto estos días. “Hablé con la Policía en Barajas, que me respondió que sólo ‘cumplía órdenes’. Llamé al Ministerio del Interior y me dieron de nuevo el teléfono de la Policía del aeropuerto. Se pasaron la pelota… No tengo nada en contra de la Policía, que hace su trabajo, pero para ellos es vivir o morir”, lamenta el periodista.
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El caso llegó a conocimiento de Polonia Castellanos, abogada del colectivo Abogados Cristianos, cuya principal misión es la defensa de católicos perseguidos en España. La abogada tomó el caso del letrado de oficio y fue informada de que Yan Li sería deportada finalmente el lunes 6 de noviembre. Sin embargo, en un cambio de planes de última hora, le notificaron que el vuelo partiría el domingo por la mañana.
“El sábado nos informaron que el vuelo saldría finalmente el domingo. Siendo fin de semana, con el Tribunal de lo Contencioso cerrado, pedimos unas medidas cautelarísimas que nos fueron concedidas de palabra la mañana del domingo y pudimos notificarlo a tiempo a la Policía de Barajas para que impidiera la deportación”, dice a este periódico María Riesco, portavoz del colectivo de abogados.
Mientras sucedía todo esto, Yan Li grabó un mensaje de despedida que mandó al periodista Yuan Lee, cuando pensaba que ya nada podría salvarla: “¡Hola a todos! Necesito ayuda. Soy Li Yan Li, el número de mi pasaporte es (...) Estoy sufriendo la persecución del régimen chino y he huido hacia España. El Gobierno de España ha intentado deportarme dos veces a China, estoy en peligro, espero que el Gobierno español pueda prestar atención a los DDHH en China, espero que mi tragedia no se repita en otros cristianos chinos. Gracias y pido ayuda”.
De forma paralela, la mañana del domingo, una veintena de ciudadanos chinos y españoles, acompañados por Yuan Lee, se concentraron en Barajas para “despedirse” de la actriz. Lo hicieron con la intención de llamar la atención y poner el foco sobre su precaria situación y la de quienes huyen del régimen chino perseguidos por sus creencias.
“Hay que hacer algo. No exigimos que se le conceda asilo, sino que, al menos, sea devuelta a un tercer país que no sea China. Ella misma pagaría el vuelo y los costes. Lo único que queremos es que esta injusticia no continúe”, dice a EL ESPAÑOL una china que lleva varios años en España y que participó el domingo en la concentración. Prefiere no dar su nombre por miedo a represalias.
La tarde del mismo domingo, Castellanos recibió el auto confirmando las cautelarísimas por parte del Juzgado de Primera Instancia número 43 de Madrid. Yan Li estaba a salvo por unas horas más. Pero, como dice el periodista, “la salvaron para deportarla de nuevo a China”. Su devolución ha quedado postergada al martes. Este lunes, según explica Riesco, Yan Li tenía que declarar ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo, quien debe dirimir el caso de la actriz.
“Es una actriz muy conocida en China y volver a su país puede implicar su muerte. Lo que pedimos es que España le conceda el asilo político; creemos que hay motivos suficientes para ello”, asegura Riesco. “Es injusto que estén entrando miles de inmigrantes en España que no son perseguidos y se dé este trato a quienes su vida sí corre peligro”, añade.
Tráfico de órganos
Según diferentes informes, para católicos como Yan Li y los que llegaron a Barajas, volver a China implica enfrentarse a multas, penas de cárcel o incluso a la propia muerte, la extracción de sus órganos para el tráfico o el ejercicio forzado de la prostitución. “Volver a China es una sentencia de muerte”, explica el periodista.
“Piden asilo político en España, pero no tienen inconveniente en que se lo denieguen si la Ley del país así lo decide. Lo único que reclaman es que no se los devuelva a China, donde pueden acabar en la cárcel e incluso muertos para que se vendan sus órganos”, prosigue.
El periodista se basa en varios informes de una ONG de médicos contra la extracción forzada de órganos (DAFOH, por sus siglas en inglés) y en tres declaraciones del Parlamento Europeo de 2013, 2016 y 2022. Los textos coinciden en señalar que la extracción de órganos en prisioneros de conciencia es una práctica común en el país asiático.
En el caso de la actriz, Lee teme que su destino pueda también ser la prostitución forzosa: “¿Te imaginas lo que le pueden hacer si vuelve?”, dice. El periodista hace referencia a un reportaje de la BBC de febrero de 2021, en el que la cadena británica denunció violaciones en los campos de detención de la minoría musulmana uighur.
La situación actual de Yan Li es incierta. En el momento de publicación de este reportaje, permanece a la espera de la resolución de su caso en la zona internacional del aeropuerto de Barajas. Allí, según denuncia Lee, “no recibió un buen trato” hasta que el caso saltó a los medios. Otros cristianos chinos que llegaron con ella esperan también que se resuelvan sus expedientes. Quienes tuvieron menos suerte ya están en manos de las autoridades chinas.