Los consejos de la sabia de los adolescentes para que tus hijos no sean adictos a las pantallas: "Son droga"
La autora del libro 'AdolescenteZ de la A a la Z' (Plataforma Editorial) y del portal Adolescencia en Positivo tiene 315.000 seguidores en Instagram.
1 septiembre, 2023 03:21Los consejos de Diana Al Azem son como un faro que marca el camino a seguir para muchos padres para lograr reconectar con sus hijos durante la adolescencia. Prueba de ello es que más de 315.000 personas siguen en Instagram a esta profesora de Secundaria, creadora del portal Adolescencia en Positivo y autora de 'AdolescenteZ de la A a la Z' (Plataforma Editorial). Este libro que ya va por su tercera edición, ayuda a los progenitores a gestionar una etapa complicada en casa y que a veces conlleva un distanciamiento con los hijos porque el tránsito de niño a adolescente supone cambios intensos a nivel físico, psicológico, emocional y social.
"La adolescencia nunca ha sido sencilla: desde la época de Aristóteles ya se hablaba de ella como una etapa rebelde", tal y como recuerda Diana Al Azem (Granada, 1977), una profesora de Inglés que a partir de septiembre afrontará un nuevo curso en el Instituto Ruiz de Alda de San Javier, donde alternará sus clases con la preparación de un nuevo libro que ya está en el horno y las herramientas educativas que periódicamente pone al servicio de los seguidores de Adolescencia en Positivo. "Espero que esta comunidad siga creciendo", subraya ilusionada.
- ¿Queda algo de adolescente en Diana Al Azem?
- Pues si hablamos de creatividad, rebeldía, locura y curiosidad, sí que queda bastante (risas).
- ¿Por qué los adolescentes suelen estar casi siempre enfadados o irascibles con sus padres?
- Un adolescente no es ni un niño ni un adulto, es una persona que está en proceso de dejar la niñez atrás y comenzar la vida adulta. Los adolescentes viven una etapa muy complicada. No es fácil ser adolescente y menos en el siglo XXI donde tienen tantísima información, tanta sobreestimulación, y se les exige a los hijos unas conductas que no son acordes a los ejemplos que les dan los adultos.
Además, hay muchísima competitividad, no se les deja ser ellos mismos y tenemos muchas expectativas con nuestros hijos de cara al instituto, en la vida en general y con sus amigos. Al final, los adolescentes tienen mucha presión social y no podemos olvidar que están formando su personalidad, su identidad, en ocasiones se sienten muy perdidos, y todo eso les genera un malestar en su capacidad emocional.
- ¿El modelo educativo que impera entre la mayoría de los hogares españoles es el de manu militari: ordeno y mando?
- Hemos pasado de un extremo a otro: de haber tenido una educación estricta a vernos incapaces de poner límites. No sabemos distinguir entre lo que es una educación respetuosa y una liberal donde tus hijos campan a sus anchas. Lo ideal sería mantener la autoridad como padres que somos, sin ser autoritario porque eso es muy diferente, y a la misma vez, saber dar espacio a tu hijo, manteniendo una conducta de escucha activa y respetuosa.
Esta licenciada en Filología Inglesa en la Universidad de Murcia, con un Máster en Formación del Profesorado, hija de un médico sirio y de una bella granadina, se ha convertido para muchas organizaciones educativas en toda una sabia de la adolescencia. Prueba de ello es que la agenda de Diana -de septiembre a octubre- está marcada por las conferencias que impartirá en Madrid, Barcelona, Alicante, Mallorca... Esta docente se ha ganado a pulso su reputación desde que estalló la pandemia de Covid y decidió poner su experiencia y su formación al servicio de las familias.
"Empecé a formarme por mis dos hijos y por mis alumnos, pero en el confinamiento decidí acompañar a las familias para ayudarles a entender la adolescencia dándoles herramientas en mi web", recuerda Diana Al Azem. "Como sé lo que es estar en un aula con un montón de adolescentes, cuando vi que nos encerraban en casa por el coronavirus, no quería imaginarme lo que sería para las familias estar encerradas las 24 horas del día, con chavales que están en una etapa donde necesitan explorar el mundo y que en la pandemia solo podían explorarlo en una pantalla".
- ¿Qué tres consejos básicos le daría a una madre o a un padre que estén desesperados con la educación de su hijo porque su relación se ha tensado durante la adolescencia?
- Diana Al Azem: Lo primero que les diría es que recuerden su propia adolescencia, lo segundo, que no se tomen los cambios de humor o las conductas de sus hijos de forma personal, y el tercer consejo que les daría sería que les escuchen mucho y sin juzgar.
- ¿Qué es lo más complicado de abordar en casa con un adolescente: el consumo de alcohol, las drogas o la sexualidad?
- Yo diría que ninguna de esas tres, lo más complicado son las pantallas. Hoy por hoy, por los mensajes que recibo de los padres que me consultan, lo que más les preocupa es el uso abusivo de las pantallas [móviles, ordenadores, tabletas o videoconsolas]. Esto a su vez les lleva al consumo de pornografía y hacia otros caminos. Creo que las pantallas son la droga silenciosa del siglo XXI. Ahora es cuando los padres se están dando cuenta de que hay una adicción que es mucho más contundente que tomarse una copa o fumarse un cigarro de vez en cuando.
No exagera en su respuesta la autora del libro 'AdolescenteZ de la A a la Z'. Un informe de Cáritas revela que el 36,7% de los jóvenes, de entre 12 y 17 años, pasan más de seis horas al día delante de una pantalla y uno de cada cinco está enganchado a un dispositivo digital: principalmente al teléfono móvil. Tales datos están relacionados con el absentismo escolar, un bajo rendimiento académico o problemas de salud mental.
Otro estudio elaborado por la plataforma Qustodio, bajo el título 'De Alpha a Zeta, educando a las generaciones digitales', también alerta de que el tiempo medio que pasan frente a una pantalla, entre los 4 y los 18 años, equivale a dos meses al año navegando en redes sociales, mandando mensajes o sumergiéndose en los universos fantasiosos de los videojuegos.
- ¿Las pantallas son uno de los factores desencadenantes de los problemas que los adolescentes sufren, como depresiones, falta de autoestima, anorexia, bullying…?
- Diana Al Azem: Siempre ha habido casos, pero se han incrementado muchísimo con el uso de las pantallas. Hasta hace muy poco no hemos sabido que las pantallas son una droga y tienen ese poder adictivo. Al final, es como si abres una barra libre en casa y en el momento en que tu hijo está insoportable y tú quieres relajarte, le dices toma [un móvil o una tablet].
Es algo que los padres hemos hecho, si el niño molesta, lo mandamos a la habitación donde tiene un ordenador para que se esté 'quietecito'. A partir de ese momento, ya les estamos invitando desde pequeños a necesitar esos dispositivos para relajarse. Por eso está aumentando el número de casos de enfermedades mentales, de casos de bulimia y de pornografía sin control.
- ¿Qué pueden hacer los padres para gestionar el uso de móviles, tabletas, ordenadores…?
- Lo primero que les diría es que si están a tiempo, que no pongan nunca jamás un aparato en la habitación de su hijo o de su hija. Cualquier pantalla que tengan que ver, como un ordenador, mejor que esté en el salón para que podamos controlarlo. Y el tema del teléfono móvil, lo mejor es retrasarlo lo máximo posible. Muchas madres me dicen que su hijo es el ‘bicho raro’ de clase porque no tiene móvil, pero es preferible que sea un ‘bicho raro’ a que tenga una adicción. Lo que hay que hacer es construirle a nuestro hijo o a nuestra hija una personalidad y una autoestima lo suficientemente fuerte y sólida, como para que pueda encontrar otras formas de entretenimiento.
En el caso de que un adolescente duerma ya pegado al móvil, si se pone irascible cuando se le apaga porque se le acabó la batería, si no es capaz de dejarlo ni cinco minutos o monta un escándalo monumental porque le quitas el teléfono, ya estamos hablando de un síndrome de abstinencia y entonces hay que buscar a un profesional para minorar esa adicción.
La edad de acceso de los menores a su primer móvil oscila de los 8 a los 13 años, en función del estudio consultado. El teléfono se ha convertido en uno de los regalos estrella de cumpleaños, de la Navidad, incluso de la primera comunión. Tanto es así que un informe de Unicef refleja que el 65% de los niños en la citada franja de edad ya tiene su propio terminal y alerta de que seis de cada diez adolescentes duermen con el móvil, uno de cada cinco se conecta más allá de la medianoche y cuatro de cada diez aseguran que se conecta para no sentirse solo.
"Para lograr un consumo responsable con el móvil, desde el principio tiene que haber unas normas muy claras y concisas respecto al uso del teléfono", tal y como remarca Diana Al Azem. "Yo instalaría un control parental y avisaría al adolescente de que el móvil no es de su propiedad, sino que pertenece a los padres y se lo prestan con la condición de que lo utilice determinadas horas al día, no afecte a su rendimiento académico, no use aplicaciones extrañas, y de que lo deje fuera de la habitación cuando se ponga a estudiar o se vaya a dormir". Otra de las pautas a seguir es dosificar el acceso a determinadas aplicaciones en función de la edad.
"No se lo podemos permitir todo de golpe porque al final, es como darle un coche a un chaval que no sabe manejarlo y no conoce las normas de tráfico", ejemplifica esta docente, afincada en suelo murciano y querida en la comunidad educativa del IES Ruiz de Alda. Aunque es inevitable que los adolescentes acaben utilizando redes sociales como Instagram, TikTok, BeReal, Twitter…
- ¿Las relaciones de padres con sus hijos adolescentes serían más fluidas sin un móvil de por medio?
- Las pantallas, al ser una actividad tan independiente, provocan que no sepamos qué está pasando realmente en la vida de nuestros hijos. Antes, cuando querías hablar con una amiga o con el noviete, cogías el teléfono fijo y te ponías detrás de la puerta, pero tus padres ya sabían lo que pasaba. Ahora no sabemos qué ocurre detrás de las pantallas de nuestros hijos y a veces nos enteramos cuando hay una denuncia detrás o casos de suicidio de adolescentes que no saben gestionar situaciones graves. En ese sentido, las pantallas sí han complicado bastante las relaciones entre padres e hijos.
- ¿Cuál es la red social de moda entre los adolescentes?
- Lo que más engancha son los vídeos cortos de TikTok o de Instagram. Los propios adultos nos quedamos enganchados con esos vídeos por su duración, pues imagínese un adolescente que tiene su cerebro en pleno desarrollo. El algoritmo de esas redes sociales es tremendamente adictivo porque reconocen cuáles son los gustos de los adolescentes y a parir de ahí, les empiezan a mostrar vídeos que les van a gustar y que les mantendrán enganchados en esa red social.
- ¿Esos vídeos de TikTok y de Instagram les condicionan mucho a la hora de definir su personalidad?
- Al ser una etapa en la que están buscando su identidad, sí que se fijan mucho en personajes públicos. Mi generación miraba las páginas de la revista Súper Pop para ver al famoso de turno porque nos gustaba su forma de vestir o cómo actuaba, pero ahora, los adolescentes tienen muchos modelos a los que imitar. Al final, tienen una presión social de las redes sociales para vestir y comportarse de una manera que les condiciona su personalidad y sus actos.
- Los estereotipos de belleza que circulan en las redes sociales, unido al boom de estilos musicales urbanos, con letras y bailes sexualizados: ¿Están generando un fenómeno de hipersexualización entre los adolescentes?
- Sí, sin lugar a dudas. He visto a padres que con sus hijas, desde pequeñitas, las visten como adultas o les ponen un 'perreo' como una broma, pero desde chiquitinas se les está enviando el mensaje de que eso es lo normal y con eso nos lo pasamos bien. Y luego, cuando llegan a la adolescencia, vemos que las niñas tienen formas de actuar muy sexualizadas cada vez más pronto. En el caso de los chicos, empiezan más tarde, pero hay peligro con la pornografía. Al final, lo que ocurre es que los niños se convierten en adultos antes de tiempo y debemos tener cuidado con lo que ven y lo que escuchan. Estamos normalizando letras de canciones que no son acordes a su edad.
En el libro 'AdolescenteZ de la A a la Z', una de las primeras cuestiones que la autora expone a los padres es que en la adolescencia todavía no ha madurado la corteza prefrontal del cerebro de sus hijos, responsable de regular el pensamiento racional, la toma de decisiones, el control comportamental y los procesos de atención. De modo que un consumo desproporcionado del móvil afecta a ese proceso madurativo, como la ingesta de alcohol que también está extendida: la encuesta Estude revela que el 73,9% de los jóvenes, de 14 a 18 años, ya sabe lo que es estar de botellón.
- ¿Es mejor que el primer contacto con el alcohol lo tenga un adolescente con sus padres en vez de experimentarlo de botellón?
- Diana Al Azem: Desde un principio hay que educarles para entender los peligros de ciertos comportamientos y el ejemplo que le demos nosotros es básico. Los padres deben ser el primer ejemplo para sus hijos porque si ellos ven que cada vez que salimos los fines de semana, nos pillamos una buena cogorza, al final ellos harán lo mismo. No estoy promocionando que los adolescentes consuman alcohol, pero si los adolescentes ven en sus padres que solo nos tomamos dos cervecitas cuando salimos a cenar, eso será mucho mejor que pillarse un coma etílico con los amigos.
A veces, el consumo de alcohol y de pornografía son el desencadenante de episodios muy duros que protagonizan los adolescentes, como las violaciones. La Fiscalía General del Estado en 2022 mostró su preocupación por el "importante incremento" de un 58% en los delitos sexuales perpetrados por menores de edad. De los 2.625 casos que terminaron en el Ministerio Público: 668 fueron agresiones sexuales y 1.957 abusos.
- ¿El porno como guía sexual es una de las causas del incremento de las agresiones sexuales entre adolescentes?
- Diana Al Azem: Totalmente. Tienen muy fácil el acceso a la pornografía: es como aprender a conducir viendo la película Fast and Furious. Cuando solo ven porno no tienen ningún ejemplo a seguir y alguien que les explique cómo tratar a la otra persona. Es muy necesario hablar con nuestros hijos porque a veces, los padres pensamos que con decirle al niño o a la niña que se proteja es suficiente, pero el sexo es mucho más que penetración: hay que empatizar y respetar las necesidades de la otra persona, aprender a decir no... El sexo no es violencia: es algo bonito.
Desde el principio hay que hablar de sexualidad y pornografía: no hay una edad exacta. Todas estas conversaciones hay que mantenerlas con los hijos desde el mismo momento en el que sus hijos son niños y preguntan de dónde vienen los bebés. Con el tema del porno pasa lo mismo: con 8 años hay niños que en el colegio comparten imágenes o vídeos sexuales con su móvil.
- ¿El sistema educativo debería abordar la sexualidad en una etapa más temprana?
- Yo creo que esto es una educación que debería verse en casa para que cuando se aborden ciertos programas de educación sexual en la escuela o el instituto, el alumno ya llegue con una base.
- ¿En la educación de los adolescentes funciona bien el binomio profesores-padres?
- Hay bastante desconexión. En Primaria hay más conexión que en Secundaria porque son varios los profesores que dan clase al alumno y eso hace que sea un poco más complicado. En Primaria, cuando pides cita con el tutor, conoce muy bien a tu hijo porque le imparte varias horas al día, pero en Secundaria, si son diez asignaturas, necesitas una cita con cada profesor. Creo que la solución consistiría en organizar reuniones grupales con los padres, cada trimestre, para darles pautas generales para cada asignatura.
- ¿En el aula aplica estos consejos que ofrece en su libro o se pone en modo profesora?
- (Risas) Antiguamente sí me ponía el 'traje' de profesora y era la señorita Rottenmeier, pero todo eso cambió hace tiempo. No solo aplico los consejos, sino que hablo y escucho mucho a los alumnos. A veces me preguntan si soy psicóloga, pero les gusta hablar de sentimientos, conductas y adicciones: ellos piden este tipo de conversaciones.
Los profesores tenemos a nuestra disposición cursos voluntarios de educación emocional y creo que deberían ser obligatorios para tener ciertas habilidades porque al final, nosotros ejercemos de psicólogos -entre comillas- con los adolescentes.