La comunidad científica valenciana está consternada por el fallecimiento de la oncóloga Carmen Herrero, con tan solo 37 años, por un agresivo cáncer gástrico diagnosticado hacer ahora un año.
El Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, el centro donde actualmente trabajaba, confirmó el pasado fin de semana la peor de las noticias. La doctora Herrero era conocida por su extensa labor como investigadora en el área del cáncer de mama. En la actualidad, estaba realizando un importante proyecto de investigación sobre un subtipo de este tumor, con peor pronóstico y menos opciones de tratamiento.
El centro sanitario en el que trabajaba ha destacado "su profesionalidad, humanidad y su pasión por el trabajo".
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"Nadie podrá olvidar su ternura, sus palabras de aliento y el amor por su profesión. Su entrega y dedicación eran sus señas de identidad. Carmen ha sido una extraordinaria oncóloga que deja una huella imborrable".
Natural de Onda, un municipio de Castellón de unos 25.000 habitantes, la doctora estudió Medicina y Cirugía en la Universidad de Valencia para después especializarse en Oncología Médica en la Fundación Instituto Valenciano de Oncología.
Doctorada en Medicina y Cirugía, obtuvo la calificación Cum Laude y recibió el premio a la mejor Tesis Doctoral 2018-2019 otorgada por el Colegio de Médicos de Valencia. A su vez, realizó un máster en Biología Molecular en Madrid y un Rotatorio externo en el Hospital de Massachusetts en la unidad de cáncer de mama.
Sus compañeros dicen que Carmen no era una oncóloga más. Se implicó en muchísimos proyectos y defendió los beneficios de la actividad física en los pacientes oncológicos. Carmen predicó con el ejemplo y el pasado 7 de mayo participó en la carrera de la mujer celebrada en Madrid.
Su experiencia recorriendo los 7 kilómetros del circuito para encarar de la mejor de las maneras la enfermedad se verá en un documental que se estrena el 15 de noviembre en Castellón. Es su último legado.
De doctora a paciente
La doctora Herrero contó en varias entrevistas su experiencia como oncóloga y desarrolló una importante labor pedagógica. En 2022, grabó un vídeo para el Ayuntamiento de Onda en el que conversa con una de sus pacientes, Sandra Sandalinas.
Durante la charla, las dos tratan temas como, por ejemplo, cómo dar la noticia a una persona enferma de cáncer, el apoyo familiar y la importancia de la investigación.
"No sabes nunca a quién le va a pasar esta enfermedad. El día de mañana puedo ser yo o un familiar mío. Por ello, empatizas un poco más porque nadie está a salvo de ello".
"Dudaba entre hacer pediatría u oncología. Quizás lo que más me llamó de la oncología fue el trato muy cercano con el paciente. Está claro que no es una enfermedad que se pueda igualar a otras por muchas connotaciones; y quizás ese trato tan estrecho, tan humano, es lo que más me llamó la atención de la especialidad", contó en otra ocasión.
Carmen estudió medina por vocación. "Siempre me ha gustado. Mis padres son médicos y he acompañado a mi madre a las visitas que hacía a domicilio a sus pacientes, desde muy pequeña lo he vivido en casa".
Su trayectoria fue brillante. En 2019, fue galardonada con el Premio Profesor Antonio Llombart Rodríguez de la Real Academia Valenciana de Medicina, reconocimiento que le llevó a formar parte la institución, culminando así un impresionante expediente académico.
"Recuerdo la primera vez que estando en la consulta oí el toque de campana que anuncia que un tratamiento se acaba. No sabía que lo iban a hacer, nos llamó la atención y salimos todos al jardín del hospital. Era una paciente mía y fue un momento de muchísima ilusión", confesó en la grabación de un pódcast del Ayuntamiento de Onda.
"Hay que recalcar que hay pacientes que no van a tocar nunca la campana porque los tratamientos no van a finalizar, van a ser crónicos. Quizás sí que tengan un periodo de descanso, pero seguirán con ellos. La campana es una forma de dar impulso para pensar, 'esto empieza, pero hay personas que consiguen finalizar el tratamiento, ya ha terminado'".
"Conocí a Carmen cuando, tras finalizar su carrera de Medicina, se presentó al examen MIR y tras sacar una muy buena nota con la que poder optar a cualquier especialidad. Ella eligió Oncología Medica en la Fundación Instituto Valenciano de Oncología, en la que yo era el jefe del Servicio", ha recordado estos días en sus redes sociales el doctor Vicente Guillem.
"Desde el primer día nos cautivó a todo el hospital, por su dulzura, su disponibilidad, su implicación, su compañerismo, su buen hacer con los pacientes y sobre todo por su gran capacidad de trabajo e interés por desarrollar temas de investigación".
Sus compañeros aseguran que Carmen ha sido una profesional brillante, que actualmente estaba desarrollando su labor asistencial, docente y de investigación que ha permitido curar a miles de pacientes. "Realizaba un trabajo lleno de satisfacciones intelectuales y científicas en el campo del cáncer de mama".
"Lamentablemente, el cáncer, esa enfermedad a la que ella había dedicado toda su vida profesional, ha acabado con su vida", afirma el doctor Guillem.
Deporte y cáncer
Carmen Herrero también colaboraba con la Cátedra de Actividad Física y Oncología de la Universitat Jaume I de Castellón.
Su objetivo principal es promover y liderar actividades de investigación, formación y difusión de conocimientos vinculados a los beneficios de la actividad física en los pacientes oncológicos.
El proyecto ayuda a mejorar la calidad de vida y el bienestar al máximo número de pacientes, con programas de actividad física basados en las últimas evidencias científicas.
"En estos últimos meses el rol se había invertido y Carmen era una paciente más de la cátedra, le ayudamos en todo lo que pudimos y dio más sentido, si cabe, a todo nuestro trabajo", subrayan desde la cátedra.
Desde los inicios de la cátedra de actividad física y oncología fue una de las oncólogas más firmes colaboradoras y prescriptoras del ejercicio físico al paciente oncológico. Con el paso del tiempo, acabó siendo una miembro más. "El cáncer nos unió, nos hizo trabajar de la mano e ilusionarnos en este proyecto y lamentablemente nos ha separado".
Sus compañeros destacan que "Carmen era íntegra, tenía una gran capacidad de trabajo, derrochaba profesionalidad, humanidad y espiritualidad, nunca perdía la sonrisa, y estos valores en una oncóloga eran aspectos que la convertían en alguien única".
Carmen deja un gran vacío, pero también ha llenado de energía a sus compañeros oncólogos para seguir luchando por las personas que sufren esta enfermedad.
"Quería estar lo más fuerte posible para encarar en las mejores condiciones lo que ella tenía claro que iban a ser sus últimos meses y trabajó duro en el gimnasio con Elena, siempre dando ejemplo".
Cuando acababa las sesiones, "era la oncóloga del resto de sus compañeros y compañeras de sesión e improvisaba un pequeño consultorio en las instalaciones deportivas de la cátedra en Vila-real".
Carmen, con su gran generosidad, hizo a todos un último regalo.
"El pasado 7 de mayo fue la carrera de la mujer en Madrid y un grupo de 42 pacientes, algunos investigadores e incluso familiares, llenamos un autobús desde Castellón para participar en la misma. Carmen quería estar ahí con todos nosotros, le hacía mucha ilusión, era uno de sus últimos proyectos y en pleno tratamiento se subió al autobús para estar en Madrid".
Documental
Carmen, haciendo un gran esfuerzo físico completó aquellos 7 kilómetros por el centro de Madrid, su última carrera. "Allí estábamos todos en meta esperándola. Carmen ganó esa carrera", cuentan desde la cátedra.
La doctora llegó a la meta más sonriente que de costumbre. "Exhausta, pero pletórica, orgullosa y no pudimos más que llorar, y abrazarnos todos juntos", explican sus homólogos investigadores
Tras la carrera, Carmen se llevó el trofeo "a la mejor compañera del viaje". Ganó por unanimidad.
La cátedra está produciendo un documental sobre su trabajo y la importancia del ejercicio físico en el paciente oncológico. "Carmen quiso estar presente en este documental y nos dejó su testimonio".
El audiovisual se estrenará el próximo 15 de noviembre en la universidad de Castellón y Carmen abordará en primera persona la gran herencia que deja a los investigadores y pacientes valencianos.