Que dirigir, gestionar y organizar un ayuntamiento no es tarea fácil, es algo evidente. Pero, lo que no sabemos todos es que este trabajo es mucho más complicado cuando se trata de un municipio de 73 habitantes, en el que se implica responsabilidad en todas las labores. Esto puede ser misión casi imposible cuando el mismo alcalde que por las mañanas está en el despacho del ayuntamiento, por la noche está en el escenario de festivales como el del Boombastic. Así es el caso de Diego Hernández Benito.
Se podría decir que Diego tiene dos vidas. Tal y como cuenta en una conversación con EL ESPAÑOL, en su día a día tiene "varios perfiles". Para ello solo hay que conocer cómo es pasar un día con él. Porque, además de su labor como alcalde y como Dj a título personal, trabaja como agente de innovación rural para otros ayuntamientos de la Junta de Castilla y León.
Este madrileño de 31 años nació en la capital, donde estudió Geografía y Ordenación del Territorio, y el día de después de acabar la carrera, hizo las maletas y se marchó al que hasta entonces era su lugar vacacional: La Matilla. El porqué de mudarse al pueblo de sus padres ha sido bastante claro en todo momento: "Mantener vivo el pueblo". Hace cuatro años comenzó su trayectoria política empezando como alcalde del pueblo y este año ha revalidado su cargo.
Una de sus grandes luchas es la de hacer ver que los jóvenes "son los más aptos para gobernar" por todos los conocimientos que tienen bajo el brazo sobre las nuevas tecnologías, la digitalización y todo lo que la envuelve. Cada día insiste en que hay que "visibilizar" la gran necesidad de "animar a los jóvenes a trabajar en ayuntamientos", y así dejar de ver las instituciones como algo fuera del alcance.
Pero si los días tienen 24 horas, ¿cómo es capaz Diego de estirarlos para compaginar todos sus proyectos? Pues bien, tal y como cuenta a EL ESPAÑOL, "con mucha disciplina y sobre todo, mucha pasión". Al final, la labor que más tiempo le roba es la de dirigir el ayuntamiento de La Matilla, y es un trabajo "totalmente altruista".
Destaca además que no es nada fácil "evitar que muera" el pueblo cuando viven en él alrededor de 40. Cuando hay tan pocos habitantes viviendo en un municipio, "siempre hace falta una mano, desde poner una bombilla, hasta hacer trabajos de fontanería", afirma Hernández.
El contraste de sus vidas
Está claro que es complicado compaginar los dos mundos en los que vive, pero Diego insiste en que él está muy acostumbrado después de tantos años. Aunque sin duda, lo que más marca la diferencia es la gente con la que se rodean y los "inputs" que recibe de cada una de las personas con las que trata. Afirma que en el pueblo tienen muchas iniciativas y suelen trabajar en equipo cuando es necesario.
A pesar de tener todo "bajo control", Hernández afirma que va a dejar su trabajo como agente de innovación rural con el objetivo de dedicarle más tiempo a la música. Destaca que su labor "4 por 4" como alcalde la quiere mantener por muchos años, pero que quiere aprovechar las tardes para componer e impulsar su carrera artística.
Diego relata que al final consigue compaginar todo quitándose "horas de sueño". Como hace un par de semanas, cuando sobre las 18:00 horas del viernes estaba subido en el escenario del Boombastic junto a Zetazen y de madrugada apoyando a Recycled J. La rama musical le vino de su vida en Madrid, donde conoció a los que ahora son además de amigos, compañeros. Diego cuenta que entre su círculo de amistades de siempre, están Natos y Waor y Recycled J, Hens y Delgao. Con los que colabora musicalmente, por lo que viaja a Madrid "mínimo una vez por semana", afirma Diego.
El madrileño cuenta cómo tuvo una temporada en la que no se encontraba con todas las fuerzas que requería, ya que no se dedicaba el tiempo necesario para descansar y desconectar. Pero afirma que ahora esto no es así, que ha "aprendido la lección" y ahora tiene un huerto y hace deporte prácticamente a diario.