Hace apenas tres días que la zona montañosa del sureste francés (Vernet) está en vilo con la desaparición de un menor dos años y medio. Se llama Émile y desapareció sin dejar rastro el pasado sábado 8 de julio mientras jugaba en el jardín de casa de sus abuelos, donde pasaba las vacaciones, en Le Vernet, un pueblo de Alpes de Alta Provenza, al sur de Francia.
En el momento de la desaparición las autoridades desplegaron un centenar de policías, helicópteros, drones con cámaras térmicas y bomberos con perros rastreadores, además de unos 200 voluntarios de la población local para intentar localizar al menor.
Los responsables de la búsqueda no descartan ninguna hipótesis, se baraja tanto que el niño se marchara por su cuenta y se perdiera, e incluso un posible secuestro. Sin embargo, por el momento no tienen pruebas para pensar en un hecho delictivo.
En el momento en el que el pequeño desapareció, los abuelos se hallaban preparando el coche para ir de excursión con Émile. El menor se encontraba en el jardín de casa, un lugar seguro aparentemente. Los últimos en ver al pequeño fueron dos personas que le vieron caminar solo por la calle, y desde entonces su pista se ha desvanecido. Sin embargo, estos no le dieron importancia ni lanzaron la alerta ya que es muy común ver a los niños y niñas jugando por el pueblo.
Además, según indican los responsables, el área de búsqueda es montañosa, escarpada y con bastantes arroyos escondidos. De haberse perdido el niño por la zona ya habría pasado tres noches y dos días solo, sin comida ni bebida y en condiciones calurosas difíciles.
Asimismo, se ha abierto una línea telefónica para encontrar pistas, y ya se han recibido medio centenar de llamadas. El fiscal ha añadido que el dispositivo se ajustará en función de las necesidades.
Émile mide 90 centímetros, tiene el cabello rubio y los ojos marrones, además llevaba puesta una camiseta amarilla, un pantalón blanco y unas deportivas.