La trágica historia de Olivia Maunder ha conmocionado a todo Reino Unido. Esta adolescente, de apenas 15 años y natural de la ciudad de Bordon, llevaba años sufriendo fuertes dolores en la espalda. Fueron precisamente estas molestias, que le impedían desarrollar su vida con normalidad, las que llevaron a la joven a acudir al hospital Frimley Park de Camberley, en Surrey, para tratar de poner solución a la problemática a la que llevaba meses enfrentándose.
Una vez allí, tras someterle a las primeras exploraciones, los médicos procedieron a realizarle una resonancia magnética con el fin de poder averiguar cuál era el origen de estos dolores. Sin embargo, con los resultados en la mano, los sanitarios aseguraron no haber apreciado ninguna anomalía extraña en su cuerpo. De hecho, el diagnóstico que ofrecieron a la joven y a su familia fue que los dolores podrían estar causados por una especie de síndrome del dolor provocado por una reacción anormal del cuerpo a una lesión.
Poco convencida con el diagnóstico, Olivia regresó a casa junto a su familia para tratar de hacer vida normal, a pesar de los dolores. Pero durante los meses posteriores, la joven siguió sufriendo fuertes molestias que le impedían desarrollar su vida como la de cualquier adolescente y decidió acudir en varias ocasiones al hospital. Tal y como cuenta su madre, no lo hizo una, sino varias veces. Y en todas ellas ocurría lo mismo: los médicos no eran capaces de ofrecer un diagnóstico claro.
De hecho, tal y como ha confirmado la propia familia, los médicos llegaron, incluso, a achacar los dolores de la joven a aspectos psicológicos, llegando a dudar del grado de dolor que podría estar experimentando Olivia. Unas respuestas que no convencieron ni a la joven ni a su familia, que continuaron insistiendo y acudiendo al centro hospitalario con frecuencia a causa de los fuertes dolores que la británica seguía padeciendo.
"Me decían que estaba inventando todo. El dolor era tan fuerte que quería suicidarme. Mi agonía era tal, que no dormía. Gritaba constantemente, pateaba mis piernas y me golpeaba la espalda como si fuera una loca. Sabía que tenía dolor y que esto no estaba en mi cabeza", ha explicado la joven.
De hecho, tal fue el grado de confianza de los médicos en el diagnóstico que arrojaba que los dolores podrían estar causados por estrés que recomendaron a la joven utilizar aplicaciones de 'mindfulness' para calmarse y que no molestara a los demás cuando gritaba
Finalmente, gracias a insistir y acudir al centro hospitalario en varias ocasiones, los médicos procedieron a realizarle una segunda resonancia magnética. Y fue tras esta prueba cuando, meses después, confirmaron la verdadera causa de los dolores de Olivia: la pequeña sufría un sarcoma de Ewing. Pero la tardanza en el diagnóstico provocó que el tumor ya se hubiera extendido por varias partes de su cuerpo y que, por lo tanto, ya fuera demasiado tarde para ser operado.
"Cuando los médicos dijeron que habían encontrado un tumor en mi pelvis, lo sentí como una experiencia fuera de mi cuerpo. Estaba en shock. Después estaba extremadamente enfadada. Me dijeron que tenía un tumor tres meses después de decirme que me lo estaba inventando todo y que había estado sufriendo terriblemente", ha asegurado la joven.
La familia de Olivia ya ha iniciado un procedimiento legal contra el hospital por una posible negligencia médica. Desde el centro hospitalario han lamentado lo ocurrido y aseguran estar comprometidos a "aprender de la investigación y mejorar los servicios". "Apoyaremos a Olivia y su familia lo mejor que podamos en este momento difícil”, han añadido.
Hasta ahora, Olivia ha recibido varios meses de tratamiento de radioterapia y quimioterapia. Sin embargo, los esfuerzos son en vano ya que se trata de una enfermedad terminal. Mientras tanto, la familia está recaudando fondos para intentar darle a la pequeña la mejor vida posible durante sus últimos meses.
“Es una chica tan valiente que ha decidido no recibir más tratamientos e intentar disfrutar de la vida que le queda”, explicaba Victoria, la hermana de la pequeña Olivia. “Ella solo ha mostrado fuerza y nos ha enseñado cómo ser valiente. El mundo estará tan perdido sin ella", añadía. La familia ha confirmado que los fondos que queden tras su muerte serán donados a diferentes organizaciones benéficas.