Arya está para comérsela a besos mientras baila delante de la tele al ritmo de las canciones de Plim Plim. "Ella es mi bebé arcoíris: es muy especial", subraya con cariño Mercedes González, la madre de esta niña, de 3 años, con síndrome de Down. La palabra especial en esta historia tiene connotaciones diametralmente opuestas. Para esta madre, solo son positivas, sin embargo, para el director de la guardería municipal de Alcantarilla, ser madre de una niña especial, le supone un hándicap y ser discriminada respecto al resto de familias porque Merche tiene que pagar supuestamente el doble de lo que marca la tasa establecida por el Ayuntamiento.
"El director de la guardería me dijo que tenía que pagar el doble porque mi hija ocupaba una plaza doble si tenía una discapacidad o si se autolesionaba: así que en vez de abonar 200 euros al mes como el resto de padres, yo tenía que pagar 400 euros", tal y como denuncia Merche, sentada en el salón de su piso en Alcantarilla, sin perder de vista a la pequeña que juguetea con la perrita Bimba. "Con mi hija he aprendido a ostias y la última la he recibido en la guardería municipal".
Esta madre habla sin paños calientes porque su vida dio un giro radical, cuando no le detectaron durante su embarazo que su bebé tenía una copia extra del cromosoma 21. "La sorpresa vino en el parto, conforme me dieron a mi hija, a los minutos me dijeron que tenía síndrome de Down y ese momento de felicidad en el que tiene que haber lágrimas de alegría por ser madre, para mí, esas lágrimas fueron de tristeza, de miedo, de incertidumbre y de preocupación", confiesa Mercedes. "No recibí a mi hija como se merecía y me arrepiento: es un duelo que tienes que pasar".
Esta madre, de 39 años, dejó atrás ese bache emocional para pelear por su hija: se enfrentó a una "gymkana" burocrática para lograr la ayuda a la dependencia, buscó asesoramiento para afrontar la crianza de una bebé con síndrome de Down, acudió a innumerables consultas médicas para que no sufriese problemas endocrinos, de audición, de visión… También se enroló como voluntaria en asociaciones de padres de niños con necesidades especiales, como Apnea y Assido: "Ayudo a otras mamás para que no sufran lo que yo pasé. Cuando tienes un niño con síndrome de Down, nadie te da unas pautas, ni te explica a dónde acudir y hay gente que se hunde".
Esa sensación de sentirse hundida ya la había dejado atrás Mercedes, pero en enero de este año la volvió a experimentar cuando se interesó por matricular a su hija en la guardería de Alcantarilla. "En Assido me hacían hincapié en que llevase a Arya en una escuela infantil porque le iba a venir muy bien: los niños con síndrome de Down necesitan muchas pautas". El 9 de enero acudió a conocer la Escuela Infantil Municipal Madre Piedad de la Cruz y una empleada le dio el móvil del director para que le llamase, por si quería solventar cualquier cuestión sobre este servicio público.
- ¿Qué ocurrió cuando telefoneó al director?
- Mercedes González: Como tenía dudas con la parte económica, llamé a este señor el 12 de enero y le dije que me informase de los precios. En la conversación le hice referencia a la discapacidad de Arya, a lo que me comenta que si tiene necesidades especiales debe cobrarme el doble de todos los conceptos, como son la matrícula, la mensualidad, comedor y material escolar. A lo que me quedo totalmente sorprendida por el hecho de tener que pagar doblemente, por tener Arya una discapacidad.
Me sentí indignada porque ese señor le estaba pisando la dignidad a mi hija porque Arya tiene los mismos derechos que cualquier otro niño. Yo no veo el síndrome de Down de Arya, yo veo a una niña. Lo que escuché me frustró, pero mantuve la calma y fui amable. Le dije que me lo enviase por e-mail y me dijo que no porque él sabía que cobrar eso era ilegal, así que le pedí una cita presencial porque me interesaba verle cara a cara para tener pruebas y por eso fui a la reunión con una grabadora.
Esta madre se contuvo para no reaccionar ante lo que acababa de escuchar por teléfono y cerró el 18 de enero una reunión presencial con el director de la escuela infantil, con el objetivo de grabar la conversación de ese encuentro, para tener pruebas con las que denunciar que supuestamente se incumplían las tasas municipales en un servicio público que el Ayuntamiento le había adjudicado a una empresa.
- ¿Qué ocurrió durante la reunión?
- Mercedes González: Le grabé porque era su palabra contra la mía y tenía que curarme en salud porque iba a denunciar lo que estaba pasando en la guardería. El coste que pagan los padres por dejar a un niño de 9 de la mañana a 5 de la tarde, era de 200 euros al mes, y a mí me quería cobrar 400 euros, solo por la discapacidad de mi hija. Ese precio no venía reflejado en las tasas municipales porque es ilegal.
Me dijo que si la niña se autolesionaba, me tenía que cobrar el doble. Me miraba a los ojos y me decía barbaridades sobre la discapacidad. No sabía utilizar los términos sobre diversidad funcional. Le pregunté si vendría un equipo a valorar las necesidades de mi hija y contestó que eso lo hacía él mismo y se puede escuchar en la grabación.
El audio pone de manifiesto la peculiar forma que tiene el director de valorar el coste de la mensualidad que debe abonar cada familia. El incremento del precio por tener un hijo con discapacidad, se parece más a un impuesto revolucionario, que a una tasa fijada por el Ayuntamiento de Alcantarilla y cuyo cumplimiento debería supervisar el equipo de Gobierno del Partido Popular. Sin embargo, la grabación de Mercedes evidencia que no hay control porque para este señor un niño con discapacidad vale por dos: ocupa dos plazas. Estas son sus cuentas matemáticas:
- Mercedes: A ver, lo del tema que me dijiste de Arya de la matrícula doble y que me tenías que cobrar el doble si tenía necesidades especiales. ¿Eso cómo funciona al final?
- Director: Lo de las necesidades especiales es cuando un niño se golpea, se autolesiona. Hay niños con características especiales, por ejemplo, hay autistas que no pagan doble porque la atención que requieren no es como un autista que se autolesiona porque esos niños sí ocupan doble plaza.
- Mercedes: ¿Eso lo valoras tú o viene alguien a valorarlo [un especialista]?
- Director: Eso lo valoro. Vamos a ver. En tu caso, por ejemplo, la niña no se autolesiona, tiene un desarrollo normal y sus características. Punto pelota. Pero a efectos del trabajo, aquí es igual que otro niño. Entonces, no te voy a cobrar doble plaza. Yo no funciono así. Te podría cobrar doble plaza: ¿Vale? Pero entiendo que no voy a cargar a una familia con un dinero que no tiene por qué gastarse. Ahora, si tú me dices que la niña se autolesiona y se golpea, no puedo tenerla en una clase con otros quince niños.
- Mercedes: ¿Eso es porque le pones a la niña una persona en exclusiva?
- Director: No. Eso va por ratios. Las aulas pueden tener hasta 16 niños. En un aula con 15 no puede entrar [un niño con discapacidad] porque ocupa doble plaza. ¿Qué pasa? Al final, es un tema económico. Si yo tengo un aula con 8 críos, con características especiales, que me suman 16 porque son doble plaza y les cobro el mes normal, no da para pagar al educador. Un educador son 16 niños y por eso ocupan doble plaza, pero no es el caso. Que tú quieres que tu niña esté en un grupo más reducido: tienes que pagar el doble.
- Mercedes: Estoy separada. Necesito, si puedes, que me mandes la documentación por mail para pasárselo al padre porque estos son gastos. Para que tenga lo que hemos hablado...
- Director: Mándame el correo y ahí te mando la documentación y toda la explicación, pero no te voy a poner el que elijas si pagas doble plaza o no, porque por ley yo debería de cobrarte el doble. Yo no te lo cobro porque, perdón por la frase, pero es una putada para la familia.
Este peculiar modo de gestionar las tasas de la guardería fue detallado por esta madre, en un documento que registró en el Ayuntamiento de Alcantarilla el 15 de febrero. "Todo lo descrito anteriormente, supone un grave agravio comparativo con el resto de niños y la integración social en igualdad de condiciones, contraviniendo varios artículos del decreto 359/2009 por el que se establece y regula la respuesta educativa a la diversidad del alumnado en la Región de Murcia", tal y como expone Mercedes, antes de pedir al PP la "destitución" del director.
El responsable de la Escuela Infantil Municipal Madre Piedad de la Cruz no atendió a ninguna de las tres llamadas que le realizó EL ESPAÑOL para preguntarle por esta denuncia. Tan solo se limitó a ofrecer su versión de los hechos a través de un WhatsApp escueto y con faltas de ortografía:
"La información que Vd no es correcta, a la madre se le informo sobre los horarios y la atención a recibir y se le facilito la tabla de precios que el centro tiene concertado con el Ayuntamiento. En la actualidad el centro es un ejemplo en la integración de niños menores con discapacidad, asistiendo en la actualidad 7 alumnos diagnosticados, sin queja alguna de los padres".
El 24 de abril, Mercedes volvió a presentar un escrito al Ayuntamiento preguntando por el estado de su denuncia: "Necesito esta información para considerar la necesidad de pasar a otras instancias, ya que considero de vital importancia evitar que más personas puedan pasar por la angustia e indignación en la que me encuentro sumida, por la actuación de la empresa concesionaria de un servicio público".
- ¿Qué respuesta le ha dado el Ayuntamiento a sus dos escritos?
- Mercedes: Solo sé que abrieron un expediente. He hecho lo que tenía que hacer y como no obtengo una respuesta afirmativa por vía administrativa, me he reunido con el abogado de la organización Plena Inclusión para explorar la vía legal: no voy a parar.
Esta mujer siente que la ofensa que sufrió necesita un castigo. "Es muy difícil y muy duro cuidar a una niña con síndrome de Dow para que luego te encuentres por el camino estas situaciones". Lo dice una mujer que ha sacrificado su carrera profesional, como técnico de rayos, desde que el 3 de mayo de 2020 nació su hija, Arya, cuyo nombre lleva tatuado en su brazo, junto a un arcoíris, y que se lo puso como guiño a una de las protagonistas de Juego de Tronos: Arya Stark, una muchacha voluntariosa, con carácter y que desafía los roles femeninos de su tiempo.
En el caso de esta niña risueña, simpática y movida, su primer desafío ha sido encontrar una guardería que la acepte como es y que no le cobre más por ello. "Está acudiendo a la Escuela Infantil Vistabella que es bilingüe: a Arya le encanta el inglés y encima cuesta 290 euros al mes, cuando en la municipal me pedían 400 euros por su discapacidad", resalta Merche, una madre que vive 24/7 por su hija, a caballo entre las sesiones de fisioterapia, estimulación cognitiva, logopeda, terapia miofuncional y acuática, sin olvidar las consultas médicas para que no tenga complicaciones de salud.
"Arya me ha cambiado la perspectiva de la vida. No veo el síndrome de Down ni el autismo... Solo veo personas porque solo sé funcionar con emociones".