Dicen que no hay una decisión más transformadora que el urbanismo; y que política y planificación del suelo se retroalimentan para influir una en la otra de forma recíproca. Esta historia va de eso, de cómo la construcción cambió la fisonomía de dos territorios, convirtiéndolos en fetiche para sendos modelos contrapuestos que se han perpetuado con el paso del tiempo. Del último reducto de la Stalingrado madrileña a la fortaleza de la derechona megarica del lujo y la privacidad. Un viaje de apenas 40 kilómetros por las antípodas ideológicas de la Comunidad de las libertades.
Es mediodía y el sol cae a plomo sobre una zona marrón de la Meseta, al noroeste de la capital. Todo esto hace 40 años era campo, pero ahora es un oasis lleno de jardines privados y lagos artificiales. Estamos a las puertas de La Finca, en Pozuelo de Alarcón, la urbanización más exclusiva de toda España. Aquí viven futbolistas del Real Madrid, actores, cantantes, artistas, empresarios y también residió Jesús Sepúlveda, exalcalde de Pozuelo, exmarido de Ana Mato y protagonista de la trama Gürtel. Hace unos años cambió La Finca por Soto del Real. Pero eso no ha impedido que en este barrio -si se le puede llamar así- el 95% votara a su partido, el PP, en las últimas tres décadas. No hay un lugar más de derechas en España.
Decimos que estamos a las puertas, porque a este recinto solo entran residentes e invitados con una tarjeta especial. En los ochenta, el empresario Luis García de Cerceda ideó este proyecto para que la socialité pudiera disfrutar de su dinero y su glamour sin las molestias de la gente corriente. La pregunta sin resolver es si Alejandro Sanz se acercará a la casa de Cristina Pedroche en pijama para que le preste un poco de sal, pero los vigilantes privados impiden desvelar la incógnita. Una casa aquí va del millón y medio que cuesta el adosado más económico a lo que usted se quiera -pueda- gastar. El único lugar en el que nos podemos ‘colar’ es el club de tenis David Lloyd, pegado a La Finca, donde muchos de sus habitantes acuden a mejorar su drive, aumentar sus músculos en el gimnasio, darse un baño en la piscina o, simplemente, a socializar.
Sergio, de 23 años y camiseta de la época de Pete Sampras, es de los pocos que se paran a hablar y el único que se deja fotografiar. “Vivo con mis padres en La Finca desde 2006, pero estudio Odontología en Villaviciosa de Odón. Para mis amigos de allí soy el pijo, mientras que aquí me llaman macarra”, asegura. Lleva un moño alto y tiene aspecto de pasota… ¿Será él uno de los pocos representantes del exiguo 5% que vota a la izquierda? “Solo he votado una vez, porque tampoco me interesa tanto, pero tengo claro que esta vez lo haré por Ayuso, me gusta, me parece un fenómeno. No soy la excepción, no se me ocurriría”. Vaya, intento fallido. Es probable que solo sea seguidor de Taburete.
En el césped de la piscina hay un tipo con unos auriculares con la reducción de ruido más potente del mercado. No levanta la cabeza ante un “buenos días” ni a dos metros de distancia. Una chica con top y mallas responde que no tiene “palabras para definir al Gobierno y a Pedro Sánchez”. “Sí, aquí se vive bien, pero como en muchos sitios, ¿no? Prefiero no hablar de política”, y sale corriendo a los vestuarios. De entre un grupo de chavales con raqueta suena una voz conocida, la de David Broncano, el presentador de la tele que pregunta a todo el mundo cuánto dinero tiene. Ya es la segunda vez que nos advierten de que éste es un club privado y que aquí no se puede estar molestando a la gente con estas cosas.
Uno más antes de que nos inviten a marcharnos “si no quiere que vengan los de seguridad”. Es un señor de unos 60, con polo Ralph Lauren apretado y el pelo blanco hacia atrás. Él vive en el barrio de Salamanca, pero trabaja en el club y dice que “por aquí pasa de todo, te sorprendería”. “Yo creo que la división izquierda/derecha está superada, ahora el eje está en el populismo o menos populismo. A mí me gustaría que hubiera un pacto de Estado entre PP y PSOE, pero mi padre me enseñó que no se debe hablar con extraños de fútbol, religión ni de política”, añade. Y ahora sí, se acabó la paciencia, ya nos vamos. Además, es la hora de comer.
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En las próximas municipales la candidata del PP en Pozuelo será Paloma Tejero, cercana a Ayuso y anterior viceconsejera de Medio Ambiente en la Asamblea de Madrid. A la actual alcaldesa, Susana Pérez Quislant, casadista, no le han dejado repetir en el cargo. Fuentes de la candidatura recalcan a EL ESPAÑOL que simplemente se debe "a una renovación en el seno del partido" y que "no se trata de ninguna purga". "Pozuelo representa perfectamente la idiosincrasia del Partido Popular, un lugar donde se pagan pocos impuestos, existe un urbanismo amable y nos preocupamos por las familias", subrayan estas fuentes. El 28-M en el PP esperan recoger los votos que perderá Ciudadanos y ampliar aún más su ya incuestionable mayoría absoluta, que ostenta en Pozuelo desde hace treinta años.
El último bastión rojo
Unas horas más tarde, tras poco más de media hora larga por la M-45, en Rivas-Vaciamadrid sigue castigando el sol. Solo que en el barrio al que vamos, al sureste de Madrid, no hay piscinas privadas ni zonas verdes para olvidarse un poco del calentamiento global. Covibar y Pablo Iglesias fueron dos promociones de viviendas de protección oficial construidas también en los ochenta, al mismo tiempo que se proyectaba La Finca, para alojar a los trabajadores que procedían de otros barrios cercanos de la capital, como Vallecas. Las levantaron dos cooperativas, una vinculada a CCOO y otra a UGT, por lo que Rivas multiplicó su población y comenzó a llenarse de ‘rojos’.
En la zona de Pablo Iglesias -en honor al fundador del PSOE, no al de ahora- viven desde hace décadas José Luis y Cristina, ambos funcionarios. Las casas son una especie de dúplex, modestos, funcionales, pero dúplex al fin y al cabo. “Esto fue un pequeño laboratorio del Estado del bienestar que ha funcionado. Desde los ochenta nos empezamos a organizar en asambleas, surgieron los movimientos vecinales y desde entonces se ha invertido mucho en Educación, Cultura, Deporte y Sanidad, esas son las banderas de Rivas. No nos importa pagar más impuestos si van en beneficio de la comunidad”, apunta ella. El 82% ha votado en el barrio tradicionalmente a la izquierda, no hay otro más rojo en todo Madrid. En el municipio gobierna ininterrumpidamente Izquierda Unida desde 1991.
Aunque las cosas están cambiando. Aquí la vida es agradable, hay parques, zonas verdes, columpios para los niños, las aceras están limpias… No es una zona especialmente barata, una casa usada de unos 100 metros cuadrados ronda los 300.000 euros. Pero desde hace años Rivas empezó a crecer de otra manera. Los barrios nuevos están compuestos por chalés que cuestan unos 800.000 euros y han transformado la identidad del municipio. Tanto es así que en 2021 el Ayuntamiento impulsó una votación ciudadana en la que el 82% se decantó por frenar este modelo urbanístico.
“Yo no culpo a las nuevas generaciones, pero es cierto que ellos no han vivido la experiencia comunitaria por la que pasamos nosotros al llegar y me temo que antes o después Rivas caerá del lado de la derecha, como ya ha ocurrido en otras partes”, opina José Luis. En los últimos meses un polémico carril bici diseñado a la carrera en una ciudad donde la mayoría de la gente necesita el coche para acudir a trabajar también ha despertado críticas contra el Ayuntamiento.
De momento, a la alcaldesa de IU le acompañan en su equipo de gobierno concejales del PSOE y de Podemos. Se esperaba que la buena sintonía que ha existido siempre entre la izquierda de Rivas sirviera para que en las municipales Podemos y Sumar pudieran concurrir juntos y limar asperezas. Sin embargo, la cúpula del partido morado rompió el pacto poco después de la presentación en sociedad de la formación de Yolanda Díaz, cuando todo parecía hecho. Pedro del Cura, quien fue alcalde por IU desde 2015 a 2022, espera que esto no impida que su partido pierda la mayoría en detrimento del PSOE. “Más putada sería que nos adelante el PP”, reconoce. Y cuidado, porque en las encuestas no están tan lejos.
El ex regidor insiste a EL ESPAÑOL en que la decisión de descolgarse de Podemos vino de la dirección nacional. “A nuestros socios de Podemos en Rivas no les guardamos ningún rencor y la intención es reeditar la mayoría de izquierdas con todos los partidos representados. La mejor garantía es nuestra experiencia de gestión en todo este tiempo; y, si nos comparamos con Pozuelo, los indicadores de calidad de vida que presenta el INE nos dan unos niveles muy similares, con una renta per cápita tres o cuatro veces menor”, afirma. Pozuelo es el municipio más rico de España, mientras que Rivas supera cómodamente la media española.
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Una grieta en el sistema
Los proyectos son antagónicos, pero digamos que en ambos lugares el electorado ha respaldado la gestión de los partidos que han abanderado el modelo. Encarna, de 59 años, dice que tiene claro a quién no va a votar: “Desde luego, a la madame, no”. También en Rivas existe un rechazo vehemente por el rival, en este caso por Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, aquí sí que encontramos una grieta en el sistema.
A pocos metros del auditorio Pilar Bardem, se encuentra la biblioteca Federico García Lorca y, frente a ella, Laura, de 35 años, camarera en una discoteca. “Aquí hay mucho podemita, sí, pero viven en urbanizaciones de puta madre. Coño, si eres tan de izquierdas vete a otro barrio más popular, ¿no?”. Vox le parece “antinatura”, pero tampoco es votante progresista.
En el alcázar impenetrable de Pozuelo parece imposible encontrar resistencias. A la izquierda ya sabemos lo que le gusta pelearse.