La polémica por las propinas a la americana y su aterrizaje en España ha llegado para quedarse. De hace un tiempo a esta parte, algunas cadenas de restauración han incluido en sus facturas para los clientes un porcentaje con respecto al total de la cuenta, para que aporten un montante relacionado con los consumido en concepto de 'agradecimiento'.
Esto ocurre en lugares como Madrid o Barcelona, pero también está implantado en las aplicaciones móviles de comida a domicilio, donde es habitual ver un mensaje solicitando propina para el repartidor cada vez que se realiza un pedido.
En esta ocasión, la novedad llega de un ticket del restaurante Ginger, en la Plaza de Santa Ana en Madrid. La factura a la que ha tenido acceso este periódico expone un montante total de 29,81 euros por medio litro de agua, unas patatas bravas, unas croquetas cremosas, pan, pulpitos encebollados y trufas de chocolate.
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Más abajo se especifícan otros dos precios: uno de 31,29 euros y otro de 32,18 euros. Arriba se avisa de que este es el precio que se puede pagar para aportar un bote de un 5% o un 8% sobre el pedido.
Además, más abajo se añade una propina libre que no está rellena. El consumidor debe tachar con una x lo elegido y pagar lo que desee; no hay imposición.
La polémica
La polémica surgió hace un mes, pero es recurrente y lo seguirá siendo próximamente. Cada vez son más los locales que incluyen en su ticket esta propina a la americana. El debate se centra en si se debe o no dejar propina para los camareros o son los propietarios de los restaurantes los que deben subir el salario a sus empleados.
Rubén Sánchez, portavoz de Facua, explicó en su día a este periódico que esto "crea un sentimiento de culpa" en el cliente sobre el bajo salario del camarero. Además, el camarero pone la lupa sobre el consumidor por sus bajas retribuciones, cuando eso es "responsabilidad del hostelero".
En declaraciones a la agencia EFE, Sánchez apuntó que el hecho de poner la propina a la americana en el ticket "no es un acto ilegal porque no lo imponen". Sin embargo, piensa que es "intentar aprovecharse del cliente", para que se convierta "en el que paga el plus de un salario demasiado reducido".
También se vio envuelta en esta polémica la Comunidad de Madrid. El estamento que dirige Isabel Díaz Ayuso realizó un vídeo en el que animaba a los usuarios a dejar propina en los establecimientos de Madrid. Muchos usuarios criticaron esto, ya que entendían que el mensaje propiciaba o promocionaba la economía sumergida.