España lo fía todo a sus fragatas ante los misiles de Marruecos: las baterías en tierra sólo llegan a 80 km
El escudo antimisiles español está lejos de ser impenetrable ante la adquisición de los nuevos HIMARS por parte de Marruecos.
22 abril, 2023 04:07El pasado 11 de abril, y como adelantó en primicia EL ESPAÑOL, Marruecos cerró un contrato por 524,5 millones de dólares con Estados Unidos para reforzar su armamento. El trato supondrá la entrega al vecino del sur de 18 lanzaderas de misiles tierra-tierra HIMARS, equipadas con 112 proyectiles con un rango que oscila entre los 82 y los 305 kilómetros de alcance. Esto quiere decir que Marruecos tendrá una potencia de fuego capaz de alcanzar ciudades españolas como Sevilla o Granada con misiles balísticos lanzados desde plataformas terrestres.
Además, el acuerdo incluye la entrega de 40 bombas planeadoras JSOW que Marruecos podrá utilizar desde sus F-16, y cuyo alcance contra objetivos en tierra comprende entre los 22 y los 120 kilómetros desde el punto de lanzamiento.
Pese a que las posibilidades de enfrentamiento militar directo entre España y Marruecos parecen remotas, esta mejora de las capacidades tecnológicas marroquíes abre una brecha con España, cuyas Fuerzas Armadas no están dotadas con ningún sistema armamentístico de estas características.
Pero más allá de la ruptura obvia de este equilibrio, la adquisición de los HIMARS y las JSOW pone sobre la mesa una cuestión mucho más básica: ¿podría España defenderse con sus sistemas de armas actuales de un eventual ataque marroquí tras la incorporación de estos misiles a su Ejército?
‘Escudo antimisiles’
España cuenta desde hace años con sistemas de misiles antiaéreos, pero estos están lejos de ser un escudo antimisiles impenetrable. La principal arma española para la defensa contra misiles balísticos como los futuros HIMARS marroquíes son las baterías Patriot de fabricación estadounidense. España las adquirió de Alemania, de segunda mano, y por obligación de la OTAN a partir de 2002, en el marco de un plan de la alianza para cubrir su flanco sur por el Estrecho de Gibraltar.
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En la actualidad, España tiene dos baterías de misiles Patriot operativas con cuatro tubos cada una. Se encuentran en la base del Regimiento de Artillería Antiaérea número 73 en Marines, Valencia. Los Patriot cuentan con un sistema de radar capaz de detectar misiles o aviones enemigos en un rango de 150 kilómetros. Su efectividad para interceptarlos se reduce a una distancia de unos 80 kilómetros a 20.000 metros de altura.
El Ejército cuenta con una tercera de estas baterías, pero está desplegada desde 2013 en Turquía para proteger el espacio aéreo de ese país, en el marco de una misión de la OTAN por la inestabilidad en la región.
Los Patriot españoles, además, están en proceso de actualización de la configuración 2+ a la 3+. Esto supondrá el cambio de las plataformas de lanzamiento de cuatro tubos a otras con capacidad para lanzar 16 proyectiles, de menor tamaño y tecnología más avanzada. Los nuevos misiles Patriot podrán buscar blancos por sí mismos y destruir los proyectiles enemigos por colisión directa, en vez de por explosión por proximidad, que es como funcionan los actuales. Para este proyecto de modernización, España ha destinado 146 millones de euros en los presupuestos de Defensa de 2023.
Junto a los Patriot, España cuenta con otras baterías antiaéreas como las noruegas NASAMS II. El Ejército de Tierra tiene cuatro lanzaderas de estas características, adquiridas en 2003 y desplegadas, una de ellas, en Canarias, y las cuatro restantes en Cartagena. Su rango de acción es mucho más limitado que el de los Patriot: su alcance efectivo es de apenas 20 kilómetros.
El Ejército español cuenta también con una treintena de baterías de misiles antiaéreos Raytheon MIM-23 HAWK, una reliquia de la Guerra Fría que entró en operación en 1962. Tras varias actualizaciones, España espera alargar su vida más allá de 2030, pese a que su tecnología ha quedado desfasada frente a los avanzados misiles balísticos de la actualidad. Su alcance es de 40 kilómetros, a una altura máxima de 18. Los HAWK los opera el 74 Grupo de Artillería Antiaérea con instalaciones en Sevilla y Cádiz.
Por último, el Ejército tiene 640 misiles antiaéreos franceses Mistral 3 de corto alcance, montados sobre vehículos blindados VAMTAC. En total, España cuenta con 168 puestos de tiro de estos misiles infrarrojos operados por infantería, cuyo alcance es de 20 kilómetros.
Defensa desde el mar
Por las características tecnológicas, alcance efectivo y distribución geográfica actual de su arma antiaérea terrestre, España no podría proteger numerosas ciudades y otros objetivos ante una amenaza como los futuros HIMARS marroquíes.
Pero la defensa antiaérea española no se limita solamente a los Patriot, NASAM, HAWK y Mistral. La principal protección de los cielos españoles, de hecho, viene del mar. Porque la principal función de las avanzadas fragatas F-100 de la clase Álvaro de Bazán es un escudo antiaéreo contra misiles balísticos de última generación.
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Junto a Japón, Australia, Noruega y Corea del Sur, la Armada Española es una de las únicas cinco marinas de guerra del mundo que utiliza el sistema de combate naval Aegis, desarrollado por Estados Unidos, y cuyo nombre está inspirado por el escudo del dios griego Zeus.
Aegis es un sistema de interfaz de batalla con potentes radares que permite la ejecución de operaciones simultáneas contra amenazas múltiples por tierra, mar y aire, todo controlado desde bases móviles en el agua. Las cinco fragatas españolas F-100 pueden atacar hasta 90 blancos móviles a la vez y dirigir proyectiles antiaéreos y de superficie.
En el caso concreto de la intercepción de misiles balísticos tierra-tierra enemigos, el sistema de combate integra en los barcos plataformas de lanzamiento vertical de avanzados proyectiles RIM de medio y largo alcance, cuya eficacia se ha probado hasta los 170 kilómetros.
La carrera armamentística marroquí
Aunque las capacidades militares españolas siguen siendo, en número y capacidad, superiores a las marroquíes, en los últimos años, Marruecos se ha lanzado a una carrera armamentística sin precedentes. En diciembre de 2020, el reino alauita e Israel normalizaron sus relaciones tras la firma de los Acuerdos de Abraham, al mismo tiempo que selló una alianza con Estados Unidos, después de que su presidente entonces, Donald Trump, reconociese la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
A partir de entonces, tanto Israel como Estados Unidos se han convertido en socios prioritarios de Marruecos para el suministro de armamento y la modernización de sus ejércitos. Cazas F-16 modernizados, carros blindados Abrams, drones Predator... son solo algunos ejemplos de las nuevas incorporaciones de Marruecos a sus Fuerzas Armadas, además de pugnar por la adquisición del caza estadounidense de quinta generación F-35.
De hecho, entre las nuevas adquisiciones marroquíes está también el sistema antiaéreo israelí Barak MX, con un rango de acción de 150 kilómetros en los que fulmina cualquier amenaza, y que se sitúa muy lejos de las capacidades de las actuales baterías antiaéreas terrestres españolas.
Pese a estos avances, el reino alauita aún se sitúa a una distancia considerable del poder militar español. Según el ranking de 2023 de Global Firepower, que mide las capacidades militares totales de 145 ejércitos del mundo en cuanto a número de efectivos, vehículos y capacidades tecnológicas, Marruecos está en la posición 61, mientras que España se sitúa en la 21.
Sin embargo, la incorporación de sistemas de armas como los HIMARS o la adquisición de drones turcos e israelíes —estos últimos los fabricará el propio Marruecos en su territorio, unos 150— marcan una diferencia tecnológica que pone en clara desventaja a España, al no contar esta con ningún sistema de misiles tierra-tierra de largo alcance. También presentan nuevos retos para la protección efectiva de la frontera sur, obligando a España a actualizar sus capacidades antiaéreas. Por el momento, tendrá que confiar en sus fragatas.