Si hablamos de una conducción segura toda precaución es poca. Es por ello por lo que la revisión del coche, denominada ITV, es cada día más exigente. No solo miran a simple vista la carrocería y el correcto funcionamiento de los frenos, también comprueban los intermitentes, las luces, los neumáticos, el chasis, el volante e incluso los catadióptricos.
Seguro que más de uno se está preguntando por el significado de este último vocablo. Bien pues aunque para muchos sea un término desconocido, se trata de un componente habitual que tienen todos los transportes y que su mal funcionamiento puede ocasionar un suspenso en la Inspección Técnica de Vehículos.
Concretamente, el 'catadióptrico' es un elemento de señalización obligatorio de un vehículo que refleja la luz procedente de una fuente luminosa exterior. No emite luz sino que la refleja y, cuando otro lo ilumina, se hace visible; es decir, funciona como un chaleco reflectante. Aunque no lo parezca, su función es imprescindible ya que ayuda a distinguir y reconocer las dimensiones de un automóvil o medio de transporte.
Pero no te preocupes ya que su arreglo no supone gran esfuerzo. Al tratarse de una intervención muy sencilla (lo puede hacer incluso uno mismo), tan solo es necesario comprar el modelo apropiado para el coche. Su precio depende del fabricante, pero puede rondar desde los 10 hasta los 40-50 euros.
Recuerda, si te toca ir a pasar la ITV un día de estos no olvides revisar los catadióptricos ya que su mal funcionamiento, la ausencia de ellos o poner unos que no estén homologados, llevan a una ITV desfavorable y tendrás que acudir de nuevo a la estación.
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