Largas colas con horas de espera por delante. Una interminable fila de trolleys, maletas de mano y mochilas. Manos temblorosas que, apresuradas, introducen pequeños botes de líquido en bolsas transparentes. Sobre una mesita descansan 20 o 30 botellas de agua, la mayoría llenas. Hay quien mira el reloj, impaciente, mientras golpetea el suelo con el zapato, resopla y chasca la lengua para acentuar su descontento. Un hombre trajeado abre su maletín y deposita su ordenador sobre una bandeja. "El teléfono también", le pide el guardia aeroportuario. "Y la tablet. ¿Por qué lleva ese bote de perfume? Tírelo". Y suma y sigue, pasajero tras pasajero, demorando las colas de acceso e incluso retrasando algún que otro vuelo. Es el escenario más común de cualquier aeropuerto. Pero todo eso va a cambiar muy pronto.
Así lo ha confirmado Aena. La autoridad aeroportuaria española va a realizar una inversión millonaria en la conocida como tecnología EDSCB (Sistema de Detección de Explosivos para Equipaje de Cabina), un escáner que permitirá agilizar los controles de acceso de embarcación a los aviones gracias a un aparato de Rayos X que generará una volumétrica de alta resolución y tridimensional del interior de las maletas. y "Esto facilitará la inspección de los equipajes, ya que no habrá que sacar los dispositivos electrónicos ni los líquidos en bandejas para pasar el control", aseguran fuentes de la compañía pública.
La consecuencia directa es que esas largas colas que se organizan para acceder a los vuelos desaparecerán –o, al menos, serán mucho más ligeras– y la seguridad aeroportuaria aumentará notablemente. Sin embargo, tanto Aena como fuentes de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) recalcan que el protocolo de actuación sigue siendo el mismo que dicta la normativa de seguridad de la Unión Europea y que, por el momento, no ha habido novedades. "Esto no es un cambio normativo. La normativa sobre seguridad es la de la Unión Europea. Vamos a realizar esta inversión en tecnología EDSCB a pesar de que en España no es obligatoria", advierten.
Los pasajeros, aliviados
Marisa aún cuenta con algo de vergüenza cómo un día en un control de Madrid-Barajas le obligaron a sacar un biberón de leche sin lactosa de su hijo y a probarlo delante de todo el mundo para comprobar que no llevaba drogas. "Fue algo completamente innecesario. Supongo que lo hicieron para demostrar que era un alimento y no un arma líquida letal. ¿De verdad tenía que chupar una tetina de biberón y luego metérselo en la boca al bebé?", se pregunta, indignada.
Aunque existe un protocolo específico para analizar los productos destinados a niños y lactantes, ella fue una de las afectadas por el estricto protocolo europeo que desde 2006 –fecha en la que se abortó en Londres un atentado en el que los terroristas pretendían esconder explosivos en latas de refresco– impide a los pasajeros llevar botes con más de 100 mililitros de líquido. En caso de sospecha o duda por parte de los trabajadores del aeropuerto o 'casos excepcionales', como el de productos para bebés o niños muy pequeños, los productos deben ser inspeccionados.
Con la tecnología EDSCB se prevé que este tipo de problemas queden olvidados para siempre. "Cualquier avance en la tecnología para facilitar la vida tanto a los viajeros como a los trabajadores es positivo. Es algo que incrementará la afluencia y reducirá los tiempos de espera en los controles", cree Marisa. Beti, por su parte, otra viajera, ha aterrizado en Madrid-Barajas hace tan sólo unos minutos. Llega desde Córdoba, Argentina. Le alegra saber que los controles vayan a reducirse. "Gracias a Dios yo nunca he perdido un avión, pero sí que he tenido malas experiencias con las colas", asegura.
"Te hacen abrir la valija, te lo rebuscan todo. Me llama la atención que como turista todo el mundo pueda ser, potencialmente, un traficante, pero con los escáneres eso se nota. A veces te hacen tirar cremas o perfumes pero luego hay gente que pasa droga", critica. En la misma línea se encuentra Valentina, también proveniente de Argentina: "Me parece estupendo porque he tenido que hacer infinitas colas. Y me da seguridad que sea una máquina. Yo confío en la tecnología".
"Venimos de Egipto y me han hecho cuatro controles. Hasta me han obligado a quitarme los zapatos", critica, visiblemente azorada, Fina. Probablemente con los nuevos sistemas de detección, que de momento sólo se aplican en aeropuertos de Reino Unido y Estados Unidos, se habría librado del mal trago. "¡Tuve que abrirme la faja ortopédica! Un desastre. Perdí el reloj. ¡Nunca me había encontrado cosa igual! Ha sido horroroso. Así que a mí me parece muy bien que se apliquen este tipo de tecnologías", asegura. Su marido, consultado por la medida que agilizará los controles de dispositivos electrónicos y líquidos, bromea: "Muy bien, pero a cierta edad estas cosas ya nos dan igual".
Quien no tiene tan claro que esta medida sea la óptima es Daniel, pasajero madrileño. "Es cierto que siempre estás con el nerviosismo del control de seguridad, de si vas a tardar demasiado o no. He tenido que tirar comidas en los controles, o cosas que le llevaba a mi familia. Entiendo que exista un sistema de seguridad que gestione esto, pero yo siempre preferiría tener a personas. Por el trato y por la cercanía. La digitalización nos hace más cómodos, más vagos, nos direcciona hacia el automatismo. Cuando te comunicas con otra persona hay detalles y miradas que no puede hacer una máquina, y eso mejora el servicio".
Por su parte, José María, tripulante de cabina de Iberia durante 31 años, sabe que este tipo de controles son un suplicio para los pasajeros. "Hay gente que se pone absolutamente histérica porque no lo entiende. En más de una ocasión tiene que intervenir la Guardia Civil porque se ponen bravos. Y, efectivamente, hay viajeros que pierden el avión", asegura el veterano. "Sobre el tema de los líquidos, te digo que hay personas que han perdido su perfume Cartier. ¡Se siente! Pero todo tiene su sentido, porque se dice que los ladrones siempre corren más que la policía, y se ha demostrado que con ciertas cantidades de líquido alguien con malas intenciones la puede liar". José María, como Daniel, opina que "la máquina siempre debe estar apoyada en el ser humano".
El máximo de los 100 mililitros
Respecto al debate sobre si seguirá siendo obligatorio llevar botes con un máximo de 100 mililitros, AESA remite a la Comisión Europea y a los Estados miembro, que actualmente están comprometidos con el diseño de una estrategia de seguridad de aviación que, entre otras cosas, "podría conducir potencialmente a una adopción acelerada de la tecnología que permitiría el levantamiento de las restricciones de los líquidos en equipaje de mano". No obstante "es demasiado pronto para referirse a una fecha específica".
Por lo tanto, siempre que se cumplan los estándares de seguridad, desde el momento en el que se introduzcan estos nuevos escáneres todos los viajeros podrán llevar consigo líquidos como perfumes, cremas o colonias sin necesidad de tener que sacarlos de sus maletas ni introducirlos en bolsas de plástico. Aunque AESA advierte: "La noticia es que Aena implementa una nueva tecnología, pero no que haya una normativa nueva que permita llevar más líquido".
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La agencia también destaca que la buena noticia es que la tecnología EDSCB está pensada para detectar el contenido que se lleva en las maletas, lo que aumenta la seguridad de los viajeros. "Responde a un sistema de detección automática de explosivos en el equipaje de mano, lo que que representa una evolución de la tecnología tradicional de Rayos X para mejorar las capacidades de detección de explosivos sólidos y líquidos".
El nuevo sistema de detección se aplicará, de momento, en los aeropuertos Adolfo Suárez Madrid-Barajas y Josep Tarradellas Barcelona El Prat, que concentran más del 40% del tráfico aéreo español, con previsión de ampliarlo al de Palma de Mallorca. Aunque Aena no ha especificado fechas –la instalación de estos sistemas se licitará en concurso público–, se prevé que estén a pleno rendimiento en Madrid y Cataluña a finales de 2023 o principios de 2024 y, en el caso del aeropuerto balear, a finales de 2024 o principios de 2025.
El sistema EDSCB no es la única novedad que traerán algunos aeropuertos españoles: también se implementarán nuevos sistema ARTS para gestionar de forma automatizada el equipaje de mano y sistemas de inspección remota o Remote Screening. Los primeros permiten separar las maletas sospechosas de las que no lo son, así como gestionar y retornar las bandejas de plástico de forma automática sin que el pasajero tenga que preocuparse por ellas.
Por su parte, Remote Screening logra que los agentes realicen la inspección de los equipajes desde una sala sin que el vigilante esté físicamente en el control de seguridad, lo que, según Aena, generará "más concentración" en su trabajo. Ambos, sumados a la tecnología EDSCB, aumentarán tanto la comodidad de viajar como la seguridad internacional del sector aeronáutico.