El agua es el elemento fundamental para la supervivencia de todos los seres vivos de este planeta. En el caso del ser humano, la ciencia indica que cada cuerpo contiene entre un 60 y un 70% de agua. Es decir, sería imposible sobrevivir sin poder consumir este líquido vital. Afortunadamente, en España la práctica totalidad de los hogares cuentan con un sistema que trae el agua a casa. No obstante, en muchos casos –por incapacidad en su consumo o por preferencia–, los consumidores prefieren recurrir al agua embotellada.
Según los datos recogidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su Informe del Consumo Alimentario en España de 2021, cada ciudadano consumió de media 65,71 litros de agua embotellada. Esto supone que el gasto per cápita de agua embotellada fue de 13,55 euros por persona y año. En este caso, sumarían el agua mineral, el agua potabilizada embotellada, cuya oferta es casi residual en este país, y el agua con gas.
EL ESPAÑOL, en su afán de informar a los consumidores sobre los distintos productos de la marca blanca de los supermercados, se ha aventurado a organizar una cata de las cinco aguas minerales naturales de marca propia que se venden en Mercadona, Lidl, Carrefour, Alcampo y Dia. Todas ellas, según indican en sus etiquetas, tienen una mineralización “débil”, lo que significa que tienen bajo contenido en sales minerales y que, por tanto, son muy beneficiosas para la salud de los consumidores.
Para la prueba, este diario ha contactado con Carmen Garrobo, directora de la Escuela Española de Cata que reconoce a este medio que lleva “probando aguas desde 2005” convirtiéndose en “una de las primeras especialistas en el análisis sensorial de agua en España”. No obstante, la analista sensorial Carmen (Madrid, 1966) no sólo se ha dedicado a probar de manera profesional el agua, sino que ha analizado todo tipo de productos agroalimentarios desde que empezara su andadura como catadora.
Sin embargo, antes de comenzar la prueba a ciegas, en la que la especialista no sabrá hasta el final qué agua mineral está probando, la analista Carmen Garrobo puntualiza: “Haré una cata sensorial, es decir, con los sentidos [vista, olfato y gusto] y valoraré cada agua según mis percepciones, es decir, son opiniones. No puedo hacer una evaluación a nivel químico o de composición porque eso requiere de un laboratorio”.
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—Carmen, ¿qué criterios va a tener en cuenta a la hora calificar cada agua?
—Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, aunque se piense lo contrario, no hay aguas minerales incoloras, inodoras e insípidas. Todas pueden oler o saber a algo porque contienen sales minerales. Por ello, realizaré la cata en tres fases. En la visual, observaré la transparencia del líquido y su brillo. En la olfativa, buscaré que no huela a nada. Si oliese verduras o frutas sería algo malo que denotaría que el agua mineral ha sido mal conservada. Como mucho, se podría percibir el olor de algunos minerales, por ejemplo, notas sulfuradas o cálcicas.
Por último, la fase gustativa es la que juega en la cata de aguas el papel más importante. La sapidez es la que nos indicará si es un agua débil, que sería beneficiosa para la salud, o si es un agua más dura, que sería más recomendable para usarla en la gastronomía. Ninguna sería mala, solo que tiene finalidades distintas. En mi caso personal, siempre me gusta más una débil, para que quite la sed.
Lidl
Tras explicar los criterios a valorar, la analista Carmen Garrobo se retira de la sala unos momentos con el fin de que este medio sirva las cinco copas de agua y las coloque sobre una mesa. Ella no sabrá, hasta el final, cuál es cuál con el fin de que una etiqueta pueda alterar su valoración. Y, como indica el protocolo de cata, la primera agua en pasar a examen será la de su izquierda. En este caso, se trata de la de Naturis, la marca blanca de Lidl, cuya botella de litro y medio vale 0,22 euros.
“Veo que esta primera agua, al igual que las demás, es translúcida con algunos ribetes plateados, algo común en un agua mineral natural. Es correcta a nivel visual. Si la comparo con la segunda, se puede decir que tiene algo más de color. Eso nos puede indicar de dónde proviene”, dice la experta mientras observa el agua a través de sus gafas.
Una vez ha analizado el agua a nivel visual, Carmen Garrobo procede a olerla, una y otra vez, agitando la copa. “No huele a nada, no tiene ningún matiz en nariz, lo cual indica que no tiene ningún defecto. Alguna nota metálica quizá…”, sostiene la catadora profesional.
–¿Qué tal está el agua número 1 en boca?
–Se notan los minerales. Aunque es un agua débil no es del todo ligera, porque la lengua detecta la composición. En el centro, percibo notas metálicas, algo que no es negativo, pero denota que tiene más minerales.
Cuando EL ESPAÑOL le pide a la analista hacer un ranking de las mejores aguas, la experta diría que el agua “número 1 estaría en la quinta posición”. Esta agua equivale a la de Lidl.
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Alcampo
“Esta agua a nivel visual no tiene ningún resto, pero tampoco es totalmente incolora porque contiene ribetes plateados”, expresa Carmen Garrobo mientras analiza la segunda agua de la cata. Se trata del agua mineral natural de Auchan, la marca blanca de Alcampo. La botella de litro y medio, en este caso, vale 0,33 euros.
–¿Percibe algo en nariz?
–No, no tiene ningún aroma. Ni de yeso, ni calcio, ni nada… lo cual indica que es de mineralización débil.
La analista sensorial, a continuación, despega su nariz de la copa y procede a darle un sorbo. Como catadora profesional, deja que el líquido recorra cada una sus papilas gustativas para poder dar su veredicto: “Esta agua, a diferencia de la primera, es más dulce. Pero, ojo, cuando decimos que un agua es dulce, nos referimos a que se percibe cuarzo o sílice en su composición mineral. Es un agua más ligera que la primera y, de momento, me gusta más”.
Pero no sólo sería en ese momento, sino que Carmen Garrobo, al final de la prueba, clasificaría al agua de Alcampo en la primera posición, aunque “empatada en la práctica” con el agua de Carrefour. Luego veremos por qué.
Mercadona
La cata avanzaba y el agua número 3 –de cinco– marcaría el Ecuador de la prueba. En este caso se trata del agua mineral natural de Aguadoy, la marca blanca de Mercadona. La botella de un litro y medio cuesta 0,22 euros. Y, nada más cogerla y observarla, la directora de la Escuela Española de Cata diría que “no tiene nada llamativo, lo cual es bueno”.
“En nariz, no obstante, esta agua sí tiene un poquito de aroma. Recuerda al yeso y a la tiza. Es posible que tenga un alto contenido en calcio, por lo que habrá pasado por muchas piedras de cal. Pero no es en absoluto algo malo”, puntualiza la analista sensorial.
–¿Y qué le parece en boca?
–En boca, se puede confirmar que es un agua más pesada, con más cuerpo. No serviría tanto para quitar la sed, pero es un agua muy gastronómica, es decir, es genial para comer porque puede limpiar muy bien la boca.
Al final de la cata, el agua de Mercadona quedaría estrechamente relacionada con el número 3. Fue la tercera agua en ser probada a ciegas y fue clasificada en una correcta tercera posición.
Dia
La siguiente agua en pasar a examen sería la de Dia, cuya botella de un litro y medio vale 0,27 euros. “Visualmente, parece que es más brillante que las otras tres y eso es bueno porque significa que ha pasado por más piedras”, explica la experta Carmen Garrobo.
–¿Qué percibe en la nariz?
–Hay algún aroma que se percibe al final que no me termina de gustar, es algo metálico, pero tampoco un gran defecto.
“Sin embargo, en boca es un agua ligera, pero bastante sabrosa. Percibo notas metálicas”, agrega la analista al pasarla por el paladar. Por todo ello, al final de la prueba clasificaría al agua “número 4 en la última posición”, aunque, según dice, le ha parecido “similar a la número 1”.
Carrefour
Cerraba la cata el agua de Carrefour, cuya botella ha valido 0,34 euros. Pero ser la última en ningún caso le ha penalizado, ya que se ha alzado con la medalla de plata. “Ésta es la más brillante de todas, muy similar al agua número 2, con sus ribetes plateados. Está muy bien”, decía Carmen al observar esta agua a través de la copa.
Y, aunque Carmen no notó “detalles importantes” en nariz, dijo del agua número 5 que era “muy ligera, como la segunda”. También tiene una entrada muy dulzona y me parece muy refrescante”, aseguraba. Por ello, la clasificó en segunda posición.
Pero la sorpresa saltó cuando, al final de la cata a ciegas, Carmen Garrobo se enteró de que el agua número 2 y el agua número 5 –las de Carrefour y Alcampo– provenían de Fontecelta, el mismo manantial. Ella clasificó las aguas en las primeras posiciones sin saber que procedían del mismo origen.
El 'ranking' final
Tras finalizar la cata, EL ESPAÑOL pidió a la directora de la Escuela Española de Cata, Carmen Garrobo, que hiciera un ranking de las mejores aguas minerales naturales de los supermercados, antes de revelarle cuál es cuál. Y la conclusión de la analista sensorial fue la siguiente: “Las mejores han sido la número 2 y la número 5 –Alcampo y Carrefour, respectivamente–; después, la número 3 –Mercadona–. Y, en la posición cuarta y quinta, casi igual, han quedado el agua número 1 y el agua número 4 –Lidl y Dia–”.
Lo curioso es que aparte de que las dos primeras aguas de la clasificación personal de Carmen –las de Alcampo y Carrefour– procedían del mismo manantial, las aguas de Lidl y Dia, “casi empatadas”, también emanaban del mismo. En este caso, Fuentevera. La directora de la Escuela Española de Cata, en este sentido, fue capaz de notarlo en boca sin saber cuál era cuál.