El gimnasio siempre había sido un lugar hostil para mí, que con casi 30 años, apenas había aguantado más de dos semanas de rutina en cualquier centro de entrenamiento. Mítico: pagar el gimnasio para no ir pero sentirte mejor al tener la posibilidad de hacerlo al terminar una comilona o tras un fin de semana de exceso. Otro error de manual: hacer ejercicio sólo porque ha habido un abuso de calorías. Es evidente que seguimos con una falta de educación abismal respecto a la actividad física saludable, y si a eso le añadimos la hostilidad con la que comenzaba, tenemos el caos perfecto. Pero entonces llegó Reto 48.
En principio, como una propuesta para escribir este reportaje. Por otro lado, y como precisamente dice su nombre, como un reto personal. Serían 48 días seguidos haciendo ejercicio con un hándicap: un esguince mal curado en el tobillo derecho. Para añadirle más emoción –nótese la ironía-, decidí que iba a ir a entrenar al segundo turno de la mañana, que comenzaba a las 07:10, por lo que todos los días me tendría que levantar a las 06:15 si quería llegar a tiempo.
Ni en los mejores campamentos: alguien que no había hecho ejercicio en su vida, que no se había subido a una máquina del gimnasio más allá de la elíptica o la bici, y que además contaba con una lesión, se pegaba el madrugón de su vida durante 48 días para sudar la gota gorda. Spoiler: funcionó. Al igual que le ayudó a personalidades como Tamara Falcó o Fabiola Martínez Benavides.
Comienza el reto: fase de impacto
El equipo de Reto 48 se puso a mi disposición desde el primer momento que tomé la decisión. Durante ocho semanas, en un horario fijo de lunes a sábado, iba a llevar a cabo rutinas de entrenamiento funcional, boxing y kick boxing específicas para cada parte del cuerpo. “Se queman entre 600 y 800 calorías por sesión, ya que son rutinas de alto rendimiento”, cuenta a EL ESPAÑOL Sara Álvarez, CEO y cofundadora del Reto 48, junto a su marido, Jorge Facha. Además, estas sesiones se combinan con tratamientos como la presoterapia y la electroestimulación, y un servicio de nutrición, el cual supone el 70% del reto. Es decir, si te saltas las pautas de comida, de poco servirán los entrenamientos.
Así que, tras la primera toma de contacto con ellos, la siguiente visita antes de comenzar a sudar fue con Nieves, la nutricionista del reto. En su consulta se toman todas las mediciones necesarias a través de InBody, una máquina que analiza la composición corporal detallando los resultados de masa y musculatura y una evaluación nutricional. En 30 segundos, el aparato tenía todos mis datos corporales, los cuales empiezo a ver desde un prisma diferente tras mi conversación con Sara: “Tenemos formas de estar saludables totalmente distintas, lo que a mí me viene bien, puede que a ti no. Puedes estar saludable con una complexión súper delgada o estarlo también con más peso. Y eso es lo que nosotros hacemos: el reto no es tener un tipazo, el reto es estar saludable, física, mental y nutricionalmente”.
En mi caso, cuando llego hace 48 días al reto, me encuentro en un peso saludable, pero mis niveles de masa grasa eran ligeramente mayores a los óptimos. Además, mi nivel de masa muscular era bastante bajo, por lo que el objetivo era compensar, y para ello, había que entrar en una fase “de impacto”. Nieves me pautó la dieta de la “fase 1”, en la cual se reducían en gran medida los hidratos de carbono para acelerar la metabolización de la grasa y se potenciaban las proteínas, las cuales también me recomendó que tomara como suplemento. En tres semanas nos volveríamos a ver para ver qué tal había ido todo.
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“No será fácil pero cambiará tu vida”
Ése es uno de los lemas que patentaron Sara y Jorge al crear el método. Y aunque yo era escéptica -y sigo siéndolo- con los lemas de superación, lo cierto es que he tenido que darles la razón. Mi entrenador desde el primer día fue Dani Díaz, parte imprescindible de mi reto por su función de profesional y coach. Él coordina, acompaña y explica los ejercicios y la clase- que suele completarse con 9-12 personas-, pero él no la realiza, y eso es uno de los factores diferenciales del reto, tal y como también señala Sara: “Los coaches no hacen la clase, sino que te enseñan para que no te lastimes, que es lo más interesante”. Y eso, con una lesión en el tobillo, ha sido imprescindible en mi caso: Dani ha estado pendiente en todo momento de las limitaciones o posibles fracturas de cada uno de los alumnos para poder ofrecer alternativas en las clases.
Pero, ¿qué se hace exactamente en los entrenamientos? Palabras como jumping jacks, escaladores, sumo, sentadillas, flexiones o planchas han formado parte de mi rutina durante este tiempo, sin hablar de las pesas de más de cuatro kilos que he cogido por primera vez en mi vida. Se podría decir que las clases son 55 minutos de rico sufrimiento: dos días a la semana de cardio, uno de boxeo, y tres de fuerza. Ningún día es igual a otro, otra de las claves para la parte mental. “Ninguna clase es igual a la semana o a la clase anterior. Evidentemente, muchos ejercicios son iguales, pero nunca vas a llegar a una clase con la misma dinámica porque una de las partes por las que alguien abandona es la rutina”, reconoce Sara, quien añade: “Aquí el resultado es inmediato, no solo físico, sino en la mente. No es como en otro tipo de entrenamientos donde te dicen que los resultados los vas a ver dentro de un año, aquí lo esencial es la salud”.
El tema de la dieta ya sube el nivel de dificultad, sobre todo cuando eres periodista y te dedicas a escribir, entre otras cosas, sobre gastronomía. No he sido consciente de la cantidad de hidratos de carbono que tomamos en nuestro día a día hasta que ha llegado este entrenamiento, en el que he tenido que renunciar a muchas invitaciones, a brindis entre semana después de la jornada laboral y a muchas la última y nos vamos del fin de semana. Pero como dice su lema “no será fácil, pero cambiará tu vida”.
A las tres semanas, en la consulta de Nieves vimos que me acercaba al objetivo, pero no era suficiente, así que continuamos con la misma dieta pero incluyendo algún que otro alimento que potenciara el aumento de la masa muscular. Como he contado al comienzo, las consultas de nutrición y entrenamiento se combinaban con sesiones, una vez a la semana, de presoterapia, que activa la circulación y evita la retención de líquidos, y de electroestimulación, un ejercicio pasivo que ayuda a la recuperación del músculo tras el ejercicio e incrementa la fuerza y resistencia aeróbica.
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Adiós a la anterior hostilidad
Y digo anterior porque para personas que no cuentan con un fondo físico, como en mi caso, y que les cuesta ponerse a sudar por motu proprio, el centro de entrenamiento sigue siendo un lugar hostil. Pero en este caso, el centro de Reto 48 en la calle de Velázquez, me ha llegado a parecer un sitio bastante cómodo.
La discordia anterior venía por dos razones: la cantidad de miradas curiosas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre los demás cuando llegamos a un gimnasio, y la falta de conocimiento generalizado sobre el uso de las máquinas. El método de Sara y Jorge desmonta ambas razones con tres hechos: aquí encuentras apenas tres máquinas, las cuales son monitorizadas por los propios coaches junto al resto de los ejercicios de las clases, y no hay ni un sólo espejo en sus instalaciones. Y esto es esencial: “Es que tú vienes a trabajar. Tú, contigo. Generalmente cuando hay espejos, porque así es el ser humano, estamos viendo al de al lado, o a ver si me peino, si me veo mona… sin estar concentrada en lo que tienes que estar”.
Es por esta razón por la que, como relata Sara, tampoco consideran que Reto 48 sea un gimnasio: “No le llamo gimnasio, es un centro holístico de wellness porque toca todas las áreas y al final sólo tengo tres máquinas. Y eso se extrapola a la excusa de 'me fui a la playa y no pude hacer ejercicio'. Eso no es así, sólo hay que aprender a hacer ejercicio con tu cuerpo”. Un aspecto que yo misma pude comprobar al tener que ausentarme de Madrid durante tres días por trabajo, y durante los cuales pude llevar a cabo el entrenamiento online sin ningún tipo de material.
¿Objetivo conseguido?
Debo reconocer que pensé en abandonar muchas mañanas y que alguna me he saltado, pero que en todas ellas he sentido que me faltaba algo que científicamente tenemos claro: la liberación de la serotonina. Pero que si lo extrapolamos a este caso, tiene que ver con el objetivo real: conseguir crear una rutina de actividad física y mental saludable en el tiempo.
Los resultados físicos, 48 días después, acompañan al estado mental: he reducido la grasa corporal y he aumentado la masa muscular, mis valores son óptimos a nivel de salud y he creado una rutina de entrenamiento y nutrición. Y este es el verdadero éxito para los creadores del método: “Cuando te dicen que les hemos cambiado la vida, eso es lo que para mí no tiene precio. Por cada vida que tú cambias, cambias una familia, si tú has aprendido a comer, eso es un hábito, entonces enseño que esa persona lo transmita. Es un cambio mucho mayor de lo que parece”.
La misión, cuidar
Aunque Sara se ha formado como Nutritional Health Coach y Mindfulness coach, (y entrena todos los días sin falta con Dani), es arquitecta de profesión. En México tenía su propio estudio y trabajaba para otros proyectos, incluso cuando abrió junto a Jorge una residencia de ancianos en su país natal.
Fue precisamente allí donde se dieron cuenta de la importancia de tener una buena forma física conforme vamos cumpliendo años. “Te fijas en cosas tan rutinarias como en lo que les cuesta ponerse los calcetines, sentarse, levantarse… y de ahí nace la idea de buscar desde temprano que te cuides, porque depender de una persona un año no es lo mismo que depender 10”.
Además del tema de la rutina que comentaba anteriormente: “Empecé a hacer un programa, con mucha voluntad y disciplina, en el que me levantaba todos los días, lo hacía sola durante una hora y me parecía lo más aburrido del mundo, pero me di cuenta de que al repetirlo todos los días y ser constante, realmente iba notando los cambios”. Y así, finalmente, nació el método, el cual ya han realizado más de 1.000 personas desde que llegaron a España en 2016, y en el que sólo han tenido una baja hasta la fecha.
En esos múltiples viajes México-Madrid donde analizaron todos los riesgos y buscaron diferentes locales, tuvieron una cena con un buen amigo: Luis Alfonso de Borbón, que siempre ha sido un gran amante del deporte. “Cuando le contamos la idea nos dijo: ¿Pero entonces no vamos a ser socios? Y para nosotros fue un placer, no sólo por ser una persona conocida, sino porque tiene un carácter y un corazón maravilloso”.
No es la única persona conocida que ha visitado las instalaciones del reto, Tamara Falcó e Íñigo Onieva durante su noviazgo, Fabiola Martínez Benavides y otros rostros conocidos de la televisión y el periodismo tampoco han querido dejar pasar la oportunidad de retarse. “Yo entrenaba con ellos, es gente maravillosa, la verdad. Al final, aunque sean conocidos, quieren que les trates como personas normales. Son activos, se involucran, entonces les gusta y se terminan quedando”. Porque hay vida después del reto: ofrecen packs hechos a medida donde puedes elegir cuántos días quieres entrenar o si te siguen interesando las sesiones de nutrición y estética.