La vida de Luis de Lama, el guardia civil rival de Pablo Díaz en Pasapalabra: en qué gastó sus 39.600 euros
El madrileño estuvo 84 programas. Ahora trabaja en Algeciras, ya que se tuvo que mudar desde Fuenlabrada al sur por un problema de salud de su mujer.
11 diciembre, 2022 02:44Fue uno de los rivales más duros que tuvo Pablo Díaz en su camino hacia el bote de Pasapalabra. Y es que Luis de Lama le puso contra las cuerdas en más de una ocasión al tinerfeño, pero finalmente fue eliminado tras 84 programas, donde acumuló 39.600 euros.
El madrileño, guardia civil de profesión, tuvo que compaginar su participación en el concurso de Antena 3 con su trabajo, llegando a estudiar junto a sus hijos, que le ayudaban a prepararse las preguntas del programa.
EL ESPAÑOL ha contactado con Luis en su nuevo destino, Estepona, hasta donde se trasladó desde Fuenlabrada por un problema médico de su mujer. En su destacamento de Algeciras sigue con su coche por las carreteras de la Línea de la Concepción y, cuando acaba su turno, no se pierde Pasapalabra cada tarde para seguir formándose por si vuelve.
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Su experiencia en concursos
Luis de Lama no se considera un experto en concursos, pero el madrileño tiene una gran trayectoria en programas de televisión, ya que ha pasado por los platós de Pasapalabra, La Ruleta de la Suerte, Password, Avanti, ¡Boom!, El Cazador, Sabes más que un niño de Primaria… Y es que en el de Ramón García, que emitía Antena 3 en 2007, fue donde comenzó todo.
“Hice el casting, lo superé con creces y tenían muchas esperanzas conmigo, me decían que lo iba a hacer muy bien. Pero cuando fui a grabar duré apenas unos minutos en el programa, ya que fallé la primera pregunta, así que ni llegaron a emitirlo de lo poco que estuve (risas)”, recuerda De Lama. En El Cazador le ganó otra participante mítica de Pasapalabra como Paz Herrera, cazadora del espacio de RTVE; en ¡Boom! no se llevó nada; pero en La Ruleta de la Suerte “conseguí el dinero para poder comprar la PlayStation 4”, recuerda.
–¿Cómo han sido sus dos etapas en Pasapalabra?
–La primera en Telecinco fue muy buena, el equipo es el mismo que ahora en Antena 3 y Christian Gálvez es un tío genial. Nos hicimos muy amigos e incluso quedamos algún día en su casa para jugar al Pro Evolution Soccer con un colega suyo porque somos fans de ese juego.
Roberto Leal también es un crack, es como un amigo de toda la vida, lo hace todo muy fácil y te ríes mucho con él. Mucha culpa de lo bien que estuve en esos 84 programas fue de él, del buen rollo que había, que me relajara… me lo pasaba bomba con Roberto.
–¿En qué se ha gastado los 39.600 euros que ganó, en sus 84 enfrentamientos con Pablo Díaz, en Pasapalabra del 24 de septiembre de 2020 hasta el 25 de enero de 2021?
–Pues se quedaron en unos 22.000 euros, más o menos porque tuve que pagar unos 17.000 a Hacienda, pero si es dinero bien empleado, bienvenido sea. Nos compramos una televisión muy grande, un robot de cocina y el resto, ahorrado por lo que pueda venir.
–¿Qué recuerdos tiene de su paso por el concurso?
–La primera vez que vas a un programa de televisión impresiona mucho, da respeto, no sabes si lo vas a hacer bien o no, no quieres hacer el ridículo… son cosas que hacen que no te relajes. Tampoco hay que pensar en el premio. Sólo hay que ir a disfrutar de la experiencia y tomártelo como un juego y eso fue lo que hice en Pasapalabra. Si sólo piensas en el dinero que te puedes llevar, no lo harás bien.
Grabábamos por la mañana y por la tarde y, después de comer, al público le ponían música para animarles. Yo salía al plató y me ponía a bailar con ellos, así también me servía para relajarme para concursar.
–¿Y de sus enfrentamientos con un campeón del concurso como Pablo Díaz?
–De Pablo recuerdo que me hizo estudiar lo más grande, porque rivales así son los que hacen que te tengas que esforzar y mejorar, y con él no te podías relajar un momento porque estaba todo el rato estudiando mientras yo bailaba con el público.
Desde que llegaba por la mañana, en cada descanso, en cada cambio de vestuario, todo el rato estudiando. Me obligaba a llegar a mi casa, saludar a mi familia, ver Pasapalabra, cenar y ponerme a estudiar. Además, tenía un control del concurso… tenía todos los aspectos del programa analizados: Si una forma de contestar le daba un segundo más, si apretaba el pulsador de La Pista Musical a la de tres ya había saltado la música aunque no lo hubiera escuchado… era brutal.
–¿Cómo era su día a día durante su participación en Pasapalabra?
–Yo no estudiaba tanto como Pablo porque tenía que trabajar. Cuando empecé a concursar, mi día a día fue que grababa los lunes y los martes, trabajaba el resto de la semana y los fines de semana libraba del trabajo y me dedicaba a estudiar. Me quedé sin vacaciones y días libres, por lo que ya no podía librar sábados y domingos, así que grababa dos días y trabajaba el resto. Se me juntó el trabajo, el concurso y los niños, que también les tenía que hacer caso, así que lo que hacía era ponernos a estudiar juntos, no las cinco o seis horas que le dedicaba, pero sí un rato para estar también con ellos.
Ahora mis hijos odian Pasapalabra (risas) porque sigo viendo el programa, continúo estudiando por si me vuelven a llamar para un especial y no hacerlo mal, o si me repescan… Es que llegar al nivel de Pablo, Orestes o Rafa no se consigue en tres meses, es labor de años.
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De Madrid a Algeciras
En la actualidad, De Lama trabaja en Algeciras, ya que se tuvo que trasladar al sur por un problema de salud de su mujer, que es enfermera: “Nos mudamos de Fuenlabrada a Estepona (Málaga), que es de donde es mi esposa y así está más cerca de su familia. Es que en Semana Santa de 2021 le diagnosticaron esclerosis múltiple. Los tres niños, ella y yo decidimos venirnos aquí para que esté más arropada”, comenta.
Todo un cambio para toda la familia que todavía está adaptándose a su nueva ubicación: “Estoy ajustándome a un destacamento nuevo de la Guardia Civil en Algeciras, en el campo de Gibraltar, que tiene cierta mala fama por el narcotráfico, pero me he encontrado una gente maravillosa en todos los aspectos”, señala el guardia civil.
–¿Cómo fue el cambio de destacamento?
–Dejé a compañeros con los que había estado años, cambié lo que solía hacer en la oficina con unas tareas establecidas, y aquí he vuelto a la carretera, de la que llevaba fuera unos ocho años. Tuve un poco de vértigo por si se me había olvidado el trabajo, pero me di cuenta de que es como montar en bicicleta. Una vez que sales a carretera te acuerdas de todo, aunque te tienes que actualizar porque hay cosas que han cambiado como que ahora ya no hay boletines a mano, ahora se hace con tablet e imprimes la denuncia. Me he encontrado un grupo humano excepcional, son todos de 10, y eso te lo hace mucho más fácil.
–¿Le ha reconocido alguno de los conductores que ha parado?
–Un montón (risas). Recuerdo que pusimos el radar en una carretera de la Línea de la Concepción y nosotros nos colocamos como a dos kilómetros de distancia parando a los que se saltaban el límite. Uno de ellos se quedó mirándome fijamente y me dijo: “¿Tú eres el de Pasapalabra, no?”. Empezó a decirme que iban conmigo en mi duelo con Pablo Díaz, que estaba muy emocionado… todo esto mientras me daba el carnet de conducir para multarle y yo pensaba: “El hombre está emocionado y le voy a poner una multa de 150 euros y dos puntos menos”. Hice el boletín de denuncia, me acerqué y me pidió un autógrafo, pero le dije que mi firma ya iba en la amonestación (risas). Me confesó que lo iba a guardar para toda la vida. Luego han venido más, pero esa fue la primera aquí.
Siguiendo la estela familiar
Luis de Lama siempre ha visto un uniforme de la Benemérita en su hogar familiar, ya que su padre también pertenece a la Guardia Civil: “En mi casa siempre ha estado presente la rectitud y el sentimiento del deber cumplido, lo llevo viendo desde pequeñito. Las cosas son como son y tienen que ser como tienen que ser, hay que ser justo y hacer las cosas bien. Eso me lo inculcó mi padre a fuego desde siempre”, afirma el madrileño .
–¿Le gustaría que alguno de sus tres hijos siguiera sus pasos?
–Sí, claro. Mi profesión me ha dado muchas satisfacciones y es muy bonita. Siento que la gente la aprecia y la valora de verdad. Que podríamos estar mejor pagados, equipados o atendidos por quien corresponde, ya te digo yo que sí. ¿Se puede mejorar? Mucho y en varios aspectos, pero es lo que decimos entre los compañeros, al final, con lo que te quedas es con lo que te da tu trabajo día a día, tu honra de hacer las cosas bien. Se aprovechan de tu orgullo profesional y personal porque saben que lo vas a hacer lo mejor posible pase lo que pase.
–¿Qué es lo que más le gusta de ser guardia civil?
–Lo que me gusta es solventar los problemas porque lo que intento es hacer mi trabajo lo mejor posible, que nadie me pueda decir nada, que no haya quejas y todo salga perfecto. En oficina era más fácil acoplar la vida familiar, pero lo que me gusta es estar en carretera para intentar que no haya problemas, y si los hay, resolverlos de la mejor forma posible. Nunca me han gustado los abusones e intento no serlo por mi condición, las cosas se solucionan sin ir de esa manera.