Y volveremos a soñar viejos poemas, / iremos más allá del mar, siempre adelante / un referente es Walter White, antisistema / no es por la pasta, es por el ego / y hacerlo brillante, cantaban en un viejo tema, como en una profecía autocumplida. Y era verdad, aquí están, con su nuevo disco -Yes Future- debajo del brazo, como un pan -o, mejor dicho, una torta- bien caliente. También hay mucho de ternura. De memoria. De propuestas luminosas para no caer en la amagura -adjuntan un libreto con textos de César Rendueles, Miuel Ramos o Arantxa Tirado, entre otros-. Y se entregan a ratos a un hedonismo bien entendido para sortear la tristeza estructural de estos tiempos raros. Habrá que bailar, maldita sea. Habrá que abrazarse al cuello del único sábado que hay en la semana.
Los Chikos del Maíz, Nega y Toni Mejías, llevan casi 20 años en activo y se pasaron el juego cuando reventaron el Wizink Center de Madrid, que se dice pronto para un grupo de rap valenciano y militante. Hoy resisten locuaces en lo poético y musculosos en lo político, pero se han sacudido testosterona y competitividad: igual era bello hacerse mayor, igual no se pierde fuerza, sino que esa fuerza se reenfoca. Se sofistica.
Ya no les divierte tanto señalar con nombres y apellidos en sus canciones, aunque algo queda de aquellos hilarantes y bestiales francotiradores. Ya no le ríen ni una gracia a los excesos machistas: en la primera canción del álbum, sin ir más lejos, piden perdón por las bravuconadas misóginas de cuando eran muchachos. El mayor giro aquí es musical, ya lo verán ustedes. Tocan todos los palos. Se arriesgan, funciona. Desdeñar el purismo -pureta- también significaba volverse más libre.
Cuando ellos pillan el micro, Pablo Iglesias lanza un tuit celebrándoles y Niño de Elche llora: "Lo del Partido Comunista se queda en bragas al lado de estas ideas culturales", resopla el exflamenco. Cuando ellos pillan el micro, la derecha irascible tiene trabajo censor por delante. Ya se vieron en todas. Al Partido Popular lo traían por la calle de la Amargura, chapándoles conciertos como quien golpea al topo que saca la cabecilla en una máquina de feria.
"Ahora viene Ciudadanos diciendo que si la cultura de la cancelación de la izquierda, que viva la libertad de expresión... tío, si fuisteis los que pedisteis que nos cancelaran un concierto en Salamanca, ¿cómo tenéis tanta cara?", ríe Nega. "¿Dónde estaban cuando censuraban a Fermín Muguruza, a Sociedad Alkohólica o a Pablo Hasel? Valtonyc lleva cuatro años viviendo en Bruselas", recuerdan. Y le piden a la providencia que regrese el rapero mallorquín y que se exilien los Borbones. Por soñar.
Citan a Chirbes y a Bolaño y homenajean a “las que no leyeron Feria y devoraron Carcoma”. "Esas sí que son las auténticas dos Españas", comenta Nega en esta charla. Será porque, como él subraya, "la nostalgia es reaccionaria y la memoria es revolucionaria". Dicen que “casi todo el trap es reaccionario”, dicen que beben “lágrimas de clase media cuando lloran porque la Sirenita ahora es negra”, dicen que cuidan su autoestima como cuidan cada frase. Si se te declaran, cuidado: “Te quiero más que a Vigo Mortenssen / golpeando al ultrasur”. ¿Será eso amor? Ahí los llevan.
P.- Habéis cambiado el No Future de los Sex Pistols por el Yes Future. ¿En qué momento se aparta el nihilismo? Tenéis un plan. Tenéis esperanza. Ya pensábamos que estábamos desposeídos de alegría con los alquileres imposibles, las prisas, el hastío…
N.- Por eso mismo, porque vivimos en la era de las distopías y en la del nihilismo y en la de la desesperanza, parecía que sólo quedaba resignarse y sentarse en un sillón a esperar el fin de los tiempos. La idea del disco era darle la vuelta al lema punk del 77 extremadamente nihilista. Fíjate todas las cosas que han pasado desde que se dijo aquello. Ha habido procesos revolucionarios en Latinoamérica, ha habido intifadas en Palestina, hemos tenido el zapatismo en México, los movimientos contra la globalización, las Primaveras Árabes, el 15-M… ha envejecido mal el término.
Sé que la cosa pinta mal, pero nuestra misión como militantes en la izquierda es estar convencidos de que puede haber transformación. Si tú no te lo crees, ¿cómo vas a convencer al vecino de que hay una salida? Decía Horkheimer, de la Escuela de Fráncfort, algo como: “Yo sé que pinta fatal todo y que a veces la gente es imbécil, pero yo tengo que trabajar como si la revolución dependiera de mí solo”. Esa es la misión de cada persona con sensibilidad transformadora.
"No es comparable la violencia de quemar un contenedor con la de miles de familias desahuciadas en la calle"
P.- Vuestra misión es agitar.
N.- Sí. Y oye, que las victorias de la izquierda no son tantas como nos gustaría, pero las hay, el problema es que no sabe disfrutarlas. La izquierda no saborea sus victorias. Mira la de Tubacex: insistieron, ganaron e impidieron los despidos. Fue hace nada. Se dan victorias en el feminismo, en el ecologismo y en la lucha obrera, pero va todo tan rápido que apenas somos conscientes.
T.- Lo que hemos hecho en el libro que acompaña al disco es plantear alternativas a través de textos de economía, de salud mental, de cultura, de ecologismo… es verdad que en este sistema no hay futuro, el capitalismo es un sistema agotado y las crisis van a ser más duraderas y cada vez cada menos tiempo. Claro que hay futuro, pero en otro sistema alternativo.
P.- En Llamaradas decís: “Fuego contra el cuartel general, fuego contra la multinacional”. ¿Cuándo es legítima la violencia? Hay una izquierda pacifista que detesta que se quemen papeleras en las revueltas callejeras, por ejemplo.
N.- ¿Qué es un contenedor quemado comparado con decenas de familias desahuciadas en la calle? Para mí no existe debate ahí. Lo plantea de forma traposa la derecha y las fuerzas reaccionarias. “¿Nadie piensa en los pobres contenedores, que tienen sentimientos?” (ríe). Bertolt Brecht decía eso mismo, que qué es el mobiliario urbano comparado con un joven sin futuro. Uno que echa 14 horas al día currando en Glovo. Eso lo digo yo (ríe). Este tío se juega la vida cada tarde con el patinete porque hay un pijo que le llama cuando está lloviendo.
T.- El problema es que cuando pasa eso, determinada izquierda sale enseguida a condenarlo porque parece que si no dicen nada, se les van a echar encima…
P.- En el relato de Nega que aparece en el libreto, el protagonista es un portero llamado José Luis que trabaja en un colegio de niños ricos con padres ‘progres’: sus hijos hablan inglés, crecen en el ecologismo, contra los roles de género… ¿los pijos ahora son bienintencionados? ¿Siguen siendo el enemigo o lo que importa son sus valores?
N.- Buena pregunta. Yo creo que al final sale. Cuando llegan ciertas cuestiones fundamentales, se les cae la careta a los pijos ‘progres’: véase la propiedad en todas sus vertientes, propiedad de los medios de comunicación, de los medios de producción, propiedad privada… hay cuestiones en las que puede que estén de nuestra parte, en la cuestión del cambio climático o en el feminismo, o en el matrimonio igualitario, pero cuando se tocan cuestiones estructurales, fundamentalmente económicas… ahí aflora el ADN familiar y la cuestión de clase.
T.- La ley de alquiler es algo como intocable. Ahí les ves. Además, ser “pijo” es una actitud. Hay una manera de ser, de fanfarronear. Para mí siguen siendo el enemigo, sinceramente.
"Al pijo que va de 'progre' se le cae la careta cuando se les habla de la ley del alquiler"
P.- ¿Cómo resolvéis el conflicto entre la izquierda clásica, la que lucha por los derechos de los obreros, y la llamada ‘izquierda posmoderna’ o ‘woke’?
N.- No… no entremos en eso… (bromea).
P.- Hay que entrar. En una canción os reconocéis como los “Chiques del maíz”. ¿Son irreconciliables?
N.- Quiero pensar que no. Nos volveremos a encontrar en las huelgas o en el cambio climático, aunque a veces son tan cafres que lo niegan. El rollo rancio de “la izquierda es un señor con mono azul fumando Ducados”… dale una vuelta, tío. La clase trabajadora ha cambiado mucho y ahora es mucho más diversa. La izquierda también es la chavala que está explotada en una oficina aparentemente progre. Es complicado, porque antes con ver cómo iba vestida una persona, sabías a qué clase pertenecía: ¿es mecánico, es obrero…? A principios del siglo XX. Ahora puedes encontrarte a peña con traje y corbata que igual está en Tecnocasa cobrando una mierda. Eso genera confusiones.
P.- ¿Cuándo se distingue ‘la tontería’, los excesos naifs de la izquierda?
N.- Existen, existen, hay gente encantada de haberse conocido. En todos los colectivos o asambleas hay un capullo que quiere llamar la atención, que tiene mucho ego, siempre se van a producir fricciones… pasa en el ADN de la izquierda.
T.- En el cara a cara hay mucha más cohesión de lo que parece en las redes sociales, donde hay siempre ruido. Y creo que dentro de la izquierda ‘posmoderna’ hay mucho de izquierda clásica, también.
N.- Totalmente. Yo creo que a muchos de los que yo tengo por rancios de izquierda en Twitter, no dirían delante de una chavala trans las cosas que dicen de ellas en tuits. Las redes sociales tienden a diseminar, a dividir y a fragmentar. Queman muchos puentes.
P.- En el disco hay muchos guiños a la salud mental, habláis de “dictadura del Trankimazin”, habláis de “mi mejor amiga es mi psicóloga” o de haber tenido ganas de suicidaros después de un concierto. ¿Cómo os lleváis con vuestra ansiedad?
N.- Mi psicóloga viene a todos mis conciertos (ríe).
P.- ¿Pastillas sí, pastillas no?
T.- Creo que hay una sobremedicación brutal, pero no hay que decir sí o no, debe ir por caso. Lo ideal sería que las pastillas fuesen el último recurso y sobre lo demás se pudiese trabajar, pero no hay tiempo ni herramientas. Lo más fácil, rápido y barato es medicar, eso es lo triste, mucho más que poner más médicos. Te hablo de mi experiencia en la salud pública: me mandaron a Psiquiatría, fue una visita de 5 minutos y me dieron antidepresivos. Al poco tiempo vieron que no me iban bien y me dieron otros. Dije “hasta aquí” y me tuve que ir a la sanidad privada.
P.- Nacho Vegas tiene una canción hermosa llamada Lyrica donde habla un poco de eso, de no consagrarlo todo a las pastillas, de que tenemos que seguir “cuidándonos” entre todos y dejándonos querer por los nuestros, si no la medicación -y la presunta autosuficiencia- conducirá a la soledad.
N.- El problema es que toda la industria farmacéutica es privada y no deja de ser un negocio.
T.- España es el segundo país de Europa en mayor consumo de ansiolíticos. ¡Y dormimos fatal! Tomamos cosas para poder dormir y luego al despertar, café para seguir rindiendo, para seguir produciendo. Es una locura. Hay un libro interesante de Capitán Swing llamado Malestamos y un capítulo se llama Café con Lorazepam. No tenemos tiempo para reflexionar sobre esto porque la sociedad sigue andando y si tú no sigues, piensas que te quedas atrás.
P.- Seguís sacando el mismo músculo político que siempre en este disco. No ha habido aborregamiento. ¿Qué pensáis de eso que dicen de que cuando uno se hace mayor se aburguesa, se vuelve de derechas?
N.- Sabina, Reverte, Calamaro, el Niño de Elche… No es que la gente se haga de derechas, es que han sido de derechas siempre, pero cuando eran más jóvenes les daba vergüenza decirlo o lo que sea. El dinero no cambia a las personas, saca a la superficie lo que había antes. Y con la edad pasa lo mismo, porque yo tengo mogollón de casos cercanos, aunque igual no son tan célebres, de gente que se hace mayor y se hace más radical de izquierdas. Pero esas son voces que hace correr la derecha para hacernos creer que el pensamiento conservador es el válido. El establishment artístico es una minoría de la sociedad, y una minoría muy especial, con trabajos especiales, y no se han levantado en su vida a las 8 de la mañana para entrar en una fábrica. Son divinos de la muerte y no sirven de muestra.
T.- Sinceramente, no tomaría a Sabina de ejemplo en muchas cosas, y mucho menos en esto. Nunca fue de izquierdas, pero en su momento le sacó provecho de forma coyuntural.
"Meter a Marlaska de ministro ya fue una provocación: es el PSOE siendo el PSOE"
P.- “Marlaska, puto nazi”, cantáis en Criptobros. ¿Cómo sucede esto en un Gobierno de izquierdas?
N.- Uf. Lo de Marlaska viene de lejos, está denunciado en Estrasburgo…
T.- ¿Por qué sucede? La respuesta es: el PSOE siendo el PSOE.
N.- ¿Qué esperábamos del partido de la cal viva? Desde un punto de vista histórico tiene todo el sentido que un personaje tan siniestro como Marlaska sea ministro del PSOE. “No pasa nada si asesinamos a migrantes en la frontera o nos sacan los colores en Europa no sé cuántas veces…” [en referencia a cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a España a pagar 20.000 euros al miembro de Ekin Iñigo González Etayo, a quien se detuvo e incomunicó en una operación dirigida por Grande-Marlaska]. Aquí se cuenta todo de puntillas, como si fuesen cosas que dicen los abertzales.
T.- No sería tan difícil dejarle caer. Hay razones. Me extraña que esto no pase, no sé si es por no mostrar debilidad.
N.- O por si tira de la manta.
T.- Meterlo de ministro ya fue un poco provocación. El currículum de este señor ya era deleznable.
N.- Se le ha vendido del aura progresista por el hecho de ser gay, cuando es algo… en fin, se puede ser gay y torturador, como él. Esto que decía Chomsky, que un torturador puede torturar a un preso político y luego llegar a su casa y ser encantador con sus hijos y muy cariñoso con su mascota. Con Marlaska pasa un poco eso, es uno de los personajes más siniestros de la historia de España.
P.- ¿La revolución aún es posible? ¿Se hace desde las instituciones o eso fue una ensoñación de los primeros años de Podemos?
N.- Desde la calle y desde el Parlamento; deben compaginarse. Tiene que haber partidos políticos que representen ciertas sensibilidades, pero eso no implica que se tengan que descuidar los movimientos sociales o los colectivos de barrio. ¿Qué hubiera sido Podemos sin todo ese entramado previo del 15-M? Cuando Lula ganó en Brasil, o Boric en Chile… ¿qué hubiera sido de él, por ejemplo, sin la calle en Chile, sin toda la ola de protestas? Jamás hubiera ganado las elecciones, siendo una izquierda a la izquierda de la socialdemocracia tradicional, sin todo el movimiento que hubo en la calle. Ahora están diciendo que la policía sigue dando palos: todas las contradicciones que se generan cuando la izquierda gobierna. Es un binomio complicado y es difícil mantener el equilibrio, pero debe darse.
T.- A veces dicen que Podemos ha hecho que se desmovilicen las calles y yo creo que es mentira. El 15-M se apagó porque fue un movimiento muy repentino que se fue difuminando, pero sigue habiendo mil cosas, mil asociaciones vecinales, la PAH… hay cosas difíciles de cambiar incluso desde el poder, como el mediático, el económico o el judicial. O las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado.
N.- ¿Cómo es posible que se permita lo que se permitió el otro día en Madrid, recién estrenada la ley de Memoria Democrática? Un acto de Falange y toda la peña de pie. ¿Por qué nadie cuestiona la ley del PSOE? Esa ley falla. ¿Está mal redactada? Ah, no, que no la ha redactado Irene Montero (irónico). Por eso funciona. Y 500 tíos con el brazo arriba.
P.- ¿Hay relevo para Pablo Iglesias o su liderazgo de Podemos va a seguir vigente desde los medios porque es insustituible? ¿Yolanda Díaz, Irene Montero o Ione Belarra: cuál es vuestra candidata favorita dentro del triunvirato?
N.- Es el debate del momento.
T.- Es difícil porque Pablo ha tenido un liderazgo muy grande y alrededor de su figura se creó gran parte de Podemos. Ha sido una figura que para bien o para mal ha estado ahí aguantando los golpes. De hecho, puso su cara en las papeletas. Eso dice mucho de su poder mediático y de su poder electoral. Cuando una figura así se aparta al lado… es difícil que se vaya del todo. Además se le pregunta constantemente por la actualidad del partido. Pero bueno, la militancia está ahí y acabarán encontrando algún candidato, aunque no tenga tanta fuerza. Como decía Anguita: programa, programa, programa.
"Bienvenido sea Pablo Iglesias al periodismo, hay muchas alfombras que levantar en este país"
N.- A mí me fascina su nueva etapa como agitador profesional. Es lo más bonito, lo más interesante que le ha pasado al periodismo en este país. Y oye, está con un podcast. Yo prefiero eso a que esté en un Consejo de Dirección de una energética, o de administración, como hacen la mayoría de presidentes y expresidentes. Prefiero que esté en el micro antes que en Iberdrola o Endesa haciendo favores. Joder, es que no estamos acostumbrados a esto. Estamos acostumbrados a lo peor, a sus puertas giratorias de siempre. Bienvenido sea, porque hay muchas alfombras que levantar en este país.
P.- ¿Y de la Santísima Trinidad, quién?
N.- Yo tengo mis preferencias, pero, como dice Toni, programa, programa, programa. Hay motivos de sobra para ir juntos, para que se monte una lista unitaria y la izquierda a la izquierda del PSOE consiga ponerse de acuerdo y generar ilusión y volver a soñar con el sorpasso.
P.- Y sigues sin responderme.
N.- (Ríe). Me he vuelto un profesional.
P.- En la primera canción del disco pedís perdón por letras antiguas, por “bocachanclas y letras machistas”, decís literalmente. Eso me gustó, os honra. ¿Por qué Pablo Motos no pide perdón?
T.- Porque no ve que haya un problema en lo que hace, porque le parece normal y se lo aprueban sus 3 millones de televidentes. Les divierte que se meta con los escotes de las invitadas, o que pregunte sobre bikinis o hable del culo de no sé quién.
N.- Todos hemos dicho burradas, hemos metido la gamba hasta el fondo, pero creo que la cuestión es darse cuenta y pedir disculpas. Estábamos equivocados y no pasa nada por equivocarse.
"Si sale una señora como Charlize Theron a decir que Pablo Motos da asco... dale una vuelta, tío"
P.- Motos ha perdido una gran ocasión de disculparse, habría quedado como un señor.
N.- No sólo eso. A3Media se ha dedicado a borrar todos sus vídeos polémicos. No lo habrá hecho tan bien, ¿no? Si están borrando los vídeos. Pablo Motos es otro de los personajes siniestros del audiovisual de este país. Si sale una gran señora, y pongo rodilla en tierra, como Charlize Theron, a decir que das puto asco y que tu programa es demencial… tío, dale una vuelta. Ya no son cuatro rojas feministas españolas locas, ¿no? Ventila, tío. Ventila.
T.- Como David Summers, que no puede asumir que decir “devuélveme a mi chica” o “voy a vengarme de ese marica” no está bien, que no pasa nada, que fue hace 40 años, que había otros códigos y lo que tú quieras… claro, pero como no ha renovado éxitos ni nada y tiene que seguir viviendo de la nostalgia y del ‘Yo fui a EGB’… chico, y no rectifica. Nosotros hace menos años que sacamos Gente VIP o temas así y no los pensamos cantar y sabemos que no están bien. Y algún tema que cantamos, como Pasión de Talibanes, que tiene algunas referencias, las cambiamos asumiendo que no están bien, y ya está. Crecemos, maduramos, aprendemos.
N.- Lo de Pablo Motos por un lado es orgullo, porque el orgullo machito y machista es difícil quitárselo de encima, y luego eso, que no cree que esté haciendo nada mal, ahí se nota que es de derechas y por eso no pide perdón. Por eso son quienes son y vienen de donde vienen. David Summers es el nieto de un torturador y de un asesino genocida franquista, de un Queipo de Llano local.
P.- ¿Irene Montero tiene que pedir perdón por no haber hecho una ley adecuada, sin disposiciones transitorias?
N.- No, tienen que pedir perdón los jueces de este país, que les huelen los pies a machismo, a franquismo y a fascismo.
"A los jueces de este país les huelen los pies a machismo y a franquismo"
P.- También hay un debate dentro de la izquierda sobre si lo pertinente es el punitivismo o no, Clara Serra, Nuria Labao, etc., desde el feminismo, defienden que más años de cárcel para los agresores no protege más a las mujeres, ¿estáis de acuerdo?
N.- Ese debate es muy interesante y Clara Serra lo explica muy bien. Está demostradísimo que más años de cárcel no evita nada. Tenemos el ejemplo de EEUU, que hay pena de muerte y hay unas condenas por violación que te pasas la vida en la cárcel, 30 años, y eso no está protegiendo a las mujeres. No estamos teorizando: tenemos la prueba de que no es así. El debate del punitivismo y la reinserción es interesante, pero todo lo que ha habido en torno a Irene Montero no ha sido un debate, sino una trampa destinada a tumbar a la ministra de Igualdad de una manera muy populista.
El linchamiento que ha vivido ella no lo ha vivido ningún otro político de este país: con toda la artillería, con todas las trampas, lo más ruin y más vil. Y creo que todo eso sucede porque el ministerio está haciendo un buen trabajo y están pinchando bien. Recordemos lo que pasó con Bibiana Aído, la que inauguró el cargo y luego cayó, que hace poco hizo unas declaraciones diciendo “los medios de derecha me linchaban y los de izquierda, callaban”. Eso nos hace ver el mapa en su totalidad.
T.- Los que ahora critican que se suelten a los violadores son los que antes decían “vamos a tener que firmar un contrato para follar”. ¡Y de repente se preocupan…!
N.- Los mismos que jaleaban a la Manada y decían que la víctima era una guarra. Esos son los que hoy están en contra de la ley.