La vida de José Luis corrió la misma mala suerte que la de Alejandro durante la mañana del miércoles. Ambos fueron las víctimas mortales del tiroteo vivido en el kilómetro 2 de la carretera que conecta los municipios de Argamasilla y Villamayor de Calatrava, en Ciudad Real. José Luis era agricultor, tenía 60 años y se encontraba en ese preciso instante arando y sembrando los terrenos subido a su tractor. Sin embargo, lo que parecía un día normal en su rutina diaria en el campo acabó siendo muy diferente, casi de película.
El hombre, de 60 años, se vio sorprendido por una fuerte discusión entre Alfonso, el tirador, y su padre. Ambos residían en una finca cercana a los terrenos de José Luis. Su carácter pacifista le hizo tratar de poner tregua de por medio. Sin embargo, el resultado de esta hazaña heróica fue su muerte en el acto después de que Alfonso apretara el gatillo de su rifle. Quedó tendido en el suelo. Poco después, llegaron los primeros refuerzos de las patrullas, entre las que se encontraban Alejandro y su otro compañero de la Policía Local, quien se recupera en el hospital tras recibir otro de los disparos. Ambos trataron de socorrerlo, pensando que podría permanecer con vida. Pero cuando Alejandro asomó la cabeza tras el resguardo de su coche, Alfonso apretó de nuevo el gatillo y acabó también con la vida del agente de 41 años.
Las dos muertes han conmocionado a los vecinos de Argamasilla y Villamayor de Calatrava, que aseguran estar todavía en estado de shock tras lo ocurrido. Tal y como cuentan a EL ESPAÑOL, se trata de uno de los sucesos más trágicos que se han vivido en la zona en las últimas décadas. Sobre José Luis, todo son palabras buenas. Le definen como extrovertido, sociable y con una labia increíble. “Era una persona muy optimista. Siempre estaba riendo y contando cosas graciosas”, añaden.
Del mismo modo, aquellos que han tenido la oportunidad de conocerle de cerca en el ámbito profesional destacan de él su carácter trabajador. José Luis se dedicaba al cultivo agrícola, concretamente al olivo. En la zona todo el mundo confiesa con la boca grande que se trataba de uno de los pocos profesionales del sector. “Era muy trabajador. Tenía mucha maquinaria agrícola y era uno de los pocos que sabía de verdad. También se dedicaba al cereal y a otras cosas, pero lo que más tenía era olivos”, cuentan.
Lo dicen los que le conocen tras su paso por las cooperativas de ambos municipios. Durante un tiempo fue socio de la de Villamayor, hasta hace aproximadamente seis años. “Llegó incluso a formar parte de la Junta de la Cooperativa. Cuando ayer nos enteramos nos llevamos un chasco que no veas. Él siempre estaba trabajando. Cuando me enteré de la noticia se lo comenté a otro compañero mío y no nos lo creíamos. Nos quedamos helados cuando nos enteramos de que había sido José Luis. Encima de que fue allí a separarlos, que los vio discutiendo…”, lamenta uno de sus excompañeros.
Mismo sentimiento el expresado desde la Cooperativa Nuestra Señora del Socorro de Argamasilla. También conocían a José Luis, en este caso por ser cliente. “Su suegro era socio de la cooperativa, pero se dio de baja hace muchos años. La explotación y el producto con el que comercializaba José Luis lo llevaba a Almodovar. Aquí le conocíamos porque compraba productos de forma habitual”, cuenta el gerente.
Todavía no se creen lo ocurrido, sobre todo por el hecho de que habían coincidido con él recientemente en el velatorio de otra de las vecinas de Argamasilla. “Estaba allí con la mujer. Hace dos días que lo vi. No venía mucho por la cooperativa últimamente, pero alguna vez si venía a pasar la ITV o a cualquier otra cosa. Ha sido la noticia más impactante en los últimos años”, concluyen.
Tras su muerte, José Luis deja a su mujer y sus dos hijos. Uno de ellos, el mayor, su mano derecha en el campo. “El hijo mayor trabajaba con él como autónomo. Llegó a estudiar, pero al final dijo que se quería dedicar al campo. Compraron máquinas y entre los dos lo hacían todo. Era gente muy trabajadora, de los que están ahí de lunes a domingo”, señalan. Sin embargo, el que había tenido siempre claro cuál sería su futuro era el pequeño, Alejandro. “Yo los conozco de siempre y ya desde bien pequeño decía que de mayor iba a ser mecánico de aviones. Y ahí está, en el aeropuerto”, cuentan.
Luto en Argamasilla
A las 12.00 horas de la mañana del jueves, todos los vecinos de Argamasilla tenían una importante cita: acudir a la plaza del Ayuntamiento a rendir homenaje a Alejandro y José Luis, los dos fallecidos en el tiroteo. Más de 1.000 personas se han concentrado para guardar los cinco minutos de silencio convocados en recuerdo a las víctimas mortales. Con las banderas a media asta por los tres días de luto oficial, el silencio y las lágrimas se han apoderado de los vecinos de la localidad manchega, que no han podido evitar la mayoría de ellos emocionarse durante el acto.
La concentración ha estado encabezada por el alcalde del municipio, Jesús Manuel Ruiz Valle, que ha estado acompañado también por el presidente de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero, y la subdelegada del Gobierno de España en la provincia, María Ángeles Herrero. También han estado presentes los familiares de los fallecidos, aunque no han preferido no hacer declaraciones ante los medios.
“Nunca pensé que como alcalde iba a tener que dirigirme a vosotros ante esta situación. Argamasilla es un pueblo tranquilo donde no estamos acostumbrados a este tipo de situaciones. Aquí se vive muy bien, tranquilo y tener este tipo de situaciones nos hará unirnos más y compartir nuestra profunda tristeza”, expresaba el alcalde del municipio, Jesús Ruiz.
No han faltado las palabras ni para Alejandro, ni tampoco para el propio José Luis, sobre el que aseguraba haber coincidido con él hacía unos días y haber hablado sobre las lluvias y la cosecha de la aceituna. “Han sido héroes porque ellos, sin mirar que podían perder la vida, intentaron ayudar”, añadía.
Otro de los momentos más emotivos del acto ha sido la llegada de las patrullas de los agentes locales de la zona. No solo han estado presentes los compañeros de Alejandro, sino también los miembros de la Policía Local de Puertollano, agentes de la Policía Nacional y varios de la Guardia Civil. Tras los cinco minutos de silencio, se ha vivido uno de los momentos más emocionantes de la mañana. El silencio se transformaba en ruido en forma de aplausos, que se han alargado durante aproximadamente dos minutos.
Sobre el policía local fallecido, tampoco faltan las palabras positivas para definirle entre los vecinos. “Era un chico majísimo. Era super amable con todo el mundo. A todo el mundo le hablaba, le saludaba… Era una persona majísima. Nos ha caído como un jarro de agua fría. Estamos en shock. No nos lo esperábamos”, contaba una vecina a EL ESPAÑOL. Él mismo le había dado paso a primera hora de la mañana del suceso cuando dejaba a su hijo en colegio.
Tras su fallecimiento deja a Vanesa, su mujer, y a su hija de tan solo 7 años. Con ellas residía en la pequeña localidad manchega, a la que había sido trasladado por motivos de trabajo 14 años atrás. “Toda la familia de ellos es de fuera. Estaban aquí por el trabajo de él. Ella (su mujer) empezó aquí su vida poco a poco. Montó un negocio de manualidades, pulseras y ya se quedaron aquí. Se habían integrado súper bien. Muy majos los dos, agradables y cariñosos. Eran conocidos por eso y ha sido todo un mazazo”.
Recuperación de los heridos
El acto, además de para rendir homenaje, ha servido también para conocer las últimas informaciones relacionadas con el suceso. La delegada de la Junta en Ciudad Real, Carmen Teresa Olmedo, ha confirmado que el padre de Alfonso ya ha recibido el alta hospitalaria y que los dos agentes heridos evolucionan favorablemente en el hospital.
También ha anunciado la concesión de la medalla de oro al mérito policial a título póstumo para Alejandro. “Deseamos que sea de alguna manera un reconocimiento y un alivio para una familia que en estos momentos lo está pasando muy mal, nos ponemos a su disposición desde el gobierno regional”, comentaba.