El abandono escolar en edades tempranas continúa siendo la principal lacra educativa española. Así lo ha plasmado el informe presentado por la OCDE, que alerta que casi el 28% de los jóvenes españoles de entre 25 y 34 años solo ha completado, como mucho, los estudios de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). La cifra dobla la media de los países de dicha organización, que se sitúa en un 14,1% y supera con creces la de los países de la Unión Europea, que en la actualidad es de un 11,8%. De hecho, España es uno de los países de la OCDE con mayor porcentaje de adultos sin estudios superiores, solo por detrás de Turquía (36%), México (44%) y Costa Rica (45%).
El propio organismo internacional advierte que la segunda etapa de Secundaria está considerada como la cualificación mínima que los jóvenes deben adquirir para poder incorporarse con éxito al mercado laboral. Sin embargo, y a pesar de ello, son muchos los españoles que deciden no completar estudios superiores e incluso abandonar en edades tempranas la enseñanza obligatoria. Una decisión que, en un primer momento, toman con ilusión, pero de la que con los años se arrepienten al tener que enfrentarse a la dificultad de buscar empleo sin estudios básicos.
EL ESPAÑOL habla con seis jóvenes que abandonaron la enseñanza obligatoria en edades tempranas y que, ahora, han decidido retomar sus estudios con el objetivo de ampliar su formación y poder encontrar empleo. Todos ellos forman — o han formado — parte del centro Norte Joven, una organización que promueve la integración social en jóvenes en situación de desventaja a través de la formación y el acceso al mercado laboral.
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Gema, 19 años
En la actualidad, Gema ha retomado la Educación Secundaria Obligatoria y estudia para lograr un certificado de profesionalidad de cocina. Comenzó estudiando la ESO en otro instituto, pero la cuarentena y su situación familiar hizo que abandonara los estudios. “Yo dejé la ESO por la pandemia y porque yo no estaba bien. Mi madre había fallecido y estaba sin ganas”, cuenta. Intentó sacarse un curso de peluquería, pero pronto comenzó a faltar a clase. “Mi padre se dio cuenta y, al final, me dieron una oportunidad para retomar la ESO aquí y la estoy aprovechando un montón”.
Tal y como ella misma cuenta, el motivo principal que le ha llevado a retomar los estudios es la dificultad para encontrar empleo. “Sin la ESO he visto que no llegas a nada. Es muy importante porque si no, no tienes futuro. Yo antes no lo pensaba, pero me he dado cuenta de que sí. Aunque nos cueste y no queramos, hay que hacerlo para el día de mañana”. asegura.
Avelino, 19 años
En el caso de Avelino, él también ha retomado sus estudios de ESO y forma parte del grupo de alumnos que se esfuerza cada día para lograr el certificado de profesionalidad de carpintería. “Era lo que más me gustaba. Electricidad ya hice un curso y era complicadillo. A mi me gusta la madera y el tema de manejar herramientas. Me gustaría dedicarme a ello el día de mañana”, cuenta.
A diferencia de otros jóvenes, los motivos que le llevaron a dejar la ESO fue el sobreesfuerzo que le suponía en su vida diaria. “Yo dejé la ESO porque era demasiado. En segundo ya te pedían demasiadas cosas y yo no tenía tiempo. Cuando vi que tenía que estudiar cuatro o seis temas de memoria no lo veía muy bien”, cuenta. Sin embargo, tal y como él mismo afirma, no tardó en darse cuenta de que los estudios son más importantes de lo que parecen. “Te abren muchas puertas”, explica.
Él mismo ha notado las diferencias de no tener estudios al compararse con otras personas de su entorno que sí los tienen. “He estado con otra gente que ha terminado la ESO y están trabajando y cobrando más de mil euros. En cambio yo, sin estudios, no consigo trabajo en ninguna parte. Hasta para trabajar en limpieza te piden la ESO”, cuenta Avelino entre risas. Sin embargo, se muestra claro al asegurar que, en la actualidad, ve mucho más futuro a los certificados que a las carreras universitarias. “Ahora mismo, un certificado de carpintero, de mecánica o de temas de coches, creo que tiene más posibilidades”.
Sergio, 21 años
El abandono escolar temprano de Sergio se vio motivado por los problemas económicos que se daban en su casa. “Tuve que dejar de estudiar para ponerme a trabajar. Además, en aquel momento no le veía sentido a estudiar. Me corría más prisa ponerme a trabajar y ganar dinero”, cuenta. Sin embargo, no le fue fácil encontrar trabajo sin estudios. De hecho, afirma que durante mucho tiempo trabajó sin contrato regulado.
Ahora, ha decidido retomar los estudios y finalizar la ESO, por el momento, ya que no descarta matricularse posteriormente en estudios superiores. “Quiero conseguir un trabajo mejor. Me he dado cuenta que no tener la ESO es un peso muerto que me está perjudicando. Quiero sacarme la ESO e incluso seguir estudiando en un futuro para aspirar a algo mejor”, cuenta.
Para él, uno de los principales motivos para que los jóvenes abandonen los estudios de forma temprana es la falta de motivación por parte de los docentes y el mal planteamiento del sistema educativo. “Cuando yo estaba en la ESO me costaba entender las cosas y cuando preguntaba los profesores pasaban de mi. Antes sabía dividir de milagro y ahora sé hacer estadísticas y un montón de cosas. Aquí me siento bien”, sentencia.
Mario, 21 años
Sus problemas de salud mental le llevaron a dejar la enseñanza obligatoria. “Yo decidí abandonar los estudios, curarme y cuando me vi más fuerte volver”. Su caso es otro más del de miles de jóvenes que encuentran dificultades a la hora de buscar empleo sin haber completado la enseñanza obligatoria.
“He encontrado muchísimos problemas para encontrar trabajo sin tener la ESO. Cuando vas al paro lo primero que te piden es la titulación, porque sino no te pueden meter en la bolsa de empleo. Ahí ya hay un impedimento. Te quitan un camino de poder conseguir un trabajo”, cuenta. Ahora, Mario ha decidido retomar sus estudios de la ESO y apostar por el certificado de Electricidad. “Me gusta el hecho de crear cosas. Si yo tengo que hacer un enchufe, el hecho de ponerlo me da mucha satisfacción por el trabajo realizado”, explica orgulloso.
Además de los problemas familiares o personales que puedan atravesar los jóvenes que abandonan sus estudios, este joven se muestra contundente sobre la necesidad de establecer un cambio en la forma de impartir las clases. "Hay que incentivar a los alumnos y hacer más amenas las clases, no hacerlo tan pesado. Al final todo eso supone una carga más que hace que un día explotes y pienses: “me voy a por dinero”. Eso es lo que hace muchas veces que los jóvenes de hoy en día se vayan por ramas que no deberían”.
Si tuviera que dar un consejo a estos jóvenes, lo tiene claro: que tengan la ESO, aunque sea como plan alternativo. “Que aunque no les guste la saquen para tener un segundo plan. Así si no funciona el primero que tengan una vía. Hay que sacarla y si falla lo primero te puedes apoyar en lo segundo.
Lady, 18 años
Esta joven de origen filipino estudia la ESO y un certificado de cocina. No consiguió finalizar los estudios en su anterior colegio y, ahora, ha decidido retomarlos. Su decisión de adentrarse en el mundo de la cocina la tomó desde bien pequeña. “Cuando era pequeña y mis profesores me preguntaban qué me gustaría ser en un futuro yo siempre decía que quería ser cocinera”, cuenta.
Tal y como afirma, el principal motivo que le ha llevado a retomar sus estudios es poder conseguir un trabajo mejor. “Me he encontrado dificultades a la hora de encontrar trabajo por no tener la ESO”, explica.
Como consejo, anima a los jóvenes a que piensen antes de tiempo si de verdad quieren abandonar los estudios. “Mi consejo es que mejor hay que conseguir primero la ESO para poder encontrar un trabajo mejor”, cuenta.
Porcentaje de ‘ninis’
En España, dos de cada diez jóvenes ni estudian ni trabajan. Es decir, el 19,2% de los jóvenes de nuestro país no forman parte ni del sistema educativo ni del laboral. La cifra se sitúa muy por encima de la media de los 22 países de la Unión Europea incluidos en el informe, cuya media se sitúa en un 13%.
Son los llamados ‘ninis’, un concepto que deriva una connotación negativa que, en muchos casos, no se asemeja con la realidad. Es el caso de Josselin, de 30 años. Nació en Ecuador y vino a España con tan solo ocho años acompañada de su madre. En la actualidad, ni trabaja ni estudia, aunque sí completó su enseñanza obligatoria y se encuentra en búsqueda activa de empleo. “Estoy buscando trabajo, a ver si a finales de este mes encuentro algo. Lo dejé en agosto, era una sustitución como cocinera en una residencia de ancianos”, cuenta.
Ella es un caso más de jóvenes que se ven obligados a abandonar los estudios en algún punto de su vida. “En mi caso fue mi situación familiar. Mi hermano acababa de nacer, mi madre tenía que trabajar y no podíamos con la situación. Entre que a mi ya no me gustaba estudiar y que mi madre necesitaba mi ayuda, yo me dediqué a cuidar a mi hermano. Era la forma de poder salir adelante”.
Sin embargo, con el paso de los años comenzó a darle a los estudios la importancia que tienen y a verlo como algo esencial a la hora de buscar empleo. “Yo en mi currículum tenía que poner que tenía la ESO para poder acceder a la entrevista. En todos los trabajos te piden mínimo el graduado y la ESO. Yo no la tenía y al principio no encontraba empleo”, explica. Por ello, decidió retomar sus estudios obligatorios y finalizarlos, con el objetivo de poder acceder a más ofertas. “A día de hoy puedo acceder a muchas ofertas de trabajo o a formarme en cualquier cosa que me guste. Ahora siento que tengo una base que antes no tenía y que me la pedían”.
— ¿Y qué le dirías ahora a los jóvenes que no quieren continuar estudiando?
— Yo lo único que les diría es que lo piensen bien porque luego te pegas una leche que no puedes con ella. Sin ESO no vas a ningún lado. Pienso que la vida se la estamos poniendo muy cómoda a los jóvenes. No se esfuerzan lo suficiente. Tengo el caso de mi hermano, que se está intentando sacar la ESO, y vivo recordándole todos los días que es lo más importante que puede hacer. Ya con eso tiene una base. Pero tienen una visión de vida al día. No miran el futuro.
Además, como la mayoría de ellos, reivindica la importancia del cambio de tendencia en los centros escolares. “Pienso que los profesores deberían dedicarse más a hacer las clases dinámicas, a saber un poco más de los alumnos y a interesarse por qué son rebeldes. Si los profesores trabajaran más con la psicología y vieran que hay personas que no están bien, a lo mejor no habría tanto abandono escolar”.
El informe, en datos
A pesar del elevado número de jóvenes que sólo cuenta con estudios básicos, es decir, que no han llegado a Bachillerato o Formación Profesional, lo cierto es que los datos han experimentado una mejora respecto al año 2011, cuando el porcentaje se situaba siete puntos por encima de la cifra actual. En cuanto a los jóvenes con titulación de segunda etapa de Educación Secundaria, la cifra se sitía en el 23,6% en nuestro país, por debajo de la media OCDE (39,4%) y UE (42,3%).
Además, si hablamos de la educación superior, el reciente estudio elaborado por la OCDE arroja que el 48,7% de los jóvenes de entre 25 y 34 años cuenta con una tituación de educación superior. Una cifra que, en este caso, supera la media de los países pertenecientes a la OCDE y de los 22 países de la UE, cuyos porcentajes se sitúan en un 46,9% y un 45,9%, respectivamente.