La sandía y el melón son las frutas preferidas de los españoles en verano -porque el pan, hay que saber mantenerlo en verano-. Y es que, además de que son fresquitas y están muy buenas, su consumo aporta múltiples beneficios para salud porque contienen muchas propiedades que ayudan a prevenir algunas enfermedades. Sin embargo, cuando llega la hora de comprar estos productos en los supermercados, es recomendable fijarnos bien en que estén buenos y maduros y por eso, se deben tener en cuenta una serie de trucos para que podamos elegir las mejores piezas sin necesidad de abrirlos.
La sandía cuenta con un efecto depurador en el organismo, ayuda a eliminar toxinas, es saciante debido a su alto contenido de agua, es antioxidante gracias a sus propiedades anticancerígenas y te puede ayudar a adelgazar. De hecho, es uno de los alimentos que más recomiendan los nutricionistas para incorporar a tu dieta.
Por otro lado, el melón también tiene múltiples propiedades saludables. Su consumo ayuda a bajar de peso, previene el envejecimiento prematuro de la piel, mejora el tránsito intestinal, previene enfermedades cardiacas y fortalece los huesos y los dientes.
En qué fijarse en la sandía
Cuando vamos a comprar una sandía, es importante tener en cuenta diferentes características para que cuando vayamos a consumirla no nos topemos con que está mala o no del todo buena.
En primer lugar, debemos mirar la apariencia externa de la propia sandia. Es decir, el color y el brillo que posee. Esto significa que cuanto más apagada, con poco brillo y tenga menos manchas, más madura y dulce estará. Es decir, cuanto más oscura esté, mucho mejor.
Una vez determinada la apariencia, debemos verificar su forma y peso. Es recomendable elegir aquellas con forma redonda y evitar las que tengan roturas o protuberancias en su corteza porque eso significa que han estado expuestas a muchos rayos solares en el momento de su crecimiento.
Otra de las cosas que podemos hacer para comprobar las propiedades de la sandia es fijarnos en su sonoridad dándola golpecitos. Si suena a hueco y contundente, la fruta está madura, pero si tuviese eco significa que la sandía todavía no ha llegado a su punto álgido de maduración. Es importante además presionar la sandía con los dedos porque si está blanda significa que ha sufrido daños. Y es que, la fruta debe estar dura para que esté buena.
Por último, una vez que la sandía esté cortada, es importante que las pepitas sean oscuras de color negro porque si están blancas es que aún la falta mucho por madurar lo que se nota en su sabor y textura.
En qué fijarse en el melón
Para elegir un buen melón, debemos fijarnos en casi las mismas características que en la sandía.
Por ejemplo, es importante observar su aspecto. Es decir, que el melón no contenga abolladuras ni grietas porque eso significa que ha estado mucho tiempo expuesto a las radiaciones solares lo que puede afectar a su maduración. Además, si las rayas en su superficie están dispuestas de forma concéntrica es que es un melón "hembra" que es más dulce. Si, en cambio, sus rayas están colocadas longitudinalmente de extremo a extremo tienden a no ser tan dulces.
Por otro lado, se debe elegir el que cuente con más peso porque esto significa que tiene una mayor cantidad de agua por lo que es más jugoso y maduro.
Una vez abierto, el olor que se deriva del mismo es un punto decisivo. Si huele dulce es que se trata de una buena pieza pero si el olor es fuerte es que se ha pasado. La dureza también la podemos comprobar tocando el propio melón. Si está blando es que ha llegado ya a su punto alto de maduración.
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